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Four

Hoy la familia Song vendría a cenar, a Yuqi le emocionaba poder conocer por fin mi habitación, pues siempre que la ve por imágenes dice que es de "otro mundo", creo que es porque esta contrasta mucho con la suya; tanto en colores como en distribución.

Ya conocía al señor y señora Song desde ese aquella pijamada, no hablamos mucho pero decían estar contentos de conocerme ya que Song hija les contaba sobre mi ¿Diría cosas buenas?. Mi madre preparó una gran cena para esta noche y a este punto ellos estarían por llegar en cualquier momento por lo que esperaba cerca de la puerta para recibirlos. En una ocasión leí que recibir a tus invitados y ser atentos con ellos era lo principal en un buen anfitrión.

Justo en el momento en que se escuchó el sonido del timbre me acerqué a la puerta y abrí.— Buenas noches, señor y señora Song, entren. —me hice a un lado de forma mecánica para dejarlos pasar.

—¡Bienvenidos! pasen, pasen. La cena ya casi está. — mi madre hizo acto de presencia y mostró una sonrisa cálida para nuestros invitados.

—¡Hola señora Jeon! — la hija no contenía su energía, y su abrazo me tomó desprevenida, quedándome estática mientras esperaba a que terminase. —Soyeon — musitó con un tono cariñoso, me recordaba a cuando mi madre parecía querer mimarme.

—Gracias por invitarnos, no esperábamos esto. — la señora Song habló, pero realmente no prestaba atención a lo que decían los adultos, en cambio YuQi tenía una mejor idea.

—Quiero ver tu habitación, vamos~ — asentí repetidamente a su pedido y pronto estuvimos subiendo los escalones.

Mi habitación estaba al fondo del pasillo, espaciosa y cómoda, no tenía restricciones creativas y si deseaba cambiar una pared completa, podría hacerlo, sin llegar a ser extremista. Tenía bastante claro que los extremos son malos. Deje que entrara primero para mantener la puerta abierta, y solo observaba en silencio desde el marco, Yuqi parecía detallar todo lo que había dentro de esta, algunas veces sonriendo y otras solo luciendo sorprendida, pero finalmente satisfecha. Creo que era la satisfacción de haber saciado su curiosidad.

¿Por qué necesitamos alimentar nuestra curiosidad? Siempre termina generando más por lo que sigue después de tu reciente descubrimiento. Como el aprendizaje, si conoces lo general, habrá algo que te dará las ganas de querer saber lo específico, hasta el mínimo detalle de ello. ¿Esto no es necesariamente bueno? Aunque tampoco tiene que ser malo.

Es como las personas. Según leí, la curiosidad puede llevar a alguien a ser entrometido.

Pero el entrometido cree manejar la información de la que se habla y puede que lo haga, más no pertenece a la situación. La curiosidad también puede ocasionar problemas, más allá de entrometerse... La curiosidad me causa tensión.

—Soyeon, ya nos llamaron a cenar. — había chasqueado sus dedos frente a mi rostro. —Parece que vas a otro mundo.

—Creo... ¿Por qué iría a otro mundo? No tengo los medios ni los fondos para ir a otro mundo. — fruncí un poco el ceño.

—Oh, acabas de hacerlo. — parecía feliz.

—¿Hacer el qué?

—Un gesto. Rara vez haces uno. — señaló, ¿Eso la hizo feliz?

Feliz

Adjetivo

1. [persona] Que se siente plenamente satisfecho por gozar de todo lo que desea o por disfrutar de algo bueno.

Eso no encaja con estar feliz.

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—¿Se lavaron las manos, jovencitas? — interrogó el señor Song, usaba un tono raro de voz.

—Por supuesto, no quiero malograr la comida de mi mamá con posibles gérmenes. — señalé como lo obvio, a lo que el señor Song ríe dándome la razón.

No soy muy buena leyendo el ambiente, ni las emociones, mucho menos con las insinuaciones o sutilezas. Pero podía notarlo, se veía en sus caras porque muchos ponían esa expresión luego de que hablaban de mi. Era compasión.

Y si fuese más cruda, lástima.

Me concentré lo mejor que pude en mi comida, una hora en completo silencio donde solo estamos el plato que tengo enfrente y mis pensamientos. Normalmente es así. Pero es la primera vez que hay tantas personas en nuestra mesa, sus voces me distraen, Song hija y su tono inusual de voz me distrae y su fuerza me marea, debería estar comiendo, no viendo a Yuqi hablar.

—¡Y tiene un libro de matemática avanzada! Soyeon es tan lista que podría saltarse un año o dos. — expresó.

—No soy buena en Historia. Ni en deportes. — murmuré interrumpiendo. —Ser buena con los números no me hace lista. — concluí.

—Eres buena con los rompecabezas. — continuó.

—Son parte de mis ejercicios. — aclaré. Observé su plato y apenas había comido, mientras que yo ya llevaba una buena parte. —Come. Se va a enfriar. — volví a fijarme en mi plato. —Si no comes, te enfermas y no podré visitarte. — lleve un bocado a mi boca y mastique veinte veces antes de tragar.— No quiero que te enfermes.

—Eso... No lo esperaba. — la vi de reojo, su rostro parecía enrojecer se ¿Ya se estaría sintiendo mal? No debería, ya está comiendo.

Fue igual que aquella vez.

Los adultos parecían reír ¿Las risas son sinónimos de felicidad? De todos modos.

Al final de la noche, todos estaban en su propio mundo. Creo que a eso se refería Yuqi, pero no puedo asegurarlo.

Luego de la cena, estos se fueron pero aseguraban invitarnos pronto a cenar a su casa. Es lo que llaman visto bueno, creo.

—¿Te llevas muy bien con Yuqi? — preguntó mamá mientras recogemos los platos de la mesa.

—Eh, supongo que sí. Ella siempre está gritando o sonriendo, sé que debo ser amable y pongo mucho de mi esfuerzo en ello. Y a veces no entiendo qué es lo que quiere decir, pero no deja de llamarme por mi nombre ni de decir que se divierte estando conmigo. — murmuré pensativa, apilando los platos y cubiertos. —Así que podría asumir que nos llevamos bien.

Mamá tarareó en respuesta, ¿Qué me habrá querido decir?