Magia Real

42.- La Batalla de la Magia 1ra parte

Vi como Mario retrocedió, pude notar un miedo que no había visto antes en él, si cuándo me enfrentó a mi había cierta duda ahora noté un verdadero miedo.

En ese momento comprendí por qué Mario pidió que me trajeran, a él le importaban esos niños le importaban tanto que no podía pelear con calma, ahora estaba fuera de si en su desesperación por salvarlos.

Dejé que la energía fluyerá en mi, el era mi amigo y aunque no fueran sus hijos de sangre eran su familia, dejé que una extraña fuerza se liberara. En ese momento sentí una fuerza aún mayor, un poder que no había notado antes pero sentía tan natural, note que mis músculos se movían con gran ligereza.

Me sentí como cuándo vi a Jik en mi cumpleaños, cuándo casi lo mataba usando mi poder magnético. Comprendí que era otra forma en la que se manifestaba mi magia, mi magia estaba dando energía extra a mis músculos.

Llevaba la espada que me habían dado al unirme a la expedición, pero no la desenfunde, no la necesitaba para lo que pensaba hacer.

—Aléjate de mi —ordené concentrándome en el suelo, sentí el aire fluyendo alrededor de mí, pero no era suficiente—. ¡Te dije que la alejes de mi! —ordené haciendo fluir una enorme cantidad de viento desde mis manos.

Lo había logrado mis piernas soltaron el suelo, me eleve con dificultad, a casi dos ditias de altura, me impulsaba tan rápido como podía. Llegué justo hasta donde ellos, estuve aumentando mi energía magnética, recordando como derrote a Mario en el duelo que tuvimos.

Me dejé caer sobre él, pero se apartó evitando que lo golpeara directamente, aún así ni él, ni Mario estaban muy lejos y no pudo evitar la descarga, aunque Mario que ya sabía lo que iba a hacer pudo evitarlo.

Intentó blandir una espada contra mi, pero yo seguía con el impulso de energía, me moví con rapidez y aunque pudo notar lo que yo iba a hacer no pudo moverse con la velocidad necesaria para esquivarme. Lo tomé de las muñecas para detener su golpe.

Mario lanzó otra llamarada, el secuestrador y yo nos separamos para esquivarlo.

Sentía que mi cuerpo estaba gastando toda su fuerza, había gastado tanta energía que solo ese impulso de poder que seguía sintiendo, era responsable de que no estuviera totalmente agotada.