𝚅𝚎𝚁𝘉𝘙𝘌𝙺𝙸𝙽𝙶 ➩ 𝖸𝘶𝙔𝗲𝗼𝙣

三十一

→JSY

Con aquella despedida que me dejaba a expensas de la imaginación, bajé las escaleras sin dar una última mirada a la china solo para encontrarme con mi madre y Aiki en la puerta, una despedida bastante rápida y pronto estuve sobre la máquina con un motor que rugía con fuerza.

Aiki me había sonreído, halagado y bromeaba con normalidad, una forma de ignorar los latentes nervios que ella —y yo— aparentaba no tener.

Aún sentía cierto vértigo y molestia en mi pecho cuando montaba en dicho vehículo, pero el abrazarme a Aiki me daba la seguridad que le faltaba a esta motocicleta.

Y la sensación de andar en esta máquina en la noche, sintiendo el aire frío golpeando contra mi rostro y sujetándome con fuerza al cuerpo contrario, era extraño y al mismo tiempo, familiar. Aún así, aunque el frío del viaje se colara en mi ropa, era capaz de sentir el calor traspasando su chaqueta. Casi resulta inexplicable pero de alguna manera me conmovía, ¿Será a causa del confort y seguridad que me brinda?

Pronto disminuyó la velocidad, el vecindario ahora conocido dándonos la bienvenida. Cuando llegamos y bajé de la moto, pude soltar gran parte del aire en mis pulmones:

—Dios... no entiendo cuántas veces voy a tener que seguir subiendo a esta cosa. — solté, una especie de queja mezclada con la imagen de una rabieta, provocando la carcajada siempre bien recibida de la más alta.

Aiki dió un paso hacia mí, acarició mi cabello con cuidado y musitó. —Bueno, todo dependerá de cómo surjan las cosas, ¿Sabes? Puede y salga de esta chatarra.

Sus palabras me confunden un poco, no lo creía así, ¿No es algo que le gusta? No tiene por qué dejarlo, podía interpretarlo como una broma bastante extraña de su parte.

Aún ahora, me sigue resultando confuso ese tipo de cosas.

Subimos hasta el piso en el que vive, nuevamente recordando el porqué me encontraba nerviosa, solo había conocido a su hermana mayor y a su madre, sabía que aún quedaba por conocer a su hermana pequeña. ¿Qué imagen tendrán de mí? También, no soy muy buena con los niños, de hecho, la mayoría de ellos dan miedo, son mucho más seguros que yo, aún y con la edad que tengo no era capaz de evitar el colocarme a su altura, así que eso era un razonable motivo de preocupación.

Al entrar, la primera en recibirme con un sorpresivo pero cálido abrazo fue la señora de cabellos oscuros y sonrisa amable, la sorpresa me hizo quedar rígida en mi lugar aunque con un leve deseo de ser capaz de responder al gesto siendo casi errático, y parece que la señora lo notó, pues pronto se separó soltando disculpas.

—Ay querida, lo siento mucho, la verdad es que la emoción me pudo y no pude evitarlo.

Antes de que pudiera decir algo, apareció Seulgi detrás de la señora Kang.

—Excelente, si viniste. Por un momento pensé que terminarían pasando mil años antes de volver a tenerte por aquí. — Aunque su hipérbole era obvia, por un momento la observé con confusión antes de entender por completo a lo que se refería. Sus intenciones ocultas seguro eran dirigidas a Aiki y molestarla un poco.

Carraspeé, intentando hablar con claridad. —Gracias por invitarme, realmente no tenían porqué hacerlo pero estoy feliz de estar aquí, espero no ser una molestia para ustedes. — me sentía ciertamente fuera de lugar, recordando que la primera vez que vine el departamento estaba solo pero ahora que lo veía ocupado por la familia, no sabía cómo comportarme.

Aiki colocó su mano sobre mi hombro cosa que me alivió, terminamos de ingresar a la casa y ahí fue cuando Aiki llamó a su hermana pequeña; la niña que parecía tener alrededor de unos siete a 10 años me observó fijamente desde la esquina del pasillo, tenía una mirada igual de penetrante que su hermana pero em aspecto se parecía más a su madre, resultaba en algo encantador. Y es que ciertamente parecía una niña bonita, como las de aquellos animes en donde todo era ropa, amigas y chicos; creo que de cierta manera aquella imagen mental me ayudaba a querer a intentar agradarle.