39.- Secuestrados

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Mario Loiyer

Volví, como era costumbre, a ver como estaban Jessy y Jerry, Richard me acompañaba esta vez. Pero al acercarnos a la entrada norte del pueblo note algo familiar. Use mi visión para intentar distinguir que era, vi el pasado.

Pude distinguir varias carretas que habían pasado en los minutos anteriores pero solo una de ellas era responsable de esa familiaridad, y no por esta. Me era familiar porque note dos presencias conocidas en el interior. Eran ellos inconscientes en el interior, voltee mi rostro dejando fluir mi visión más adelante.

Richard se detuvo al notar mi cambio de actitud. Mi visión era muy limitada hacia el pasado, pero aún así podía ver casi doce ofumas hacia el pasado, iban pocos ofumas desde que había empezado el día y habían abierto las puertas de la ciudad, por lo cuál el carruaje no se los había llevado hace mucho.

Empecé a correr en la diferección en la que fue el carruaje intentando enfocar mi visión para distinguir algo que me sirviera para identificarlo.

-¡Mario detente! ¡¿Qué ocurre?! -me empezó a gritar Richard persiguiendome.

Me detuve al subir la colina al norte de la ciudad, pude seguir con la mirada el trayecto que siguió hasta atrás de la siguiente colina. Iba hacia la frontera, hacia Nufenia.

-Vuelve al campamento, diles que se llevaron a Jessy y Jerry -le pedí.

-No autorizaran que nuestro escuadrón se mueva solo por tus dos hijos adoptivos Mario -me respondió con su voz algo agitada por la carrera.

-Ellos tienen un poder igual de fuerte que el mío, y son hábiles usándolo, significa que al menos uno de lo cinco hombres ahí es tiene los dones de la Nada. Diles que traigan a la extranjera, a Leila, tal vez pueda ayudar.

-No van a dejar...

-Son Nufenios secuestrando a dos civiles de nuestra nación -exclame cuándo finalmente pude distinguir una marca borrosa en el interior del carruaje, no estaba seguro de que fuera su escudo, pero así tendría apoyo-. Esto se puede considerar un ataque. Ve, los seguiré y dame tus cohetes, los usaré para guiarte.

Tras expresar esas últimas palabras continué corriendo.

-¡Confío en ti! -le grité con fuerza, tenía que alcanzarlos, antes de que cruzaran la frontera. Por suerte los Vimeques aunque fuertes no acostumbraban correr mucho.

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Ofumas.- Unidad de tiempo Likana, con duración de 168.75 segundos. Esta dividido en 64 Omelias y 64 Ofumas equivalen a un Otangre que equivale a 3 horas.

Vimeques.- Herbívoro de tamaño de una mula, de cuello alargado y pelaje con tono de hierba seca, son criados y aprovechados por los Likanos como animales de tiro de peso medio en sus carretas y carruajes. Aunque son rápidos corredores se agotan con rapidez.

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