Mario Loiyer
Intentaba mantener un buen ritmo, no sabía, que tan lejos estaban, determinar que tan antiguo era lo que veía era complicado.
Debía alcanzarlos con la vista antes de avisar a Richard, pues si veían la señal me arriesgaba a que pudieran prepararse contra nosotros, pero si me alejaba demasiado antes de hacerlo no podrían alcanzarme.
Ya había avanzado bastante, observé la dirección que tomaría y marque con una flecha la dirección. Lueco clave uno de los cohetes en el suelo, y saqué de mi bolsillo dos piedras de pedernal, dejé un poco de polvo explosivo de otro de los cohetes en una línea hasta él. Sólo un golpe bien dirigido tiró una chispa a la pólvora, aunque recién lo logré al tercer intento, sabiendo que cuándo la llama llegue al cohete este volaría, no era tan bueno con el pedernal pero prefería guardar mi magia para cuándo la necesitara.
Tenía un par de ofumas antes de que el cohete se lanzara, corrí rápidamente, me alejé dispuesto a continuar la persecución, ellos notarían mi marca. Otra cuestión era si podría poner otra señal luego, o debería confiar en que adivinaran por donde había corrido. Aunque si habían traído a Leila ella podría seguirme con la visión, o al menos eso esperaba, después de todo no tenía garantía de que ella poseyera todos los dones que yo.
Tras un largo rato, casi ignorando todo a mi alrededor, finalmente pude verlos con mis propios ojos, había recorrido casi dos oblirias, estaba cansado pero los había alcanzado, estábamos prácticamente en la frontera, a la mitad de distancia entre el puesto Nufelio más sureño y la fortaleza Layer en la que yo servía.
Esto era tierra de nadie, respiré hondo y me senté a descansar un momento, frente a mi ellos estaban comiendo, sin nada de prisa como los Likanos acostumbrábamos.
Mire hacia atrás, para ver si ya estaban cerca mis compañeros pero no los veía en la otra colina y esta cubría todo más allá. Volteé nuevamente a ver mi objetivo, ellos estaban ahí, solo bajando esta última colina.
Cada instante era valioso, pero incluso yo no necesariamente era rival para los cinco, considerando que habían vencido a Jessy y Jerry, tenía que ser cauteloso.
Ocho ofumas después se levantaron para irse, volteé y pude ver que los demás ya estaban llegando.
Me levante y empecé a correr colina abajo, cada paso me acercaba más a ellos, no los dejaría.
Me al acercarme uno de ellos me vio y advirtió a los otros, corrieron por sus armas, probablemente al reconocer mi vestimenta de lucha.
Cuatro de los cinco hombres tomaron posiciones para enfrentarme, mientras el quinto subía a la carreta para alejarse mientras sus compañeros se encargaban de mi.
Pero no importaba, preparé mis brazos para lanzar llamas a través del Don de la destrucción contra ellos cuándo estuve suficientemente liberé mi ira. Y de las puntas de mis cinco dedos fuertes llamas salieron y las lancé contra ellos, saltaron apartándose y evitándolas pero eso me dio paso libre.
Apague las llamas listo para continuar la lucha, alcance a estar al lado del que conducía la carreta y tomé los siete cohetes que me quedaban de las mechas para lanzarlos. Encendí estás usando el don de la destrucción tras lanzarlas, él se dio cuenta y saltó pero la explosión hizo que los arneses de dos de los vimeques se soltaran y el miedo hizo correr a los cuatro restantes, la carreta se volteo.
-¡Te arrepentirás por eso! -me gritó el que hace unos momentos conducía el carruaje.
Lo hubiera ignorado y corrido a ver como estaban mis niños, pero entonces sentí el fuego que me lanzó, a penas pude esquivar el ataque. Odiaba saber que el secuestrador tenía los dones.
-¡Calataun! -escuché el grito de una voz fácilmente identificable pues ni era una voz, ni una palabra Likana.
Leila corría más rápido que cualquiera de mis compañeros, a una velocidad casi sobrenatural. Pero tomaría un rato que llegaran incluso así.
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Obliria, unidad de medida de longitud Likana equivalente a poco más de 2 762 metros (2.762 kilómetros)
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Magia Real
FantasyMagia, un término misterioso, en mis tiempos era común que muchos realizaran asombrosos trucos a los que llamaban de esa forma, me tomó mucho comprender que en su mayoría solo eran trucos visuales, pero a pesar de esa decepción yo sabía que la magia...