Para gran desconsuelo de jeongyeon, los gatitos eran todavía demasiado pequeños para dejar a su madre, pero la niña tenía permiso para visitarlos a menudo. Estaba regresando de una de sus pequeñas incursiones al granero cuando Irene la detuvo.
-¿Qué estás haciendo aquí sola? -inquirió la mujer-. ¿No hay nadie cuidándote?
-Estaba en el pajar jugando con mi gatito -le dijo la niña.
-¿Y por qué no había alguien contigo? -preguntó Irene.
Jeongyeon retrocedió, ansiosa por liberarse del interrogatorio de la mujer.
-JunMyeon suele acompañarme, pero ahora mismo está haciendo mantequilla. - defendió jugando con sus dedos por los nervios.
-Aun así, no deberías vagar sola por la granja -declaró Irene, sin pensar que sus hijos andaban sueltos durante todo el día, sin dar explicaciones a nadie de su paradero siempre, que se presentaran a la hora de comer.
-Tendré que hablarle a tu padre de esto -dijo Irene-. Ahora, ve a jugar.
Y jeongyeon se alegró de poder hacerlo y echó a correr hacia la casa.
JunMyeon estaba lavando la mantequera cuando jeongyeon se acercó.
-¿Cómo están los gatitos jeongyeon? -le preguntó a la niña, que estaba casi sin aliento.
-Están bien, y la tía Irene acaba de llegar -jadeó jeongyeon asustada.
JunMyeon se enderezó y miró hacia la entrada de la casa. Había un carromato delante de la fachada y el caballo contemplaba con anhelo la hierba del pasto. No había ni rastro de Irene.
-¿Ha entrado en la casa jeongyeon? -preguntó JunMyeon mientras se frotaba las manos en el delantal y recogía el cuenco de mantequilla y la jarra de suero.
-Dijo que iba a hablar con papá -le confió jeongyeon mientras seguía a JunMyeon hacia la casa.
-Le costará trabajo encontrarlo -comentó JunMyeon con secreta satisfacción-. Ha ido a ver los corrales que están junto al río.
Al ver la sonrisa descarada de jeongyeon, JunMyeon supo que le profesaba Irene el mismo afecto que a él.
A decir verdad, JunMyeon se ponía nervioso con las visitas insistentes de Irene y su lobo interior gruñía en rechazo a la mujer que lo había condenado a esta situación. Pues también, existía la posibilidad de que la mujer le contara jeongyeon la verdadera razón de su estancia allí, y tanto JunMyeon como su lobo no soportaban la idea de que la amistad y la confianza de la niña fueran reemplazadas por el miedo y el rechazo, el lobo de JunMyeon adoraba a la niña como si fuese parte de él.
JunMyeon no había terminado de guardar la leche y la mantequilla-cuando vio a SeHun y a Irene caminando hacia la casa.
Jeongyeon corrió hacia su padre y éste la levantó en brazos.
-Mira quién ha venido a verte -rio SeHun al percatarse de la presencia de Irene-. -Tu tía Irene.
-Lo sé -dijo jeongyeon, enterrando el rostro en el cuello de su padre.
-Vamos, no seas tan tímida -la urgió SeHun con cariño-. Hace mucho tiempo que no la veías.
-Ya la he visto -insistió la pequeña con incomodidad-. Cuando salí del granero. Me dijo que quería hablar contigo y me envió a la casa.
Irene rio nerviosa.
-Qué imaginación tiene esa niña -afirmó Irene-. Acababa de llegar cuando te vi aparecer SeHun y me he acercado a saludarte.
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UN OMEGA INOCENTE-SEHO
Hombres LoboKim junmyeon tiene la desdicha de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, al ser un omega nuevo en el pueblo de los lobos Goyan es acusado y sentenciado por la muerte de Kang Seulgi, una omega madre de una hermosa niña de 8 años y es...