CAPÍTULO 11: VIEJAS, NUEVAS Y FUTURAS EXPERIENCIAS

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—¿Cómo fue todo? —preguntó Nicoll. Pensé que de pronto la pregunta lo incomodaría pues es algo que tal vez el no desee hablar en este momento.

—No se imaginan como fue de duro, mis padres pensaron que tal vez recapacitaría y seria normal, pero no fue así, quienes terminaron entendiendo y apoyándome incondicionalmente fueron ellos, ellos me apoyaron a que todo esto fuese más fácil, entendieron que no me gustaba mi cuerpo, que ser mujer no era lo que yo quería, y al igual entendieron que me gustaban los hombres y no las mujeres, que el hecho de que quería cambiar mi aspecto físico no tenía nada que ver con mis gustos sexuales.

—No me imagino como debió de ser de difícil —dije con una voz baja y comprensiva.

—Fue duro, pero ellos buscaron ayuda de todas partes para que los ayudaran a ellos y no a mí, psicólogos y personas que conocían de estos temas le hicieron entender lo que yo quería y con lo que me identificaba.

—Cómo fue cambiarte de sexo ¿tienes pene? —dijo la imprudente de Nicoll.

—¡NICOLL! —dije entre dientes.

—Tranquila no me incomoda la pregunta, pues eso fue otra experiencia y no, no tengo pene —ella soltó una risilla.

—¿Entonces qué cambiaste? —pregunte intrigada por saber hasta el más mínimo detalle.

—Mis padres y yo fuimos donde un doctor, le explique que quería un cambio de sexo, convertirme en un hombre transgénero, primero me hicieron exámenes de todo tipo, de laboratorio que evalúen mis valores de lípidos, glucosa sanguínea, recuento de células sanguíneas, enzimas hepáticas y electrolitos, y una prueba de embarazo. Me acuerdo todavía tanto ya que investigué demasiado sobre el tema. Me enviaron donde una psicóloga para que me evaluara como estaba de salud mental y si lo que estaba haciendo no era un arrebato de adolescencia, yo estaba en la edad perfecta había acabado de cumplir los 16, ese año y medio que estuve fuera estudie virtual y mi desarrollo hormonal fue muy difícil, al principio del tratamiento no notaba diferencia alguna, me paraba horas enfrente del espejo y me seguía viendo mujer, estaba muy desesperado que deseaba que todo se hiciera en un día.

—Eres muy valiente, no sé qué haría yo si estuviera en tu posición

—¿Cómo es eso? Se que les inyectan testosterona creo y que hace eso.

—Son dosis cada vez más dependiendo de cómo acepte la testosterona tu cuerpo y que no te complique a futuro, a mí me la inyectaron era la mejor opción para mí.

—¿Cómo hiciste con tus senos? —era algo que de verdad me intrigaba.

—Me sometí a una cirugía, como los tenía pequeños no fue tan difícil y complicada, me preservaron mi piel y el pezón, ese fue uno de los más grandes desafíos que tuve que enfrentar en ese proceso, pero gracias a esa cirugía vi un cambio muy grande en todo el tratamiento masculinizante.

—¿Había muchos riesgos? —pregunte.

—Demasiados.

—¿No tuviste miedo?

—La verdad es que si y mucho, me dio miedo que esta "locura" como todos la llamaban me costara la vida y dejara a mis padres, me pase muchas noches preguntándome si lo que hacía era correcto, le rogaba a Dios que me mostrara el camino correcto, pero un día hablando con la psicóloga me dijo que ese miedo fuera mi gran impulso para que pudiese ser feliz y que mirara a quien iba decepcionar, si a mis padres o a mí misma.

—Tuviste buenas personas que te ayudaron a hacer feliz.

—Si me ayudaron en múltiples formas que no podría expresar en una frase.

BELLA SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora