Capítulo 26

5.2K 183 35
                                    

Adriana

Me hizo esperar en el coche y salió. Al volver tocó la ventanilla del copiloto para que la bajara y me tendió una bolsa de papel, le pregunté que era y dijo ropa.

-¿Ropa?- pregunté dudosa.

-Sí, ropa.

-¿Para qué?

-La tuya no estaba seca y has dicho que no ibas a salir del coche así vestida.

-¿Me has comprado ropa? -volví a preguntar.

-Sí...

-¿Por qué?

- ¿Te lo tengo que volver a explicar? Pasa atrás y cambiate anda. -Hice lo que me dijo, saqué lo que había dentro y al ver la etiqueta del vestido abrí la puerta y llamé su atención.

-No me voy a poner esto -le dije.

-¿No te gusta? -era de un tejido plisado, corto con mangas largas que se transparentában y lo hacían fresco, ceñido a la cintura y de color verde militar.

-Me encanta pero ¿has visto el precio?

-¿Que tiene de malo?

-¡Cientosesenta dólares!

-¿Y?

-Enserio no te parece caro porque a mí sí. Prefiero salir sólo con la camiseta a que te gastes eso.

-Adri no te preocupes por eso, vístete ya- Cerró la puerta y resoplé. Me lo puse sin dejar de hablar conmigo misma sobre lo caro que era, me recogí el pelo en una cola un poco mal hecha al no tener un peine y bajé.

Jayden estaba apoyado en el capó hablando por teléfono y al acercarme vi algo en su rostró que no me gustó.

-¿Qué ocurre? - Dijo algo a la persona que estaba al otro lado de la línea y colgó-. Jay ¿estás bien?- guardó el móvil, cambió la expresión y me dedicó una sonrisa.

-Estás preciosa - evitó mi pregunta, cogió mi mano y me hizo rodar-. Realmente preciosa -besó mi frente y me dirigió por el paseo.

Vimos los escaparates de lujo, gente todavía más lujosa y alguna que otra famosa como Nicole Kidman que salía de Louis Vuitton. Me quedé prendada por un vestido que había expuesto en el escaparate de Valentino, un vestido de mil setecientos dólares que quizás podría encontrar en el bazar chino de la esquina de nuestra antigua casa por diecinueve euros, sin pedrería Swarovski pero parecido al fin y al cabo. Caminamos por lo menos tres manzanas, paramos a descansar en un Starbucks, tomamos café y volvimos al coche. Me llevó a casa y cuando llegamos me acompañó dentro para saludar a mi madre.

-¡Cielo!- dijo cuando lo vió y se acercó a abrazarlo.

-Lola -respondió este a su abrazo.

-Hola mamá, yo también estoy aquí...

-Perdona cariño, ven a darme un beso. -Me achuchó-. Jay ¿te quedas a comer?

-Hoy no puedo pero me apunto para la próxima -mi madre puso una cara de tristeza falsa y luego le pidió que pasara por casa más seguido, se despidió de ella y lo acompañé a fuera-. ¿Qué harás hoy?.

-Pasar el día con mi madre. Desde que estamos aquí la habré visto en total cuarenta y ocho horas. ¿Y tú?.

-Tengo que hacer unas cosas ¿te llamo esta noche?.

-Puedes llamar pero no sé si te voy a responder.

-¿Cómo dices? ¿No me vas a coger el teléfono? -dijo arrimándose y pasando sus manos por mi espalda.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora