CAPÍTULO 13: DESPEDIDAS

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Me dirigía a la habitación de mi hermano, en mis brazos tenía una caja, con su regalo de despedida, como siempre era lo habitual toque antes de entrar, espere a que me permitiera pasar.

—¡Pasa! —me causo un poco de nostalgia que hasta hoy vendría a tocar esta puerta y vería a mi hermano como siempre sentado en su cama haciendo algo.

—Iría, ¿qué haces aquí?

—Vine a traerte tu regalo de despedida.

—¿Es esa caja? —preguntó mientras señalaba la caja que tenía en mis brazos, no se la pase en seguida me senté primero a su lado y se la pase después, el quito la tapa y vio de inmediato que era.

—La otra mitad de nuestra manta ¿Por qué?

—Porque ha sido muy importante para nosotros, siempre nos conectó de alguna forma esta manta y quiero que nos siga conectando y quiero que cada vez que la veas o la utilices te acuerdes de mí.

—No sé qué decir —dijo mientras le salía una lagrima de su ojo izquierdo.

—No es necesario que digas nada —el me abrazó de imprevito y yo le correspondí su abrazo de inmediato, sería el último abrazo que recibiría de él por el momento.

—Nuestros padres tienen todo listo, ¿quieren que bajes ya?

—¿A qué?

—No te hagas el que no sabes —él sabía todo y además su cuarto tiene vista directa al patio trasero.

—Bueno, ¿Quiénes están?

—Están, Gabriel, Nicoll, Erick

—¡Erick! ¿Quién es Erick?

—Es Erika

—Verdad, ya madre me contó ¿Quién más?

—Y pues Zane

—El vecino de enfrente ¿Qué hace aquí él?

—Madre lo invitó.

—¿Lo invito madre o tú? —arqueo una de sus cejas al preguntar

—Madre me dijo que lo invitara.

—Y tu obvio lo invitaste ¿Qué te traes con él? —me preguntó maliciosamente.

—Nada, solo somos amigos.

—Dime la verdad soy tu hermano.

—Bueno —respire y tome fuerzas antes de soltar la bomba —somos novios.

—¡¡¡QUE!!! ¿Cuándo pasó eso? —estaba impresionado.

—Hace como dos días creo.

—Llevan muy poco, ¿porque se volvieron novios tan ligeros?

—Pues no sé, el me gusta, yo a él y solo paso.

—Bueno igual cuida ese corazoncito —lo dijo señalando mi pecho —pero creo que él no te hará daño, más bien tú a él.

—Oye como dices eso

—No sé, tu eres una rompe corazones —dijo en forma de burla.

—Obvio —lo dije irónicamente.

—Mejor bajemos donde tu novio —le pegue una palmada y él se echó para atrás.

—Por favor no le vayas a decir nada a nuestros padres, todavía no quiero que lo sepan.

—¿Por qué?

—No sé, solo no lo quiero.

—No, tu no quieres que lo sepan para que madre de pronto no se quede y no puedas pasar toda esta próxima semana con él —lo dijo muy acertadamente y no sabía qué contestar ante tanta razón.

BELLA SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora