Capítulo 44

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Jayden

Sentía impotencia al oír sus palabras, dolor al no poder hacer nada más que dar vueltas por la estancia y escuchar sin poder partir la cara a quien le hubiera hecho todo lo que estaba contando. No sabía como actuar, me quedé sin voz, mis piernas no permitieron que siguiera moviéndome y mi mente se encontraba en otro mundo, en un mundo en el que mataba a ese degenerado. Se que terminó de hablar, notaba como me miraba esperando que dijera algo, lo que fuera, pero callé esperando a encontrar las palabras adecuadas, no para compadecerme de ella sino para evitar que siguiera llorando, pero mi cerebro no ayudaba, las imágenes de todo lo que había contado rondaban por mi cabeza y estaba en una especie de conmoción. No sé en que momento me giré a mirarla y mucho menos cuando me arrodillé a sus pies.

-Pienso hacer que sufra más de lo que sufriste tú. -Salió de mi boca con mis ojos soltando lágrimas sin parar.

Me abrazó con fuerza haciendo que nuestro llanto se uniera, traté de controlarme para no provocar más dolor en ella pero conseguí todo lo contrario. No podía, juro que intenté parar pero fue imposible, le habían hecho daño, la habían tratado como a un objeto y no habían tenido ni un poco de compasión. Era una niña, una niña indefensa que no tenía forma de defenderse ante un salvaje como ese.

-Lo siento. -se separó de mí para mirarme pero no pude responderle por miedo a derrumbarme todavía más. Esto es lo que quería evitar...

-¿Qué llorara? -la miré intentando controlar todo lo que sentía en ese momento.

-Que sintieras lástima -Enjugué mis lagrimas y después de un largo suspiro respondí.

-Siento de todo menos lástima y antes de que lo digas no, no siento asco. No tienes culpa de todo lo que pasó y que ahora te estés disculpando porque llore... Me da rabia Adriana, rabia por no poder hacer nada, por no haber estado ese día para evitar que te pasara algo...

-No nos conocíamos, no podrías haber hecho nada.

-Tienes razón, no podría... Pero si puedo evitar que vuelva a ocurrir. ¿Fue por eso por lo que fuiste a las clases de defensa? -Asintió-. ¿Dónde está?

-¿Qué?

-Él ¿Dónde está?.

-Lo único que sé es que ha salido... Me lo dijo ayer mi madre.

-¿Sabes algo más? Quiero decir, sabrás su nombre. -Quería saber quien era para controlar sus pasos y asegurarme de que no intentaba volver a acercarse a ella.

-No... Era menor, me hicieron entrar en una salita para identificarlo entre unos cuantos y no volví a verlo más. Mi madre había dejado claro que no entraría a juicio y menos estando él así que no sé nada, me tuvieron siempre al margen de todo por mucho que hubiera sido a mi a quien le hubiesen hecho algo. No me dieron la opción de decidir nada...

Escúchame -cogí su cara entre mis manos- nadie va a volver a tocarte, jamás, pienso encargarme de eso. No quiero que sigan esos recuerdos en tu cabeza ni que sigas temiendo, porque mientras yo esté vivo velaré por ti.

-Es fácil decirlo Jay... -bajó la cabeza- No creo ser capaz...

-Sí lo eres Adri. Deja que te ayude, lo superaremos juntos.

-¿Entonces no te vas a ir? -preguntó con el labio temblándole.

-¿A dónde?

-De mi vida...

-Eres parte de mi peleona, si tuviera intención de irme sería contigo. -La acogí entre mis brazos-.

-Siento no habértelo contado antes, tenía miedo de que no me quisieras por eso.

¿Puedo besarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora