Jayden
La mañana siguiente me levanté sin hacer ruido y bajé a prepararle el desayuno, había ingerido demasiado alcohol incluso para mí que hacía unos años era un experto en emborracharme. Porque lo habría hecho, qué necesidad tenía para acabar de esa forma, era tan cabezona, porque no podía hacerme caso, joder. Subí con una bandeja en las manos llena de huevos revueltos, salchichas, zumo de naranja y nesquik. Al entrar a mi habitación la vi de pie junto a la estantería repleta de cd's. -¿Te gustan?- al hablar se asustó y dio un salto.
-Tienes "NATIVE", ¿cómo lo conseguiste si fue salir a la venta y desaparecer al instante?.-Me preguntó alucinando.
-En aquellos tiempos era un friqui y decidí hacer lo que hiciera falta para conseguirlo.
-Que fue...-incitó a que le contara.
-Había una tienda de música en el barrio que vivíamos y le pedí al dueño, bueno mas bien le imploré que lo pidiera a algún almacén de fuera, dijo que era imposible al estar todos agotados. Le dije que si hacía el esfuerzo limpiaría todas las estanterías sin dejar un solo rincón sucio y así fue. Se ve que tenía un amigo que conocía al grupo y le hizo el favor. A la semana siguiente el el llamó a mi padre para decirle que tenía algo para mi y que me quería a primera hora de la mañana para cerrar el trato. Me tendió un paquete al verme y cuando lo abrí no pude mas que ponerme a llorar de felicidad, tenía el cd en mis manos y no solo eso, venía escrito con una dedicatoria y los autógrafos de ellos. Fue el mejor día de mi vida.-miré a Adriana y vi como contenía las ganas de reír hasta que no pudo más.
-Jajajajaja, ¿es una broma?- pero qué...
-¿No lo has abierto?, trae aquí.-Dejé la bandeja en la cama y le quité el porta cd para abrirlo.-¿Lo ves?- se quedó boquiabierta.
-Maldita suerte la tuya.
-De suerte nada, no veas el polvo que tenía esa tienda.-le sonreí.-Siéntate, necesitas comer.
-No me apetece, tengo el estómago revuelto.
-Por eso, si te sienta mal luego lo vomitas pero ahora come.
-Has hecho demasiado, ayúdame...-nos sentamos los dos y cogió el cubierto.
-Ahora vuelvo, voy a buscar otro tenedor.- hice el intento de levantarme pero me retuvo posando su mano en mi brazo.
-Si no tienes manía lo podemos compartir.-asentí- ¡Oye! ¿por qué me has traído nesquik?, no me digas que ahora tampoco puedo tomar café porque juro que te lo tiro a la cara.-no le respondí, cogí el vaso antes de que cumpliera su amenaza y me lo tomé.
-Quédate con el zumo mejor.- me miró con suspicacia.-¿Quieres hablar ahora de lo que pasó anoche?
-¿A que te refieres?
-A porque bebiste de esa manera. Y a tu sueño.
-Fue una pesadilla,-desvió la vista y algo me hizo sospechar que no era simplemente eso.-No me mires así, bebí porque me apetecía.
-No me vengas con cuentos Adri, no lo habías probado en tu vida.
-Hay una vez para todo.-siempre intentaba convencerme de lo que decía pero nunca lo conseguía.
-Me estás mintiendo,-empezó a negar con la cabeza.-Sí lo haces, porque cuando te pregunto por algo a lo que no quieres responder o me cambias de tema o te inventas una respuesta. Y lo sé porque al hacerlo siempre desvías la mirada o te acaricias el brazo.-Se quedó inmóvil,-Ahora, por favor, quiero que me digas la verdad. ¿Qué pasó anoche?.
-Es mejor dejarlo así de verdad, no insistas más.-Contestó nerviosa.
-No, explícamelo. ¿Por qué una niña se pone a beber como si no hubiera fin?
-¿Una niña?-rio sarcásticamente.- ¿Eso soy para ti?, ¿una simple niña de la que debes cuidar? -Cogió sus cosas e hizo el intento de largarse pero se lo impedí. Mierda no debería haber dicho eso, no era lo que quería decir...-. Suéltame, sabía que sentir algo por ti era un error desde el principio. Eres un maldito capullo.
-Espera,- ¿había oído bien?, me arrimé más a ella sin creer lo que había salido de su boca y se lo pregunté.-¿Sientes algo por mí?-escuché como maldecía algo hacia el suelo y le elevé el mentón.-Respóndeme.
-No, sí, eso creía... Pero no importa porque me equivoqué y eso se acabó. Llegué a creer por un momento que te gustaba y ahora me he dado cuenta de que lo confundí todo ¿Sabes qué? Mejor, no me importa, porque así tu sigues con tu relación de mentira y a mi me dejas en paz de una vez.
-Para. No sabes nada de lo que siento por ti. ¿Cómo puedes decir eso siendo tú quien ha estado alejándome?
-Claro que lo sé. Anoche me trataste igual que me has tratado hace un momento. Tal vez si sea una cría por comportarme como lo hice. Te alejé de mí por esto mismo, porque sabía que si dejaba que alguien se acercara , me haría daño. Tienes idea de cómo se siente uno cuando ve a la persona que le gusta bailando tan pegado con su ex?, de las caricias, las muestras de cariño... ¿No verdad?
-¿Fue por eso?, ella y yo...-me interrumpió.
-No me vengas con el mismo cuento de siempre Jay, he visto más de lo que cuentan. Que todos digan que la perdonaste por un chantaje, no significa que yo sea tan estúpida para creerlo. He visto como la miras y te digo una cosa, ella no te quiere porque quien te quiere no te hace sufrir.-No tenía razón en nada.
-Te estas equivocando, no sé que crees haber visto pero no es así. Todo es un papel, una falsa cara ante la gente.
-Si es verdad lo que dices, cuéntame lo que sabe.
-No puedo, confía en mi por favor.-le supliqué.
-Me estás pidiendo que confíe en alguien que no confía en mí. Cuéntamelo para poder entenderte.
-Lo siento, pero créeme cuando te digo que no la quiero...
-Yo lo siento más.- retrocedió, dio un portazo y se marchó. No volvimos a vernos durante varias semanas. Hablaba con Lola para saber como estaba pero no me contaba mucho. Llamé a su amiga que a la vez e irónicamente era mi cuñada y me pidió que me sincerara con ella si de verdad la quería pero sino que la dejara en paz porque ella no merecía pasarlo mal. Pasaba por su casa y me quedaba observando de lejos su ventana, a veces la veía llorar, otras se quedaba sentada con las piernas fuera y la mirada fija a la nada. Su rostro estaba apagado, la notaba mal de verdad pero dudaba de que su mal estar fuera solo culpa mía. No dejé de escribirle pero ni siquiera me dejaba en visto. Empezaba a volverme loco esa situación, mi intención no era hacerla sufrir, pero no podía contarle la verdad, si lo hacía me vería como a un monstruo y no podía permitir que la chica de la que estaba enamorado me viera como tal. Porque sí, estaba jodidamente enamorado de ella y haría lo que fuera para que no cayera en mi desgracia.
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¿Puedo besarte?
Teen FictionPrimer libro de la bilogía 💋Pídemelo 💋 Adriana de 17 años, vivió una de las peores "experiencias" que se pueden sufrir en la vida. Por ello su madre decide trasladarse con ella a California. Aquí conocerá a Jay, amable, cariñoso y muy atractivo. P...