Leila Nilli
—Te prometo que volveré —le dije mientras observaba nuestros barcos, que estaban siendo preparados para volver a casa.
Mario me observó, sin soltar las manos de sus niños.
—No te apresurar, puedo esperar cien si ser necesitar —me respondió con algo de dificultad, estaba claro que le tomaría tiempo dominar nuestra lengua.
Jessy y Jerry no dijeron nada, simplemente me abrazaron, con lágrimas en sus ojos, los dos niños a los que había salvado, pero no podía quedarme, tenía un deber que cumplir.
El mago de la nada Nufenio con el que habíamos peleado había dejado claro que su reino esperaba invadir todos los reinos del mundo. Y aunque esperaba que Mario, Jerry y Jessy pudieran fortalecer suficiente su reino para evitarlo, Nicia debía estar lista para defenderse también.
El me lo había dicho, de nada servía que hubiera miles de magos oponiéndose a lufenia si no dominaban sus habilidades, de nada servía si peleaban solos. Solo magos que dominaran sus habilidades y pudieran pelear como uno podrían hacerle frente.
Odiaba admitirlo, pero al subir al barco para volver a casa le ponía fin a mis sueños de viajar por todo el mundo. Había llegado al otro lado del mundo, y ni siquiera había podido explorarlo tanto como habría querido. Pero tenía fe que el dios Hari me brindaría otra oportunidad, por ahora el me había permitido adquirir un conocimiento que debía transmitir.
Mientras nos alejábamos de las costas de aquel reino lejano, al que sentía la necesidad de volver, hice arder un pequeño fuego en mi mano, solo para observar la flama mientras esas tierras quedaban cubiertas por debajo del horizonte.
Habrían muchos peligros al frente, pero todo viaje traía peligros, y aunque tomarán siglos que mi pueblo estuviera listo, confiaba en que lo estarían.
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Magia Real
FantasyMagia, un término misterioso, en mis tiempos era común que muchos realizaran asombrosos trucos a los que llamaban de esa forma, me tomó mucho comprender que en su mayoría solo eran trucos visuales, pero a pesar de esa decepción yo sabía que la magia...