Chapter Four

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DESPERTAR ENFERMA no me gustaba. Mi nariz se tapaba, solo podía respirar por un orificio, así que al dormir esto se convertía en un gran problema. Además, por si fuera poco, mis ojos se hinchaban y me daba fiebre. Lo único bueno de todo eso, es que CJ y Tommy hacían maratón de películas conmigo.

Pero, esta vez fue la excepción. CJ no pudo venir porque debía ir a sus clases de arte, y Tommy simplemente huyó de mi apenas me oyó toser.

Perro traidor, pensé. Ni Peter Pettigrew fue tan traicionero.

Mamá no podía acompañarme porque debía trabajar, Paul menos pues hoy por la madrugada tuvo que viajar. Así que me tocaba quedarme sola el resto del día. Si algo me pasaba, los números de mamá y de nuestra vecina eran los primeros en mi lista de contactos.

Algunos compañeros de la escuela me escribieron para preguntarme si me encontraba bien, yo les había contestado a todos diciéndoles que estaba mejor. Al único que dejé en visto fue a LaRusso. No estaba de humor para responderle.

No me malinterpreten, agradecía que él se preocupara por mi, no obstante, lo conocía lo suficiente para saber que era capaz de venir a mi casa; no lo quería aquí. Cuando estaba enferma, le daba miedo hasta a mi abuela.

No ando con el mejor humor que digamos. Es como si me rompieran el corazón. Me encerraba en mi cuarto a llorar porque tenía que tomar horribles medicamentos. Y chillaba hasta no poder más, porque mamá preparaba sopa, cosa que a mi no me gustaba. 

Afortunadamente, hoy ella estaría trabajando todo el día, así que no tendría que tomar ningún remedio.

La señora Lee, nuestra vecina, había venido a ver cómo me encontraba unas dos veces. Ella era como una segunda madre para mi. Mi mamá todo el tiempo estaba trabajando, así que la señora Lee siempre me cuidaba. No se quedaba conmigo en la casa todo el día, pero pasaba por acá unas tres veces. Es por eso, que cuando escuché como el timbre era tocado, me preparé para recibirla.

Mis progenitores desde que era pequeña, me ensañaron que no debía abrirle la puerta a extraños. Sin embargo, cómo el vecindario es privado, puedo hacerlo. Si algo salía mal, tenía mi bate de béisbol a un lado de la puerta.

— ¡Hola!. — mi ceño se frunció inmediatamente. Esperaba a la señora Lee, no a una chica de mi edad con un postre en las manos.

— ¿Hola?. — dije yo algo confundida. — disculpa, ¿quién carajos eres?.

Ella rió un poco.

— Lo siento si llegué sin avisar... — iba a entrar, más yo se lo impedí

— No te preocupes, linda, no llegaste sin avisar, pues no te estaba esperando. — le sonreí falsamente. — aquí no queremos más galletas. Vete con las exploradoras a otra parte.

La verdad, no me importaba si estaba siendo grosera. La chica se apareció en mi casa, pretendiendo que la dejara pasar.

— No, en realidad yo vengo... — la volví a interrumpir.

Había captado enseguida la situación. La muchacha estaba perdida. Seguramente iba a la fiesta de cumpleaños de la familia Gregg. Su residencia estaba en la otra cuadra. La gente se equivocaba de dirección ya que las casas se parecían.

— La fiesta de Christina Gregg es en la otra calle. — hablé. Quería que se fuera rápido. Mi comentario pareció disgustarle, supongo que captó rápido las intenciones.

𝐓𝐑𝐔𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ Anthony LaRusso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora