thirty-two

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El gentío que se había congregado murmuró nerviosamente sobre las acusaciones de Irene. Al percatarse de su ventaja, estaba a punto de iniciar un recuento más detallado de la situación cuando su marido se abrió paso entre los presentes.

Leeteuk tenía el rostro colorado y empapado en sudor a pesar del frío. Tenía la ropa salpicada de barro y sus ojos llameaban de furia al acercarse a su esposa.

—Me echaste del carro y dejaste que caminara a pie hasta aquí. ¿Por qué me has hecho esto, mujer? —inquirió Leeteuk.

—Era necesario darle la noticia a la gente lo antes posible. —repuso Irene con indignación—. No queremos más carnicerías.

—¿Qué carnicerías? —gritó Leeteuk—. La única carnicería que vas a ver será la tuya cuando te ponga las manos encima. —gruño utilizando su voz de alfa.

Irene se arredró y Leeteuk divisó a SeHun.

—Amigo SeHun me temo que los humanos se han llevado al omega. —le dijo.

—Huyó con ellos. —replicó Irene, pero mantuvo la distancia—. Sabía que no querrías herir los sentimientos de SeHun y que intentarías ocultarle la verdad. —movió la cabeza con indignación y dedicó a SeHun toda su atención—. Estarás mejor sin ese omega SeHun. —le dijo—. Voy a hablar con las autoridades del fuerte. Deben saber que un criminal anda suelto, para que se preparen a matar contra JunMyeon nada más verlo.

—Controla tu lengua, Irene. SeHun ya sufre bastante, no necesita escuchar tus cacareos. —se volvió hacia SeHun—. Se alejaron hacia el oeste Intenta seguir su rastro. Te acompañaría, pero creo que esa... —señaló a su mujer con el pulgar— debería irse a casa.

—No pienso irme a casa Leeteuk. —le gritó Irene— Voy a ir al consejo del alfa líder a decir a los centinelas que ese omega nos ha vendido a los humanos. Corremos un grave peligro.

Antes de que Leeteuk o SeHun pudieran alegar algo, Park Chanyeol dio un paso al frente.

—Si todos corremos un peligro inminente de morir en manos de los humanos, ¿por qué has dejado a tus hijos en casa Irene? —le preguntó Chanyeol con suavidad

—Mis chicos pueden cuidarse solos. —-replicó Irene cuando pudo hablar.

—No creo que una madre deje a sus chiquillos en casa si cree que hay una amenaza real de un ataque humanos. —reflexionó en voz alta un alfa anciano medio sordo que estaba sentado en el banco de delante de la tienda tallando una pieza de madera.

—¡Cómo se atreve! —chilló Irene— ¿insinúa que no soy una buena madre?

El viejo se puso en pie y miró a la omega de arriba a abajo. No le había agradado ver el placer con que testificaba en el juicio y en aquellos momentos, le agradaba aún menos. Le recordaba a su suegra, muerta tiempo atrás, a la que tampoco había soportado.

—Sólo digo que está sacando las cosas de quicio. Es usted una entrometida y debería estar en casa criando a sus hijos y ocupándose de sus cosas en lugar de recorrer las praderas intentando meter en líos a otros omegas. —regaño el anciano.

—Me lo agradecerá cuando vengan los humanos. Entonces verá que estoy diciendo la verdad. Siempre me enorgullezco de ser sincera. —recrimino Irene.

—¿Qué fue esa historia que contaste sobre el fantasma de Seulgi tocando el órgano en la granja de SeHun? —saltó Kyungsoo, que estaba junto al anciano.

El gentío murmuró y asintió al recordar la estrafalaria historia de Irene sobre el órgano encantado. Chanyeol le sonrió a su esposo. Acababa de minar la credibilidad de Irene, aunque eso no les devolvería a JunMyeon, pero si le facilitara el trabajo cuando intentara persuadir al juez Siwon para que redujera su pena.

Al percatarse de que nada de lo que dijera resultaría efectivo después de la revelación de Kyungsoo, Irene entró a zancadas en la tienda y dio un portazo. SeHun caminó hacia su caballo y Leeteuk se apresuró a alcanzarlo.

—Habría ido tras ellos, pero no había tiempo. —se disculpó Leeteuk—. Tenía el carro con la omega dentro. El humano huyó rápidamente por el bosque. No podía alcanzarlo.

—¡Pero JunMyeon! ¿Qué me dices de JunMyeon? —agonizó SeHun—. JunMyeon no habría huido. De mí no. Ahora no Leeteuk. —suplico adolorido.

—Si te soy sincero, SeHun, no sé si tu JunMyeon se resistió a ir. Nos miró y, al momento siguiente, estaba a lomos del caballo con el humano, huyendo al galope.

SeHun movió la cabeza.

—Pero eso no tiene sentido. —le dijo SeHun al otro alfa.

Leeteuk sabía que tendría mucho más sentido si le contaba sus sospechas sobre lo que había ocurrido en el granero, pero solo eran sospechas y no quería difamar a Irene. Ya había bastante animadversión entre ellos y Leeteuk sufría intentando escoger entre su esposa y su vecino más cercano.

SeHun notó que el otro alfa no le estaba diciendo todo.

—Hablaremos cuando regrese Leeteuk. —le dijo SeHun con frialdad.

—Atravesó el bosque hacia el oeste de tu propiedad. —le informó Leeteuk—. Iba en un caballo negro y creo que había más humanos con él. Reuniremos un pelotón de centinelas e iremos tras ellos.

—¡NADIE IRA! Iré yo solo. —gruño SeHun antes incluso de que Chanyeol pudiera objetar—. No quiero que ningún cambia-forma se lance a matar sobre JunMyeon solo porque cree en las mentiras de tu mujer.

Leeteuk ni siquiera se molestó en defenderla.

—Te contaré todo lo que sé cuando vuelvas con JunMyeon. Pero la mentira de Irene no es que JunMyeon se fuera con el humano voluntariamente SeHun. —suspiró Leeteuk mientras SeHun desataba la muía y le tendía las riendas a Chanyeol. Sabía que ninguno de los dos creía lo que les estaba diciendo—. A veces yo también siento deseos de irme con los humanos solo para escapar de Irene. —era la mejor explicación que podía ofrecerle a SeHun sin entrar en detalles, algo que le habría causado muchos problemas, y a SeHun un gran retraso.

SeHun pareció no darse cuenta. Estrechó la mano de Chanyeol y se transformó en un lobo imponente sacudiendo su pelaje y soltando un grueso gruñido a la población expectante. En pocos minutos, desapareció de su vista.

—¿Vas a contarme qué has querido decir con tu último comentario? —le preguntó Chanyeol a Leeteuk.

—Ahora mismo voy a intentar silenciar a mi esposa antes de que cause más problemas. —se evadió Leeteuk—. Hablaremos en otro momento.

—Lo haremos tenlo por seguro. —corroboró Chanyeol, y captó la mirada fugaz que Leeteuk le lanzó mientras se alejaba.

Chanyeol tenía algunas preguntas que hacer a Leeteuk. Preguntas que no habían surgido en el juicio de JunMyeon por respeto al dolor de SeHun. Preguntas como ¿por qué Leeteuk estaba en el segundo piso de su casa en pleno día mientras su esposa se había ido a la ciudad, y cómo era que Seulgi estaba arriba con él? Y aunque a Chanyeol no le agradaba pensar que Seulgi podía haber traicionado a SeHun, sabía que era posible. También sabía que, de haber intentado sacar a la luz esa posibilidad durante el juicio de JunMyeon, lo habrían emplumado y avergonzado frente a todos sobre como el alfa más fuerte y guapo había sido engañado con un alfa viejo y poco agraciado como Leeteuk.

Seulgi era una omega hermosa y gozaba de la aprobación de la comunidad. Los ciudadanos de Gayan se aferraban a la creencia de que no se debía hablar mal de los muertos. Sin embargo, Seulgi ya llevaba bajo tierra muchos meses y había llegado el momento de pensar en los vivos. Y lo que a Chanyeol le preocupaba en aquellos momentos no era lo que Seulgi pudiera o no haber hecho, si no qué había pasado para que JunMyeon huyera.

Y, si eso era cierto, ¿qué haría SeHun cuando por fin lo encontrara? ¿Y JunMyeon?

Fuese cual fuese el resultado, Chanyeol decidió que debería estar presente cuando las cosas llegaran al punto decisivo. Echó a andar hacia su casa y le dijo a Kyungsoo que iba a ir al consejo del alfa líder con los lee para asegurarse de que no revolucionaran a todos los centinelas, haciendo creer a todo el mundo que se enfrentaban a una guerra en toda regla contra los humanos. 

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Aca ya odiamos a leeteuk 7-7 por defender tanto a irene.  Acercandonos al final jaja 

UN OMEGA INOCENTE-SEHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora