CAPÍTULO 46: LA PISTA DE SKATE

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—Sisu. ¿Ya estás lista? —inquirió Zane.

—Si —camine hacia él y tome su mano para que saliéramos de la habitación.

Caminamos hasta el comedor principal en el cual no estaban esperando.

Habíamos llegado ayer en la noche, debíamos llegar más temprano, pero hubo un retraso en el vuelo por el clima, el cual afecto nuestra llegada. Estábamos en el pent-house de los padres de Zane, bajaba las escaleras, tomada de la mano de Zane, él me guio por un pasillo hasta llegar al comedor, los padres de Zane ocupaban cada una de las cabeceras del comedor, yo me senté al lado de Zane, mientras los padres de Zane al vernos nos sonrieron, en especial Sebastián.

—¿Cómo estas Iria? —inquirió el señor Saimon.

—Muy bien Saimon, gracias.

—Eso me alegra —él sonrió lo suficiente para verse gentil.

—Gracias por aceptar la invitación y acompañar a Zane hasta acá —declaro Sebastián con una amplia sonrisa.

—Gracias a ustedes por invitarme y hacerme parte de este momento tan importante para ustedes dos —Sebastián me sonrió de una manera muy dulce como suele hacerlo su hijo.

—Gracias Iría. ¿Cómo ha estado su relación? —inquirió Sebastián intentado sacar algún tema de conversación duradero.

—No podría estar mejor papá —Zane me miro y yo asentí, intentando sonreír dulcemente.

—¿Nos contó Zane que estaban visitando a tu hermano?

—Si, lo estábamos.

—¿Creo que no tenemos el gusto de conocerlo? —inquirió Saimon.

—No, él se fue a principio de año a estudiar en otro país. Así que no tuvieron el gusto —indique mientras observe entrar al personal con el almuerzo, desde una pequeña puerta al extremo de la habitación.

—Qué bueno, esperamos tener el gusto en algún momento —comento Sebastián.

—¿Puedo preguntar que está estudiando tu hermano? —inquirió de nuevo Saimon.

—Está estudiando arquitectura.

—Va a seguir los pasos de su abuelo —comento Saimon mientras bebe de su vaso.

—Al parecer — yo le sonreí muy amable, al parecer Saimon quería preguntar más sobre mi hermano, pero Sebastián habló antes de que tal vez él pudiese hacerlo y eso lo agradecí.

—¿Me imagino que no tienes un vestido el cual ponerte en los premios? Supongo que no vienes preparada.

—No, todo fue tan rápido que no tuve tiempo de comprar uno.

—Lo entiendo y no te preocupes por eso, hoy en la tarde vendrán unos vestidos de algunas tiendas importantes para que escojas uno, no te preocupes por nada todo correrá por nuestra cuenta —indico Sebastián mientras yo volteaba a ver a Zane y él sonría sin hacer algún gesto.

—Muchas gracias, Sebastián.

—Ah, mañana vendrán estilistas para cada uno —nos señaló a Zane y a mi

—Papá, tú sabes que a mí me gusta arreglarme yo solo —indico Zane.

—Lo sé, paro mañana no lo harás tú, esto es importante y debes estar muy bien presentado, eres el hijo de los ganadores. No lo olvides —Zane no intento reprochar, podía ver que sería imposible que su padre sedería.

—Quiero decirles que saldré con Iria en la tarde, para que no se preocupen sino estamos.

—Creo que es mejor que se queden aquí —sugirió Saimon.

BELLA SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora