La noche mas brillante, las estrellas mas bellas del firmamento y las flores mas perfectas y con el aroma mas exquisito estarían celosas sin dudar de la forma tan bella en que se miraba, en ese vestido banco, el cabello suelto, esos labios similares a los de unos cerezos y la ternura de su sonrisa.
El sol, las nueves y las aves cantando en ese día, lograban darle ese toque especial, ese toque de ensueños, el sonido de la gente alegre, de los niños riendo, el arcoíris en el cielo dándole aun mas color a todo.
Las rosas rojas y blancas esparcidas por el lugar, todos estaban mas que alegres, entre ellos estaba el señor Juan, que se veía mas que entusiasmado, preparando el pastel mas bonito y grande de todos, mientras que yo me aseguraba de que todo estuviera en calma.
Era un día esperado por muchos, incluso por mi, estaba seguro que, entre todos los posibles presentes, yo era el mas nervioso, mirando ese traje que mirabel había confeccionado para mi, similar al del tío Agustín, con ese mismo porte, y sobre el escritorio una flor roja, una rosa de gran aroma proveniente de Isabela, especial para mi.
El sonido de las campanas en la lejanía dando la segunda llamada, todo estaba listo, la mirada de aprobación que recibía de mis padres, o algo similar, nunca faltaba que mamá intentara quitarme el cabello de la cara como cada vez que había un evento importante.
La familia estaba mas que complacida, todos se veían elegantes, todos se veían listos para la ocasión, dejado a mis padres junto a mi en la casa mientras los demás se adelantaban a la iglesia, mirándome nerviosos, con una sonrisa tímida ¿Porque me miraban así? yo no era el centro de atención, no tenia porque serlo yo si no mi hermana quien parecía una princesa de cuentos de hadas. Con esos ojos tan brillantes causados por la emoción del gran momento, su gran momento.
—Mírate... estas hermosa—. Dijo mi madre mientras se acercaba a ella besando con ternura su mejilla y pequeñas gotas de lluvia amenazaban con caer.
Mi padre orgulloso la miraba, repitiendo una vez mas lo que ya se sabia, lo hermosa que se encontraba, abrazándola con lagrimas en los ojos preguntando cuando es que había crecido tanto y recibiendo una sonrisa amorosa por parte de Dolores, quien de su ramo dejaba una flor mas junto a la rosa, tomando mi mano en espera a que le dijera algo.
—¿Como me veo?—. Pregunto suavemente.
—Te vez linda—. Respondí devolviendo el gesto en una pequeña sonrisa oculta .
El sentimiento que comenzaba a sentir, una extraña emoción pero al mismo tiempo melancolía, una melancolía ridícula, pues, sabia bien que ella no se iría, ella seguiría viviendo en la misma casa, junto a mi, solo que, ahora esa habitación en la cual podía meterme solo para escucharla hablar ya no estaría solo ella, si no que también estaría ahora Mariano.
Quizá la melancolía que comenzaba a sentir y que se volvía mas grande con forme caminaba de su mano en dirección al templo, bajo la vista de aquellos curiosos y alegres del pueblo se debía a la única y sencilla razón de que o solo seriamos ella y yo, que mi hermana ahora comenzaría una vida familiar, se estaba uniendo a una persona nueva, una persona que estaría con ella todo el tiempo, tendrían hijos, ya no seria del todo solo mi hermana y quizá, solo quizá, ya no tendría el mismo tiempo para mi, y ese poco tiempo e el cual conversábamos por las noches después de terminar con mis tareas o regresando de la casa de ____, que ya no podria hablar con la misma libertad con ella sobre cosas que no poda hablar con Camilo o con mi ahora novia.
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Heart's Puppeteers (CXCXT)
FanfictionQue abría pasado si en aquella familia madrigal camilo madrigal hubiese tenido un hermano gemelo, uno del cual se podía distinguir rápidamente por el comportamiento singular, ese comportamiento que era como el agua y el aceite, la singularidad del m...