34.- Cuestión: 1

16 2 0
                                    

Leila Nilli

Tras más tiempo finalmente éramos libres de movernos en el campamento.

Mario me permitió entrenar con su equipo en lucha... No me fue tan bien. Era impresionante la habilidad que tenían. Según Mario estaban cumpliendo un servicio militar obligatorio corto, pero parecía que habían entrenado por años.

Poder ver sus movimientos antes de que ocurrieran me daban ventaja, pero como me demostraron, no servía de mucho si no aprendía los movimientos adecuados para defenderme.

Mario mientras tanto era muy superior a mi. Nos enfrentamos en un duelo.

Yo ataque primero, pues note que el no realizaría el primer momento. Avancé con rapidez con mi espada, en un rápido movimiento vertical. Bloqueó mi movimiento sin demasiado esfuerzo.

Al ser más alto que yo, con un solo brazo lograba casi igualar la fuerza de mis dos brazos. Realicé múltiples ataques rápidos con mi espada pero fue inútil.

Me estaba frustrando, cuándo atacaba con la velocidad de reflejos que mi visión me ofrecía, podía hacerle frente a varios de sus compañeros de pelotón. Pero contra Mario eso no servía, el podía ver mis movimientos de la misma manera que yo los suyos, era tan ágil como yo.

Cuándo me desarmó no me rendí enfoque mi poder magnético y cuándo realizó el siguiente movimiento de ataque con su espada use mis manos desnudas contra este. Usando mi poder magnético para repeler su espada, no era tan hábil como él, pero tenía la fuerza para enfrentarlo.

Use todo mi poder para enfrentarme a él, cuándo logré que apartará su espada use mi energía magnética hacia las espadas de quiénes observaban el duelo.

Desenfundandolas con fuerza y las tiré contra él con velocidad mientras me movía para evitar que me golpearan a mi, no pude apuntar la mayoría correctamente, pues eran espadas metálicas casi en su totalidad. Pero aún así el debía defenderse de todas, eran peligrosas aún si golpeaban de lado.

Con ese ataque en que le lancé casi treinta espadas lo agote físicamente, aunque no podía decir que yo no lo estaba también.

Mis manos estaban muy lastimadas todavía para utilizar fuego en gran cantidad, pero confíe en que no lo necesitaba.

Me enfoque en mi misma, habían dos poderes magnéticos, uno más fácil de aprovechar que el otro. Corrí rumbo a él, tuvo que voltear pues las espadas que le había tirado antes volvieron en mi dirección.

Yo las esquive simplemente, aunque una rozó mi mejilla y sentí como parte de la energía que estaba acumulando se fue en ella.

Aprovechando mi visión tomé con mi mano la última de las espadas y sentí que la energía fluía hacia esta como con la primera. No podía perder tiempo, pues mi energía magnética pronto volvería las demás espadas contra mi.

Blandí mi espada en su dirección, él se movió para protegerse, tardó demasiado en darse cuenta de la energía magnética que atrajo nuestras espadas ajuntarse y en cuánto estás se tocaron la energía en mi se transfirió en una potente descarga hacia él.

Vi el dolor en sus ojos y el soltó su espada en cuánto la corriente se detuvo. Yo detuve la liberación de energía y caí al suelo agotada.

Él se notaba sorprendido, pero logró levantarse. Si hubiera visto venir mi ataque lo hubiera podido repeler, lo noté en sus ojos. Le había ganado, solo por hacer algo en lo que él nunca pensó.

Se inclinó para ayudar a que me levantará y soltó algunas palabras que no comprendí. Dilas me dijo que eran una declaración de respeto.

Estaba cansada, pero cuándo me senté seguía liberando algo de energía magnética. Me tomó un rato dejar de atraer el metal. Era evidente que mi cuerpo podía lograr más de lo que mi mente y mi piel soportaban invocar.

Magia RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora