Thirty Seven

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—Un solo caballo no te servirá de nada Irene. —le dijo Leeteuk a su esposa—. Hay demasiados alfas. Creo que es mejor que vayan todos en sus formas lobunas y será mejor en no ir donde SeHun sino al fuerte de Gayan. —demando.

—No me importa lo que pienses. Leeteuk así sea hasta el fuerte o hasta la esquina yo no voy a ir andando hasta el fuerte. —chillo Irene horrorizada—. Con todo este clima mi lobo no soportara correr grandes distancias y me niego a hacerlo.

—Entonces, no vayas Irene. —sugirió Leeteuk—. Quédate aquí en casa, que es donde debes estar nadie te necesita en el fuerte.

—Voy a asegurarme que se hace justicia y pretendo ir a la ciudad a lomos de un caballo, como una dama. —Irene miró a su alrededor, desafiando a todos a que protestaran—. Ahora, veamos... —dejó a los alfas en la pradera y se dirigió hacia la casa—. Necesito ropa y dinero para una habitación en la pensión de la omega Timmons.

—Lo que necesitas es dejar en paz a los demás. —gruñó su marido, que la estaba siguiendo hasta la casa—. Te daré dinero suficiente para estar fuera una semana, pero no vas a llevarte el caballo. Lo necesito. Si quieres ir montada como una dama, llévate el buey.

Irene puso cara de estar a punto de explotar, pero luego comprendió que el buey significaba que podía llevarse el carromato.

—Muy bien. —accedió Irene—. Eso haré.

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SeHun contempló cómo los caballos se desperdigaban por las colinas. Confiaba en que algunos de ellos encontraran el camino de vuelta a casa. Lamentaba haber asustado también al caballo de Chanyeol, pero había sido inevitable al fingir abalanzarse para devorarlos todos los caballos corrieron huyendo. Había hecho lo que se había propuesto y no había marcha atrás así que con todas sus fuerzas empezó a correr trepándose a los árboles para poder avanzar mayores distancias saltando de copa en copa. Con suerte encontraría al hermanastro humano de JunMyeon y juntos lo salvarían antes de que el tropel de alfas encabezados por Irene alcanzara el fuerte y convencieran al alfa líder y al juez Siwon de que era lo mejor que podían hacer.

Regresó a la zona donde había rescatado a JunMyeon de los humanos y empezó a rastrearlos desde allí, estaba seguro de que si habían por lo menos algunos alfas siguiéndolo no se atreverían a seguir luego de oler el aroma de los humanos. Felizmente los humanos no habían hecho nada para ocultar sus huellas, dando por hecho que nadie los buscaría una vez que JunMyeon ya no estaba con ellos.

Estaban levantando el campamento cuando SeHun los vio. Se arrastró hacia delante, tratando de idear la forma de encontrar a Jimin sin que los demás se dieran cuenta. Antes de que hubiese recorrido la mitad de la distancia al campamento una figura humana saltó de uno de los árboles, atrapando desprevenido al lobo.

Los dos rodaron por la tierra helada hasta que una voz gritó:

—¡No lo mates!

Los hombres se soltaron y retrocedieron, pero el humano todavía empuñaba un cuchillo y el lobo de SeHun gruñía listo para saltar. Ninguno de ellos se molestó en mirar al joven humano que se acercaba a ellos. Los dos sabían que serían hombres muertos si rompían el contacto visual, antes de que alguno ataque al otro.

—¿Quién eres? —preguntó el Humano más joven.

—¿Dónde está Jimin? —repuso SeHun.

—¿Por qué iba a hablarte de Jimin si no me dices quién eres? —contestó el humano.

SeHun un tanto sorprendido por el dominio que el humano tenía de su idioma, pues lo entendió muy bien pese a que SeHun seguía en su forma lobuna. Así que, SeHun tomo su forma humana antes de decir:

—Soy el alfa cuya granja saqueaste y a cuyo omega robaste hace unos días en el valle al otro lado de las montañas. —explico SeHun ya en su forma humana—. Debo encontrar al humano llamado Jimin. Necesito su ayuda para recuperar a mi omega.

—Si no cuidas lo que es tuyo, Oh SeHun, no mereces conservarlo. —regaño el humano soltando sus feromonas de alfa.

SeHun abrió los ojos de par en par. Se olvidó del humano con el que había peleado y centró su atención en el otro hombre, el que retenía la inteligencia y el peligro en sus feromonas, aunque eran algo distintas para ser considerado como todo un alfa.

—Soy el hermanastro de Kim JunMyeon. —dijo el humano—. Ahora, acompáñame y cuéntame qué le ha pasado a mi hermano.

Por encima del risco que se cernía sobre ellos, un humana de mirada penetrante y nariz ganchuda observaba y analizaba la situación mientras sus guerreros esperaban a cierta distancia.

Jackson sabía que Jimin había robado a un hermoso omega de piel de porcelana. El alfa de ese omega lo había recuperado y luego un pelotón de alfas encabezado por Irene había robado al omega de manos de los dos. Daba la impresión de que los dos hombres se unirían para liberar al omega antes de luchar entre ellos por quien se lo quedaba. Era evidente que pensaban que merecía la pena perder la vida por ese omega "patético un humano y un lobo dispuestos a morir un omega" pensó Jackson. Aunque no podía negar que el omega tenía un atractivo, pero no le interesaba. Jackson quería algo más que juventud y amor. Quería una omega que pudiera poner una trampa o despellejar y destripar a un ciervo sin su constante supervisión, que entendiera sin que se lo dijera que debía trabajar para sobrevivir. Había llegado el momento de intervenir y llevarse a la pequeña gallina clueca antes de que se matara metiendo las narices en asuntos ajenos, porque tener de enemigo a un alfa y un humano era condenarse sin salvación y Jackson quería gozarla. 

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Irene se hallaba en pleno apogeo. Estaba conduciendo un carromato, aunque tirado por un buey, mientras JunMyeon y los alfas caminaban detrás de ella. Claro que a Irene le resultaba irritante que JunMyeon riera y hablara con los alfas durante el trayecto, y que nunca se quejara a pesar de que cojeaba penosamente y se veía obligado a sentarse y lamerse las patitas a menudo. A Irene no se le ocurrió pensar que la cojera de JunMyeon era una estratagema para ganar tiempo. Un tiempo en el que SeHun podría encontrar a Jimin y planear juntos una estrategia para liberarlo.

JunMyeon arrastró la patita, cojeó, fingió mareos y suplicó que lo dejaran descansar. Cualquier cosa con tal de prolongar su viaje y darle tiempo a su alfa de poder rescatarlo.

Park Chanyeol era consciente de lo que JunMyeon estaba haciendo y lo respaldó siempre que pudo. Sospechaba que los últimos días habían minado sus fuerzas ya habría insistido en que lo subieran al carromato. Pero hasta que JunMyeon no se derrumbó al suelo, desmayado, no lo sugirió.

Al principio, Irene optó por rodar por todos los baches de la carretera, pero después de romper una rueda y sentirse terriblemente incómoda, cambió de parecer e intentó sortear las irregularidades.

Tardaron cinco días en total en llegar a Gayan central, y tanto SeHun como Jimin ya estaban allí. 

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cap corto hoy me pase toda la tarde viendo un dorama 7n7, perdon jaja 


UN OMEGA INOCENTE-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora