Adriana
-No le hagas caso, soy una chica muy tranquila. -Dije al chico que tenía al lado.
-No te preocupes -sonrió tímido-. Estoy acostumbrado a su humor.
-Yo no. ¿Tenéis huevos, patatas y cebolla?.
-Sí - fue a una pequeña despensa y volvió con las patatas, abrió la nevera y sacó el resto.
-Dime en que te ayudo.
-En nada, siéntate.
-No me paga para estar sentado...
-No tienes nada más que hacer ¿o sí?
-No...
-Pues siéntate ¿te quedas a comer?
-No sé...
-Te quedas a comer.
-Vale pues déjame ayudarte.
Al final se salió con la suya, me ayudó a pelar las patatas y a cortarlas a tacos, las pusimos a freír un poco junto a la cebolla y cuando estuvieron medio hechas las sacamos y mezclamos con los huevos y especias, retiramos el aceite y metimos la mezcla en la sartén. Era algo sencillo, lo único que costó fue darle la vuelta pero por suerte Esai lo hizo por mí.
Ahora dime ¿por qué trabajas aquí? -pregunté curiosa.
-Necesitaba dinero y Ficher me ofreció esto.
-Pero fue una entrevista ¿no? quiero decir que había más gente interesada en el puesto.
-No exactamente, él dijo eso pero sé que lo hizo por ayudarme porque sinceramente no necesitaba a nadie que se encargara de la casa.
-Oh -busqué ingredientes en la nevera para hacer una ensalada-. ¿Cómo os conocisteis?
-Te voy a contar una cosa pero no le digas que te lo he dicho porque no le gusta que nadie lo sepa, es demasiado humilde.
-No diré nada -hice un gesto con la mano sellando mis labios.
-Lo conocí en una beneficencia. Mi familia y yo vamos todos los fines de semana, en casa no tenemos precisamente una economía muy estable y recurrimos a ese lugar para poder comer.
-Lo siento...
-No pasa nada, estoy acostumbrado.
-No deberías... -me sentí realmente mal por él-. ¿Y qué hacía él allí?
-Ayudar, solía traer alimentos, ropa, cosas básicas. Con el tiempo me sentí mal por ir a ese lugar sin aportar nada y me ofrecí a cocinar, ahí fue cuando lo conocí de verdad. Me preguntó por nuestra situación en casa, el motivo que nos traía allí y le conté que quería ir a la universidad.
-¿Qué quieres estudiar? -le pregunté.
-Ciencias gastronómicas -sonrió-. Jay quiso probar mi comida y cuando lo hizo dijo: "a falta de amor tu comida es la mejor" -Reímos los dos-. Fue entonces cuando me ofreció trabajar aquí. Mi única condición para aceptar el puesto fue que cocinaría cada vez que viniese y la suya que a cambio de cocinar prepararía más cantidad para llevarla a casa para que todos pudiesen comer.
-¿Enserio? -asintió.
-No es ningún explotador, hago esas cosas porque el me pidió que comprara según lo que gustara en mi casa.
-No me lo puedo creer -ahora si me sentía mal por haberle tachado como tal.
-Y eso no es todo.
-¿Hay más?
![](https://img.wattpad.com/cover/297697148-288-k412059.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Puedo besarte?
Teen FictionPrimer libro de la bilogía 💋Pídemelo 💋 Adriana de 17 años, vivió una de las peores "experiencias" que se pueden sufrir en la vida. Por ello su madre decide trasladarse con ella a California. Aquí conocerá a Jay, amable, cariñoso y muy atractivo. P...