Me dirigía al hospital psiquiátrico al grupo de apoyo, me tocó mentirle de nuevo a Zane, no me gustaba hacerlo, pero no quiero que se entere de mi problema, no quiero que tal vez se aleje de mí o que me empiece a ver con otros ojos. Quedé con Isaac en verme en la entrada del hospital, él me escribió en la mañana mientras estaba en clases, para que nos encontráramos, él estaba muy nervioso o eso fue lo que me dijo. Al llegar al hospital lo vi a lo lejos sentado en un andén afuera, él me sonrió al verme, me acerqué de inmediato donde él y me senté a su lado.
—¿Cómo estás? —pregunté ya que no lo veía muy bien.
—Pues creo que estoy bien, solo estoy muy ansioso —no me convencieron mucho sus palabras.
—¿Has tenido otro episodio estos días? —pregunté mientras observaba el rápido movimiento de sus piernas.
—Si hoy en la mañana, cuando te escribí.
—¿Porque no me dijiste? hubiese hecho algo.
—No lo sé, me dio miedo parecerte fastidiosos o incomodarte con mis problemas, mis estúpidos problemas.
—Te recuerdo que no eres el único que tiene problemas mentales —lo hice arrugando mi frente.
—Si, lo siento. A veces siento que lo único que hago es molestar a todas las personas de mi entorno y no quería que fueras una más a la que solo molesto con mi enfermedad.
—Comprendo lo que sientes, pero no te puedes abrumar, eso me lo enseñó mi familia, siempre debemos contar con alguien, si nos guardamos todo, terminaría estallando y los únicos perjudicados seremos nosotros mismos —él se inclinó hacia mí y medio un abrazo, eso me cogió por sorpresa, sentía que estaba reteniendo demasiadas cosas y lo único que ocasiona eso es dañarse más a sí mismo.
—Te vuelvo y te reitero algo, puedes contar conmigo a la hora y en el momento en que lo necesites. Sé que tu mente juega contigo a cada segundo, pero soy tu amiga y te puedo ayudar y comprender un poco más que otras personas —en verdad me preocupaba.
—Gracias —lo dijo cabizbajo y con vergüenza.
—¿Entramos? —mientras lo guiaba con mis ojos a la puerta de entrada del psiquiátrico. El asintió con su cabeza, ambos nos paramos para entrar, dirigiéndonos de inmediato al salón donde sería el grupo de apoyo. ambos nos sentamos juntos, enseguida del otro.
La psicóloga empezó hablar y a decir demasiadas cosas por las cuales podríamos estar pasando.
—Se que pueden sentirse abrumados, tener una enfermedad mental, no es fácil y más lidiar con ella cada día, lidiar con ustedes como persona, pero la fortaleza con la que cada uno de ustedes asimilan cada momento, cada episodio, cada pensamiento abrumador, los hace aprender a ser fuertes, a luchar a pesar de lo complicado que pueda llegar hacer y no se les olviden que no hay personas más fuertes que aquellas que lidian y conviven con sus propios problemas y a pesar de todo, siguen adelante.
Yo he visto demasiados casos de bipolaridad, ansiedad, psicosis, psicopatías, entre otras múltiples, pero nunca sabré lo que ustedes sienten, tal vez pueda comprenderlo y saber de ello, pero, no saber que es convivir y vivir con esas enfermedades. Tal vez ustedes puedan sentir pena de ustedes mismos por tener esa enfermedad, pero no deben de sentirla, ustedes son fuerte, mucho más que yo o cualquier otra persona, no se denigren ustedes mismos como personas solo por tener una afición y así como han aprendido a vivir con cada una de las enfermedades que cada uno tiene, aprendan a vivir con esa fortaleza que tienen.
¿Alguno desea decir o contarnos algo de lo cual pueda aportar a esta terapia? —todos empezamos a observarnos unos a otros, para que alguien hablara y contara acerca de su vida.
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BELLA SALVACIÓN
Fiksi RemajaAl volver a su casa con su familia se daría cuenta de la presencia de su nuevo vecino, el cual era totalmente desconocido en el vecindario pero el cual causaría una curiosidad desde la noche en que lo vio desde su mirador. Zane llegaría a la vida d...