Magia Real

22.- Pruebas: 2

—Tu poder es impresionante, pero quiero que algo quede claro jovencita —me dijo aquel guerrero al que tuve que derrotar minutos atrás—. Soy el segundo al mando esta misión, y en cualquier parte de esta misión en la que me dejen a cargo, tienes prohibido usar esa magia tuya, o nos veremos obligados, a abandonarte en medio del océano —me dijo antes de retirarse.

—Tranquila, solo es que a Linci no le gusta ser derrotado, y menos si no entiende como —dijo de pronto, desde atrás mío, el otro que estaba encargado de las pruebas, lo observé sin entender la razón de sus palabras—. Me llamo Masiel —me dijo extendiendo su mano, yo le correspondí el saludo con cuidado, y entonces note algo costurado en el hombro de su camisa, era la marca del ejercito de Nicia.

—¿Eres soldado? —pregunté.

—Lo fui hace algún tiempo, pero lo deje por necesidad.

—¿Por necesidad?

—Necesitaba aire fresco, y no estar atrapado dentro de un muro o cuartel —observó en la dirección en la que se había ido Linci, y luego volteo a mi—. Aunque el no lo admita tu poder podría sernos muy útil si las leyendas Florjornis son ciertas.

—¿Leyendas?

—Dejaré que ellos mismos las cuenten cuando lleguemos a las islas Darinson.

—¿En serio viajaremos más allá de las islas Darinson?

—Asi es, viajaremos tan lejos en el mundo como nos sea posible.

—¿Tal vez hasta darle la vuelta al mundo? —soltó una risa, yo me sentí avergonzada, pues creí haber dicho algo estupido.

—Tal vez, aunque lo dudo, pues estos barcos tienen un limite de que tan lejos pueden llegar, pero seguramente llegaremos a aquellas tierras lejanas que los Florjornis conocen como Sumbek.

—¿Sumbek?

—Significa última costa al este, en las lenguas que se hablan en las islas Darinson.

—Suena increíble —dije mientras mi mente iniciaba a imaginarse como sería, tras haber leído de tantas criaturas magníficas en la biblioteca la idea de un lugar con criaturas nunca antes vistas me parecía muy emocionante.

—Lo es, pero también es peligroso —respondió retirándose —. Los lugares desconocidos son los más fabulosos de explorar, pero también los más peligrosos, ahora prepárate que todavía queda una prueba más —explicó tirándome una espada.

Un rato después estábamos todos los que habíamos pasado la primera prueba, éramos seis y frente a nosotros una veintena de hombres, probablemente reclutados en los pueblos anteriores por los que habían pasado.

—No sabemos a qué nos enfrentemos en el lugar a donde vamos, por eso debemos estar preparados para todo —habló Dasan Loyei, nuestro capitán, si lográbamos pasar esta prueba—. Frente a ustedes están veinte de mis mejores hombres, sobrevivan a ellos y serán parte de mi tripulación —hizo una señal con su mano y aquellos hombres nos atacaron.

Eran bastantes y aunque intentaba defenderme de nada servía, tres estaban frente a mi, poco a poco se movían para rodearme, no sabía que hacer cada segundo que pasaba sus ataques aumentaban en intensidad y mi capacidad para cubrirme se perdía.

De pronto inicié a sentir energía fluyendo a través de mi, todos parecían moverse un poco más lento, y mi velocidad aumentaba, di un saltó y extendí mis piernas dándole una patada a uno, patada que a penas sentí, pero que por como se tambaleó y como mi cuerpo fue apartado en dirección opuesta, debió haber sido bastante fuerte.

Me enfoque en los otros dos pero entonces ese impulso de energía se perdió, no tenía idea de que había pasado pero no tenía tiempo para pensarlo, movía mi espada de un lado al otro, ambos estaba en lados opuestos de mi, yo a penas podía mover mi rostro y mi espada a la velocidad necesaria.

Entonces recordé como podía vencerlos, concentré mi energía, esperando que tener a uno a cada lado me permitiera hacerlo sin tener que adoptar una posición especial para contener el impulso, solté mi espada y usando la energía en mis manos detuve éstas a duras penas pero su fuerza hacia que mis brazos no pudieran resistir su posición.

Observé que no hubiera nadie muy cerca al liberar mi descarga polarizante, ambos retrocedieron casi un metro por esta y use un campo estable para levantar mi espada y me lancé a atacar rápidamente contra uno de ellos, cuándo sentí que el otro llegaba hasta mi apunté mi mano derecha hacia él, liberando fuego desde mi puño hacia él, no llegó hasta donde él estaba, pues al ser un truco que recién había descubierto no sabía como potenciarlo en momentos de tensión, pero fue suficiente para asustarlo.

Volví a enfocarme en mi último oponente, dispuesta a ganar, pero realizó un raro movimiento rotativo con su espada y me desarmó, para luego detener su espada justo frente a mi pecho.