Capítulo 1

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Adriana

Había llegado el día que tanto había esperado, por fin iba a estar lejos del país que me había visto crecer y del que no guardaba un buen recuerdo desde hacía dos años...

Para haceros un resumen sin entrar en detalles ya que no me gusta hablar de aquello: Mi vida cambió después de aquel día y no para bien. No es que hubiera tenido una vida repleta de felicidad y mucho menos después de la muerte de mi padre, pero era tranquila. En la escuela no me iba mal, sacaba buenas notas y los profesores estaban bastante contentos conmigo. No era muy social, mis compañeros pasaban de mí y no solían acercarse ni para pedir los apuntes... Hasta el día en que se enteraron de lo ocurrido, en ese momento si vinieron a mí para intentar sacar provecho de aquello o mejor dicho información.
Tiempo después y habiéndolo meditado mucho, mi madre me ofreció la opción de irnos las dos a Estados Unidos creyendo que así podríamos empezar una nueva vida, y no lo dudé. Lo único que nos retenía allí era mi hermana ya que ella no podía venir con nosotras por su trabajo, pero asegurándome que vendría a vernos siempre que pudiera acepté y ahí estábamos, en el aeropuerto de Barajas esperando a embarcar.

-¿Estás bien? -me preguntó mi madre mientras pasábamos por la pasarela para entrar al avión.

-Sí...

-Se que todo esto es duro para ti, lo que pasó... -la interrumpí.

-Mamá, no quiero volver a hablar de eso.

-Te entiendo hija. Este cambio será bueno ya lo verás.-Me abrazó y entonces supe que de todo lo malo este, sería un buen comienzo.

Nos esperaban doce horas de vuelo desde Madrid a Los Ángeles, había convencido a mi madre de coger un avión que fuera directo y no tener que estar haciendo escalas, pero me arrepentí al instante. El libro que llevaba conmigo hacía horas que lo había terminado y no había mucho más para hacer. Para colmo me entraba pis a cada rato y lo aguantaba como podía por vergüenza a que los pasajeros se quedaran mirando cada vez que pasaba por el pasillo. Pasé la mayor parte del tiempo durmiendo y me desperté asustada al notar a alguien acariciar mi brazo.

-Tranquila cariño soy yo. Ya hemos llegado -avisó. Desembarcamos y fuimos directas a por las maletas. Estuvimos por lo menos quince minutos buscando la zona de recogida de equipaje y cuando la encontramos tuvimos delante nuestra un apelotonamiento en el que si te metías y salías viva era un milagro. Esperamos a que fuera disminuyendo la aglomeración y cuando las tuvimos salimos a por un taxi.

-Mamá, ¿y las llaves de la casa? -le pregunté.

-Thomas, el propietario, me avisó que dejaba las llaves en una ferretería que está cerca de la que será nuestra casa.-No sé para que preguntaba, tampoco es que tuviera información de mucho más.

A las pocas horas de darle el sí a mi madre para irnos, teníamos casa y ella un trabajo nuevo. Me había contado que la habían entrevistado por videoconferencia para un puesto de enfermera jefe en el Hospital Santa Barbara y que había recibido a las pocas horas una notificaron de que el puesto era suyo. Por una parte estaba contenta porque era el mismo puesto que tenía en España y por la otra le daba pena tener que despedirse de sus otros compañeros. De la casa en cambio no me contó nada, lo único que sabía era que el barrio me iba a encantar según ella.

Tardamos en llegar del aeropuerto a Santa Mónica unos veinte minutos y no me lo podía creer. Santa Mónica era mi zona favorita de todos los Ángeles ¿por qué? pues porque había visto muchas películas y leído libros sobre ella y era alucinante: Venice Beach, sus centros comerciales... Y lo más especial, Pacific Park, para mí el sitio más increíble del mundo sin siquiera haberlo visto.
Bajamos del coche después de pagar al taxista y entramos al establecimiento en el que aguardaban nuestras llaves.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora