스물다섯

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Yuqi no sabía qué responder y Soyeon no sabía qué esperar.

¿Cómo responder correctamente a esto?

Yuqi no tardó en darse cuenta, la verdad es que no existía respuesta correcta. Solo debía hacer lo que en un principio debió haber hecho: hablar con la verdad. Pero no dejaba de cuestionarse ¿Lo valía? Si confesaba, todo sería distinto. Aunque hace mucho que las cosas dejaron de ser lo que para ellas era su día a día.

Ahora entiende porqué a Soyeon no le agradan los cambios.

—Yo... no es lo que piensas. — Yuqi dejó de mirarla, no se sentía correcto mirarla cuando se avergonzaba tanto por su cobardía. ¿Era así como quería confesar sus sentimientos? —Puedo explicarlo, no lo quise de esta forma. — la china quería justificarse por cualquier medio, como si lo que hubiera hecho fuese lo peor del mundo.

¿En serio había hecho mal? ¿No estaba reaccionando escandalosamente? La chica se sentía culpable por sentir cuando nadie iba a juzgarla. Ni siquiera la propia causante de todos esos sentimientos. Tal vez había olvidado sus propias palabras, su propio consuelo, pero Soyeon no lo había hecho:

—Los sentimientos no son algo que podamos controlar, Yuqi...Tú misma lo dijiste. — la coreana seguía sintiendo todo con intensidad, resistiendo a las intenciones descaradas de su cerebro por querer desconectarse como la última vez. —Quiero escuchar lo que guardas con tanto empeño. Pero si no quieres decirme, entonces seguiré hablando yo. — y aunque intentara tomar las riendas, la timidez e inexperiencia en estos temas la sobrepasaba.

Con temor, uno que se podía palpar en cualquier rincón de aquella habitación, Soyeon se levantó y caminó hasta Yuqi quien parecía fundir su cuerpo con el respaldo de la silla. Le ofreció su mano, quería que hablaran en igualdad de condiciones, donde Yuqi no sintiera que la chica pelinegra terminaría pisoteando sus sentimientos —algo alejado de la realidad— y que la más baja pueda sentirse presente. Así que hicieron lo más lógico para esos momentos en los que no eres capaz de mantenerte de pie.

Sentarse en el suelo. Estando frente a frente, sus rodillas chocando y sin poder escapar de los ojos de la otra, se sintió casi como una versión más íntima de ellas como espectadoras de la carrera clandestina, la diferencia siendo clara, porque esta vez no habían casualidades de por medio, solo ellas tomando sus propias decisiones.

Y aceptando las consecuencias.

Yuqi debía recordar que antes de Soyeon ser la chica que le gusta, ella es su amiga, y los amigos hablan de sus sentimientos —por muy incómodo y aterrador que sea—. Aunque sinceramente, ahorita solo tenía ganas de vomitar.

Quería vomitar todas las mariposas en el estómago creadas por un espejismo de una realidad poco probable.

—Hace unos días que no logro dormir bien. — comenzó Soyeon, sorprendiendo a Yuqi; realmente no esperaba que siguiera hablando ella, siendo que entre ambas, la más habladora es, por lejos, la china. —Cerca de una semana, puede que un poco más. Mis medicamentos parecían no poder contra mi cabeza y la necesidad de entender que era todo esto. Pensé que lo tenía resuelto cuando me había decidido confesar los sentimientos que tengo por Hyein. — comenzó a jugar con los oscuros mechones de cabello que caían por su rostro, era su forma de lidiar con la ansiedad del momento. —Pero solo terminé con más preguntas en mi interior. Aún así, tengo claro eso, me gusta Aiki.

Soyeon, que había mirado sus rodillas mientras hablaba, alzó la vista, era claro que a Yuqi le afectaba escucharla y que en estos momentos en que se estaba abriendo a ella, la estaba hiriendo. Jeon Soyeon debía aceptar que ella también podía herir a alguien que quiere y que la quiere de vuelta, aunque no sea intencional. Nunca lo es.

𝚅𝚎𝚁𝘉𝘙𝘌𝙺𝙸𝙽𝙶 ➩ 𝖸𝘶𝙔𝗲𝗼𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora