CAPÍTULO 15: EL GRUPO DE APOYO

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—Levántate —le decía a Zane.

—Ahora nos levantamos.

—No, estamos con tiempo justo para que nos vayamos al colegio —me estaba empezando a enojar.

—No vayamos.

—Zane levántate, hasta que no te levantes no puedo ir a mi casa a bañarme —me estaba empezando a estresar.

—No, sigamos durmiendo —dijo entre bostezos.

—Bueno, entonces me voy —me pase por su lado hasta bajarme de la cama, cuando pensaba irme, me tomó de la mano.

—Ven —tiró de mi mano y me acostó de nuevo, pero encima de su cuerpo, intenté pararme, pero con sus brazos hizo un amarre que no me dejo hacer nada más que estar acostada encima de él.

—Suéltame Zane —dije molesta.

—No.

—Debemos ir al colegio.

—No, mira que está lloviendo.

—Para eso tú tienes auto.

—No que pereza, sigue durmiendo conmigo —me acomode un poco en su amarre y quedamos frente a frente.

—Abre los ojos Zane —antes los cerro más —ábrelos —los abrió y me miró, pude observar el color de ambos de sus ojos, su ojo izquierdo era un azul bastante claro y el otro era todo lo contrario, un azul vivo y oscuro, lo hacía ver sexy y más que estaba un poco despelucado.

—Debemos ser responsables e ir al colegio.

—Bueno está bien —me soltó y me pude bajar de encima de él. Él se sentó en la cama y abrió uno de los cajones de su mesita de noche, sacó un estuche, lo abrió y se puso sus gafas.

—¿Por qué te las pones?

—Me duelen un poco los ojos.

—Qué pesar —lo dije en voz baja —pero báñate.

—Pero mira que está lloviendo ve a tu casa arregla lo que tengas que arreglar y te vienes y te bañas aquí, y mientras te bañas yo hago el desayuno.

—Bueno, pero báñate.

—Si lo haré —no sabía si lo haría pero confiaría en él, no tenia de otra.

Salí de su habitación, pero después de que él se levantó, no quería que se volviese acostar, estaba lloviendo, no muy duro, pasé la calle corriendo hasta llegara a mi casa, abrí la puerta y entré de inmediato, me dirigí a mi habitación, busqué la ropa que me podría hoy y organice mi cuarto, no había mucho que organizar, mi madre había dejado la casa impecable y sin ningún desorden. Me demoré como unos 20 minutos en mi casa, me dirigí de nuevo a la casa de Zane y cuando llegué, él ya estaba bañado, solo le faltaba ponerse los zapatos.

—Llegaste rápido.

—No había mucho que hacer en mi casa.

—Bueno, ¿qué quieres desayunar?

—Solo un chocolate o un jugo de naranja.

—¿Por qué?

—Yo no suelo desayunar nada en las mañanas aparte de un café, un chocolate o en jugo de naranja.

—Pues eso no es un desayuno.

—Pues para mí sí.

—Pues no, mejor vete a bañar y yo miro que hago de desayuno.

—¿Sabes hacer algo de desayuno? —se lo dije de broma.

—No, pero ya se me ocurrirá algo —yo me reí y me dirigí a su habitación, allí me desvestí y entré a la ducha, me bañé, su ducha era transparente, aparentemente a él le gusta lo que fuese visible. Salí de bañarme y me puse su salida de baño, se me había olvidado la mía, me lave los dientes y me vestí, baje de nuevo al primer piso y él estaba acabando de poner la mesa, había dos platos con fruta y dos vasos con jugo de naranja.

BELLA SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora