Chapter Tweny Four

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— ¡HOLLY!. — un grito, hizo que me quitara mis auriculares. Me giré levemente, viendo cómo Anthony LaRusso venía hacia mi.

La escuela terminó hace una hora, yo todavía no llegaba a casa. No tomé el autobús, previniendo recibir algún tipo de burla. Caroline no pudo acompañarme, puesto que hoy tenía clases de arte y aparentemente empezaban más temprano de lo normal, por lo que debía ser rápida con su rutina el día de hoy. Gracias a esto, me fui sola hacia mi vecindario.

Without Me, de Halsey, era lo que estaba escuchando. A decir verdad, esa canción era muy buena. No era mi favorita, pero si me gustaba.

LaRusso apresuró su paso, hasta posarse a mi lado.

— ¿Qué haces?. — cuestionó, acomodando su mochila en su hombro.

Lo miré obvia.

— Caminar. — señalé mis pies.

— Lo siento, no formulé bien la pregunta. Quiero decir, ¿por qué te vas a tu casa caminando?. — repitió.

— Puedo cuestionarte lo mismo.

— Yo pregunté primero.

Suspiré, antes de contestar.

— No quiero escuchar los comentarios burlones de los demás, bastante tuve en clase con la humillación de la señora Henderson. — le expliqué, agachando un poco la cabeza.

— Sobre eso... quería decirte, que no reprobaste. — soltó, con simpleza. Rápidamente alcé mi mirada. Lo observé extrañada, él, pasó una mano por su cabello antes de empezar a hablar. — Melissa le había dicho a la maestra que tú no hiciste nada. Le envío un correo comunicándole eso. Yo lo ví un día en que fui a su casa para empezar a preparar la exposición.

Ignoré ese raro sentimiento que apareció al saber que Anthony y Melissa estuvieron juntos por varias horas.

— Aunque, así como ví eso, también ví el mensaje en el que estaba la parte que tú investigaste. Se lo comenté a la profesora Henderson y después de mucho insistir, logré convencerla.

— ¿Eso quiere decir, que tengo una A?. — pregunté, con una leve toque de emoción.

— No. — aclaró. — era mi palabra contra la de Foster, obviamente ganaría ella. No obstante, logré que te subiera la calificación a una C.

No me contuve, lo abracé. Tener una C para muchos no era una excelente nota, ni siquiera daba motivos para que estuviera contenta. Sin embargo, el saber que no reprobaría, era una bendición.

Además, Anthony se había esforzado en que yo no perdiera la materia, eso de verdad me conmovía mucho.

— ¡Gracias, gracias, gracias!. — exclamé, dando pequeños saltos. El chico rió. — ¡enserio, muchas gracias!. — seguí brincando unos segundos más, demostrando mi felicidad. Cuando me detuve, lo volví a abrazar. — muchísimas gracias Anth, nadie nunca había hecho algo así por mi.

— ¿Ni siquiera CJ?. — me susurró en el oído, causando que empezara a sentirme nerviosa.

— Ni siquiera CJ. — afirmé, tratando de que los nervios se fueran.

Me separé un poco de él para mirarlo mejor. Divisé como sus ojitos negros estaban achinados por la sonrisa que me estaba brindando. Le sonreí de vuelta, dándole un beso en la mejilla.

— Gracias. — dije nuevamente.

Anthony no contestó, quedó atontando. Mordí mi labio inferior divertida.

— ¿Vienes?. — le pregunté, señalando lo que queda del camino. El pelinegro salió de su trance y asintió.

— Bueno, yo respondí tu pregunta, ahora tú responde la mía. ¿Por qué el gran Anthony LaRusso, optó por ir caminando a su casa en vez de irse en uno de sus lujosos autos?. — en lo último, traté de imitar a sus amigos.

Mi interpretación fue mala, ya que ambos terminamos riendo.

— Bueno... siendo sincero, preferí no irme en esa cápsula de gritos. — lo miré orgullosa por cómo lo dijo. Yo normalmente le llamaba al transporte escolar así, lo debió tomar de ahí. — porque quería estar contigo. Quería cuidarte y cerciorarme de que llegarás bien a tu casa. Necesitaba saber qué tal te encontrabas.

Inevitablemente, me sonrojé.

— Además, quiero tener conocimiento de tu respuesta.

Aquello me sorprendió, no esperaba que dijera eso.

Quedé en silencio. Había practicado muchas veces cómo contestarle, CJ incluso le había robado una hoodie, una gorra, y una chaqueta a Zack, para simular ser Anthony; según ella, de esta manera, yo podría ensayar.

Tanta práctica para que al final, no supiera qué decir.

— Mira, tal vez te incomode hablar de esto. Entiendo que la forma en la que te coqueteé, no fue la adecuada. Sé que te desagradaba, y lo lamento. — habló, apenado. — te prometo que no te molestaré más con respecto a ese tema, si tú me dices que no, entonces te dejaré tranquila.

Empecé a sudar, gracias a los nervios.

— Quiero que salgamos. — pasé un mechón de pelo detrás de mi oreja. — enserio, me gustaría mucho que intentemos ser algo, sin embargo, tengo mis dudas.

Anthony asintió, decaído. No volvió a hablar más, así que nos fundimos en un silencio incómodo.

Luego de dos minutos, él volvió a retomar la palabra.

— ¿Y si me das un plazo?. — preguntó, cómo un niño pequeño.

— ¿Eh?.

— Hoy es 24 de agosto. — explicó. — tu cumpleaños es el 10 de septiembre. Dame estas semanas, para demostrarte que las cosas entre nosotros pueden ser distintas. Cómo dicen en las películas románticas, déjame conquistarte. — terminó, con una sonrisa un poco coqueta. — si al final sigues sin cambiar de opinión, juro que te compro el boleto a Dubai.

Entrecerré mis ojos unos segundos, analizando sus palabras.

— Hecho. — acepté.

LaRusso sonrió, mostrando su perfecta dentadura. Pasó un brazo por mis hombros, haciendo que yo me sintiera segura. Seguimos caminando con normalidad, mientras hablábamos de temas triviales.

No dudaba de que al llegar a casa, tendría problemas con mamá. Pero por el momento, disfrutaría todo el tiempo posible con Anthony.

𝐓𝐑𝐔𝐄 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ Anthony LaRusso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora