—A partir de ahora, dormirás detrás de la cortina en la cama grande —le dijo SeHun a JunMyeon a la mañana siguiente. SeHun estaba sentado tomando café, con la cabeza apoyada en la mano y los ojos nublados por falta de sueño—. Yo dormiré en el catre aquí fuera.
SeHun lo había buscado durante toda la noche, creyendo que había huido, esperando con cada paso que daba encontrarlo, rezando por no le haya pasado nada malo y soportando los gruñidos de reproche que le daba su lobo por haberlo dejado solo durante la tormenta, culpándose así por no tener más control de sí mismo y no haber obligado a JunMyeon a enfrentarse solo a sus miedos, cuando había acudido a él en busca de ayuda.
La lluvia había cesado con la noche y, mientras el sol blanquecino se elevaba sobre las copas de los árboles, SeHun se había dirigido con paso cansado hacia el granero. Había que ordeñar la vaca y emprender las demás tareas.
Nunca le diría directamente a JunMyeon el alivio que había sentido al verlo ahí acurrucado debajo de una manta sobre el heno. Nunca reconocería que permaneció allí de pie, regalándose la vista con su cuerpo dormido con exhausta inocencia. Pero nunca olvidaría que le había prometido a la luna que, si lo encontraba a salvo, no volvería a dejarlo solo en una situación que podría conducirlo a la deshonra y a la muerte, pese a los gruñidos de su lobo que se negaba a aceptar las condiciones, dudaba de la culpabilidad de JunMyeon. Por ello, era mejor alejarse para así no orillarlo a la ahorca.
Así, a la luz tenue de la mañana, grabó la imagen de JunMyeon dormido en su mente y en su corazón, consciente de que nunca volvería a atreverse a estrecharlo entre sus brazos.
Incluso en aquellos momentos, a plena luz del día, con los olores y ruidos hogareños del desayuno, SeHun apenas podía soportar el dolor de lo prohibido. Luchó para concentrar su mente en el plato de huevos con tocino y apartar a su lobo de los impulsos por rodear al omega que los había preparado.
—No me importa dormir en el granero —estaba diciendo JunMyeon—. Además, tengo que levantarme temprano y preparar el desayuno y...
SeHun movió la cabeza.
—No hace falta —le dijo SeHun—. Estoy acostumbrado a ser el primero que se levanta. Seulgi nunca se despertaba al amanecer. Tardo un poco en ser yo mismo —hizo una pausa y reflexionó un poco sobre la cuestión—. De hecho, me sentiría más cómodo si no te molestaras en levantarte al alba. Yo saldré y pondré en marcha las tareas. Tú puedes preparar el desayuno y tenerlo listo cuando vuelva. Después, los dos empezaremos la jornada.
JunMyeon asintió en señal de aceptación. Pero antes de que pudiera decir palabra, SeHun añadió:
—Y dormirás detrás de la cortina. — señaló SeHun con una leve mirada.
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La manta que los separaba era decorosa, pero, aunque JunMyeon sabía que SeHun no podía verlo, JunMyeon distinguió su silueta a la luz del fuego de la chimenea cuando se quitó la camisa y se dispuso a acostarse.
La noche era cálida y JunMyeon sabía que dormir cerca del fuego debía de resultar incómodo. Pero SeHun lo había querido así. Cerró los ojos y se dejó arrastrar por el sueño. Tuvo la sensación de que apenas habían pasado unos minutos cuando un sonido la despertó.
A través de una raja en la cortina vio a SeHun moverse por la habitación. Removió el fuego y puso el cazo con agua a calentar. Comprendió que ya había amanecido y estaba a punto de incorporarse, cuando recordó sus indicaciones. En silencio, volvió a tumbarse en la cama, pero no podía conciliar el sueño y se sorprendió observando a SeHun mientras este se movía por la estancia.
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UN OMEGA INOCENTE-SEHO
Manusia SerigalaKim junmyeon tiene la desdicha de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, al ser un omega nuevo en el pueblo de los lobos Goyan es acusado y sentenciado por la muerte de Kang Seulgi, una omega madre de una hermosa niña de 8 años y es...