Chapter Fourteen

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LOS ANCIANOS A MI PARECER SON PERSONAS AGRADABLES, llenos de experiencias. Dispuestos a cuidarte y quererte.

No obstante, también tienen sus defectos como toda persona. Al ser viejitos, están desactualizados. Sus ideas sobre algunas cosas, son con base al siglo pasado.

Aunque, luego de pasar más de una hora con Gladys Munich, esos pensamientos se fueron a la basura.

Gladys, era la única señora mayor que había en el avión. Para mi mala suerte, era la acompañante de asiento de Caroline, y cuando intercambiamos puestos, tuve que acomodarme a su lado.

Al principio creía que no sería tan malo. Es decir, he lidiado con gente adulta. Mamá siempre me enviaba a un asilo a hacer servicios comunitarios desde los 12 años. Según ella, porque era bueno que escuchara los puntos de vistas de otras personas para así reflexionar.

A CJ le parecía una estupidez, pero a mi no. Era divertido, me trataban muy bien ahí.

Esos abuelos eran adorables.

Sin embargo, Gladys no. Durante el resto del vuelo, no paró de hablar de perros, ¡perros!, que si eran muy grandes, muy pequeños, cual era su raza favorita, etc. Además, Caroline estaba en lo cierto, era muy chismosa. Quise leer la carta que me dió LaRusso, y no pude, ya que Munich observaba detenidamente todo lo que hacía.

Era insoportable.

— En mi generación, esa ropa solo la usaban los chicos. Pareces un varón, querida. — comentó, refiriéndose a mi ropa.

Llevaba puesto unos mom jeans, un hoodie blanco, y unas jordans negras. A Gladys le parecía una muda de ropa horrible.

— Si, señora Munich. Ya entendí, no le gusta mi atuendo... lo ha dicho desde que despertó. — dije entre dientes, harta.

— No me respondas, niña.

— Entonces no me hable. — la mayor me miró indignada. Yo no le presté atención, estaba agradecida de que al fin la pude callar.

No me volvió a dirigir la palabra, solo murmuraba cosas con desdén sobre mi generación, que yo no escuchaba, puesto que oía música. Las canciones de Billie Eilish me relajaban, y era lo que más necesitaba en ese momento.

Sentí que alguien me miraba, por lo que alcé mi cabeza para saber quien era. Me encontré con CJ y Devon, las cuales tenían una sonrisa burlona en su cara. Yo les sonreí sarcásticamente, sacándoles mi dedo corazón.

Apenas llegáramos a Los Ángeles, no se salvarían de un buen golpe.




•••





— ESO ES EL KARMA. — exclamó Caroline, mientras agarraba su maleta.

— Karma es el que te va a llegar a ti, si no me dejas tranquila. — alcé mi mano, mostrándole que la golpearía.

Llevábamos 10 minutos fuera del avión, obviamente no les pegué, no porque no quisiera, sino porque cuando me quité el zapato para lanzárselo, salió corriendo gritando que una terrorista la quería matar. Fue un drama tan intenso, que un guardia de seguridad casi la saca del aeropuerto, al igual que a mi.

Devon por otro lado, fingió no conocernos. Así que ella no tuvo problemas.

— ¿Tú papá está por aquí?. — preguntó la asiática, cambiando de tema.

— Sí, dice que se encuentra en Starbucks. — miraba mi celular, intentando ubicarme.

Iba a Los Ángeles muchísimas veces, y seguía perdiéndome tanto en la ciudad como en el aeropuerto. Es un sitio que atrae demasiados turistas, así que los lugares siempre estaban llenos haciendo que sea difícil hallar direcciones.

— Uh, míralo, allá viene. — CJ alzó sus brazos, dando a entender que éramos nosotras.

— ¡Blake, grano de mi cachete!. — mi mejor amiga corrió hacia mi padre, y se tiró encima de él.

— ¡Caroline, piojo de mi cabello!.

— ¿Tiene piojos?. — me preguntó Devon, asustada, refiriéndose a papá.

— No, así se tratan. — le expliqué, riendo un poco. — aveces pienso que quiere más a CJ que a mi.

Devon rió conmigo, y ambas fuimos a donde mi mejor amiga y mi padre platicaban animadamente.

— Holly. — exclamó feliz, yendo a abrazarme.

Correspondí su abrazo con una sonrisa.

— ¿Cómo está Harper?.

— Tenemos dos meses sin vernos, ¿y te preocupa más Harper que yo, que soy tu padre?. — le pequé un leve golpe en el brazo.

— ¿Cómo está?. — pregunté, con seriedad.

— Solo te dire, que tiene las hormonas por los cielos. Así que prepárense. — su vista se dirigió atrás mío. — ¿no sabes dónde están tus padres, niña?. — le preguntó a Devon.

CJ y yo estallamos en carcajadas. Devon se sonrojó.

— Papá, ella es Devon Lee, es una buena amiga.

— Es un placer conocerlo, señor Salvatore. — dijo, apenada.

Yo reí, mi progenitor era lento para entender algunas cosas. Él pensaba que Devon era una chica que se había perdido.

— Igualmente. — le sonrió. — tu apellido me es familiar.

— Oh, es que es nieta de la señora Lee, mi vecina.

— Maritza la envió, para que alguien cuerdo nos cuidara.

— Debes ser muy tolerante entonces. — papá rió. — ellas no son normales.

— ¡Oye!.





•••






ADMIRÁBAMOS EL BELLO PAISAJE, el sol se ocultaba dándole al cielo unos lindos colores azules y naranjas. Las nubes se amontonaban, mientras que las luces de la ciudad eran encendidas. Los Ángeles no podía verse más hermoso.

Iba en el asiento del copiloto, papá conducía, todos hablábamos. Tanto CJ como yo, estábamos emocionadas. Devon, apenas entraba en confianza, pero ya se veía más relajada con el tema de expresarse.

— Muy bien, sigo yo, veo veo... algo de color azul.

Jugábamos para no aburrirnos, la casa de mi padre quedaba fuera de la ciudad. Aproximadamente nos tardábamos media hora llegando a su vecindario.

— La camisa de Blake. — exclamaron ambas.

— Mi turno, veo veo... algo verde. — dijo Caroline.

— ¿Ese árbol?.

— No.

— ¿Esa puerta?.

— No.

— ¿Ese carro?.

— Si.

Reímos, continuando con el juego. Papá se sumó después. Así duramos unos 10 minutos más, hasta que entramos al barrio.

— Veo veo... a una anciana con el cabello teñido, gafas, y un lunar en el mentón. — fruncí mi ceño levemente, describía a la señora Munich.

Me empecé a alarmar, debido a que mi padre entraba al vecindario. Si Devon decía eso, era porque Gladys vivía por ahí.

— Oh, esa es la mamá de Harper. — comentó mi progenitor, con tranquilidad. Me puse pálida al instante. — ya tuvo que haber llegado.

¿¡Qué!?.

𝐓𝐑𝐔𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ Anthony LaRusso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora