twenty six

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Los sonidos de la realidad se filtraron en el mundo de medianoche que habían creado para sí. Sonidos que expresaban miedo y que les hicieron vestirse a tientas.

Los árboles se agitaban. Sin embargo, no podían saber si había alguien en la casa.

—Voy a levantar la trampilla para echar un vistazo. —SeHun cambió de postura con impaciencia—. Ni siquiera sabemos si la tormenta ha pasado ya.

—Espera SeHun, por favor. —le pidió JunMyeon—. Hemos oído a los caballos. Algún humano debe de haberse acercado. Espera a que se vaya.

Pero los relinchos no cesaron y JunMyeon se negó obstinadamente a permitir que SeHun abriera la trampilla.

—Me pregunto qué hora será. —dijo SeHun, suspirando y mirando con anhelo la puerta que había sobre sus cabezas.

—Todavía es de día. —le dijo JunMyeon con voz serena.

—¿Cómo lo sabes?

—Entra luz por una rendija diminuta del fondo del armario que hay en esa pared.

SeHun se golpeó la cabeza con el techo del sótano al ponerse en pie de golpe.

—Sujeta. —dijo SeHun poniendo la vela en las manos de JunMyeon. Un momento después, golpeó el pedernal con el hierro hasta que la mecha prendió, despidiendo una luz vacilante—. Levántala conejito. —ordenó mientras examinaba las baldas, que estaban todas vacías menos una. Deslizó los dedos por la rendija y al tirar, las baldas se movieron.

—Es una puerta. —exclamó JunMyeon sintiéndose salvado.

—Nuestra salida conejito. —SeHun le dio un pequeño abrazo y abrió la puerta, que daba a un estrecho túnel—. Quédate aquí. Yo iré a ver a dónde sale.

Regresó enseguida. Su sonrisa revelaba que su inspección había dado fruto.

—Termina en el cobertizo. Los sonidos de los caballos ya se disiparon. Recojamos las cosas, la tormenta ha pasado. Quiero salir de aquí antes de que se haga de noche.

—Pero los humanos...

—Los humanos no suelen viajar de noche. Algo sobre espíritus malignos. Con el reflejo de la nieve, podremos ver por dónde pisamos. Mañana estaremos en la granja de otro colono cambia-formas. —alentó SeHun abrazándolo fuertemente.

JunMyeon dejó de recoger sus cosas y le pasó el brazo por los hombros a SeHun besándolo

—mgh conejito. —susurro SeHun separándose del beso de su adorado omega—. Esta vez, si nos ofrecen la cama del desván pienso aceptarla.

JunMyeon rió alegremente.

—Pero Hunnie. —repuso coqueto JunMyeon—, estaremos mejor en el granero. No queremos perturbar el sueño de esa pobre gente.

SeHun lo apretó contra él, cubriéndole el rostro de besos antes de tomar sus labios nuevamente,

—Si no paras, nunca saldremos de aquí conejito. —le advirtió.

JunMyeon le devolvía los besos con avidez.

—No estoy seguro de querer irme de aquí Hunnie. —le dijo a SeHun. Pero los dos sabían que no había elección. Tenían que regresar a la granja. Tenían que estar allí para jeongyeon, y tenían que hallar la manera de ocultar el amor insaciable que sentían el uno por el otro, hasta poder demostrar la inocencia de JunMyeon.

Recorrieron el túnel hasta el cobertizo. No vieron a nadie, pero en el paso había huellas de muchos cascos, así que pudieron transformarse en sus formas lobunas para poder trajinar en la oscuridad de la noche.

UN OMEGA INOCENTE-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora