Capítulo 42

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Jayden

Volver a sentirme dentro de ella fue algo mágico, teníamos tanta química que podríamos crear un conjunto de moléculas con nuestros cuerpos y me hacía sentir suyo al 100%.

-¿Nos vamos? -le pregunté cuando el sol había salido por completo.

-Sí. Empiezo a tener sueño.

-Normal, debes estar cansada por todo.

-No te creas -dijo haciendo ojitos-. Si tu quisieras, ahora mismo podríamos seguir... -Sabía perfectamente lo que estaba insinuando.

-Serás pervertida.

-¿No querías que fuera así? Quien te entiende... -Se hizo la ofendida y caminó hacia el coche.

-¿Cuándo he dicho yo eso?.

-"Adri tienes que acostumbrarte a verme así", Adri es algo normal estar desnudo"... Y ahora que me estoy acostumbrando no te gusta. -Chasqueó la lengua.

-Jajaja, para empezar, ¿sabías que imitas muy mal? Y segundo ¿he dicho que no me guste? -Se quedó apoyada en el coche y la acorralé-. Me encanta que en tu mente aparezcan escenas subidas de tono sobre nosotros dos.

-¡Eh! que yo no he dicho eso... -Exclamó.

-No hace falta que lo digas, lo sé -dije en su oído provocando en su cuerpo un escalofrío-. Sube al coche pequeña pervertida.

-¿Vas a llamarme así a partir de ahora? -preguntó haciendo lo que le había pedido.

-Iré variando según tu comportamiento -pellizqué su mejilla.

De vuelta a la casa de mi padre volvió a quedarse dormida, tenía una facilidad para ello increíble aunque luego se despertara la mayoría de veces alterada... Empezaba a haber tráfico ya que a esa hora muchos se dirigían al trabajo y el trayecto se hizo un poco más largo. Al entrar por el camino algunos coches ya no estaban, la luz del porche se había apagado y dentro de la casa no parecía que hubiese gente despierta. Aparqué junto a la puerta, desabroché el cinturón de Adriana y la cogí en brazos para no despertarla, era tan pequeñita que no pesaba nada. Entramos dentro, caminé con ella hacia las escaleras y cuando puse el primer pie sobre ella alguien habló.

-¿Dónde habéis estado? -Giré la cabeza y vi a su madre.

-La he llevado a ver el amanecer. -Hablé bajo.

-¿Está bien?

-Sí.

-¿Te ha contado algo?.

-¿Sobre qué? -le pregunté.

-No te lo ha contado...

-¿Qué es lo que no me ha contado?.

-Descansad un rato, cuando os despertéis tenemos que hablar con vosotros. -Me ignoró-. Te quiero mucho cariño y no sabes cuanto me gustaría que fuerais felices juntos.

-¿Y que lo impide? -contuve la ira que quería salir de mi.

-Es mejor que lo hablemos luego. -Se marchó.

¿Por qué parecía que ella y mi padre se habían puesto de acuerdo para separarnos? ¿No veían que podía hacerla feliz?. Subí a mi cuarto, la acosté en la cama y me tumbé con ella, intenté cerrar los ojos pero cada vez que lo hacía las palabras de Lola me venían a la cabeza. ¿Qué era lo que no me contaba la chica que tenía a mi lado? ¿Por qué tantos secretos en un día? ¿Haría eso que nos separáramos y por eso no quería hablar? No había nada en el mundo que pudiese decir que hiciese que la dejara, nada ni nadie, no lo permitiría ni porque fuera lo más horrible del mundo. La quería y lucharía con ella contra tierra, mar y aire si hiciera falta.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora