Capítulo 24

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Adriana

Sentía algo dentro de mí, algo inexplicable. Tenía el deseo de estar con él pero no imaginaba hasta que punto. El beso se fue intensificando y al hacerlo paró...

-¿Qué haces? -le pregunté con la respiración acelerada.

-Te voy a preparar la cena ¿me acompañas?. -Me ayudó a levantarme, bajamos las escaleras y me guió hasta la cocina.

-Esto es enorme -dije girando sobre mi misma al verla.

El color que predominaba en la cocina era el blanco. Contaba con una gran isla en el centro con la encimera de piedra, estantes superiores y revestimiento en la parte del fregadero que más que un fregadero parecía una bañera de lo grande que era. Todo estaba perfectamente organizado y no se escapaban los detalles vintage que la hacían mucho más acogedora.

-¿Qué te apetece comer? -dijo acorralándome a la isla haciendo que mi respiración volviera a fallar como todas las veces que lo tenía cerca-. ¿No hablas? -insistió posando sus labios sobre mi cuello.

-Eee no, no séee -arrastré las palabras. Se alejó de mi y abrió la nevera.

-¿Te gustan las banderillas de salchicha?

-¿Las qué? -pregunté sin tener idea, salchicha estaba claro que llevaba pero nunca había escuchado el nombre de banderilla en una comida.

-Son salchichas pinchadas en brochetas y envueltas en harina de trigo y maíz, ¡están buenísimas! Te las voy a preparar -sacó los ingredientes y se puso manos a la obra.

-¿Te ayudo? -negó. Me senté en uno de los taburetes y lo contemplé. Se había quitado la camiseta dejando a la vista su pecho, mis ojos fueron bajando por su abdomen y pude comprobar lo definido que lo tenía al igual que los brazos que aunque no muy grandes si estaban bien marcados.

-¿Te preparo unas palomitas? -desvié la mirada hacia sus ojos-. Lo digo porque te veo muy entretenida.-Me puse roja como un tomate.

-Lo siento...-dije agachando la cabeza.

-¿Que sientes? -Sacó las manos del bol de harina y se apoyó con los codos en la encimera vacilante.

-¿Por qué has parado antes? -le pregunté avergonzada.

-¿El qué?

-Ya sabes...

-No lo sé, dímelo -incitó.

-El beso

-Era lo mejor.

-¿Por qué? -volví a preguntar.

-Porque quiero que primero confíes en mí.-Respondió.

-¿Y eso que tiene que ver?

-¿Puedes dejar de hacer preguntas?-negué con la cabeza. Rodeó la isla, cogió mi cara entre sus manos haciendo que me ensuciara de harina y suspiró-. No quiero que te arrepientas de nada, por eso quiero que primero confíes en mí.-Plantó un beso en mi frente y volvió a lo que estaba haciendo.

No estaba lista para dar ese paso pero al estar con él mi cuerpo reaccionaba de una manera que a mí mente la hacía dudar de lo contrario y no lo podía comprender. Tal vez si era mejor esperar, no sabía como podía reaccionar cuando llegara ese momento ¿y si volvían a mi mente aquellos recuerdos?

-¡Adri! -me llamó Jayden.

-¿Decías algo?

-Que ya está todo preparado. ¿En qué pensabas?.

-Nada... ¿Pongo la mesa? - lo ayudé y cuando estuvo todo preparado nos sentamos a cenar.

-Y bien,¿te gustan?.-Preguntó ansioso por saber mi respuesta.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora