☀☀EL REINO DEL SOL☀☀

20. LAS CONOZCO

Las armaduras metálicas de los soldados sonaban a través de los muros, Ella enseguida supo lo que aquello significaba, había llegado la hora.

Su cuerpo se entumeció y se sintió perdida.

Al abrirse la puerta entraron el rey, la reina, el príncipe y unos cuantos soldados bien armados, la joven al ver las espadas puntiagudas se agarro el cuello temiendo que se lo cortaran.

La reina y el príncipe no tenían presencia, desaparecía al lado del hombre de la corona, ambos se quedaron de pie a un lado mientras que el más temido se sentó en su trono.

Cuando Ella se atrevió a mirarlo a los ojos se encontró con una bestia, tenía un aspecto fiero, ojos afilados, un  gesto  lleno de malicia.

Sobre el ropajes caros, anillos, una capa y una brillante corona que reafirmaba su poderío.

Se detuvo unos instantes y clavó su atención en la joven que temblaba atemorizada pero por fuera mantenía un semblante de indiferencia.

: Así que tu eres la bruja que ha estado causando estragos...- declaró con una sonrisa- ya no puedes escapar.

Sin vacilo sus ojos rotaban lentamente por todo el cuarto lleno de satisfacción, parecía tener todo el tiempo del mundo para admirar su caza.

: Sabes que no eres cualquier delincuente ¿ Verdad?- dijo tranquilo- normalmente no concedo mi presencia, pero tú eres un caso distinto, te he traído aquí para preguntarte algo.

Aun sin gritar el rey conseguía que sus palabras resonaran en la habitación, imponía hasta al mismísimo silencio que tenía miedo de hablar.

: Vas a responderme ¿Cuántas sois? ¿Qué habéis estado haciendo?  ¿Cómo habéis entrado aquí?

: Cuando desperté ya estaba dentro del reino- contestó Ella con valentía, no iba a dejar que viera el miedo en su rostro- lo que hice al llegar aquí fue sobrevivir yo sola como pude.

No pensaba mencionar a Hollow por nada del mundo.

: ¿Crees que no os conozco?- enunció con enfado- ¿Crees que no sé como sois las brujas? De vuestras bocas solo salen mentiras, por un momento pensé que serías más inteligente pero parece que no, te has buscado un mal enemigo.

: Todo lo que he dicho es verdad-afirmó- no he mentido.

: Sea como sea no es necesario que confieses, tarde o temprano encontraré a las demás - el rey la miró fijamente- tus amigas deberían saber que no tardaré en darles caza a todas ellas y acabar con sus vidas.

El rey seguía hablando como si hubiera más de una bruja y no creía una sola palabra de la chica.

: ¡Guardias! - alzó la voz orgulloso - convocad a todo el pueblo para mañana  a primera hora, todos deben ver el ajusticiamiento de la bruja, después de su muerte ninguna más se atreverá a pisar el reino. 

: ¡Pero padre! - despertó de su sueño Galia- ¡¿ Qué ha hecho tan malo para merecer la muerte?! 

: ¿No te das cuenta? - lo miro con condescendencia- Es una bruja Galia, por eso merece la muerte, y tú hijo mío, eres el próximo heredero del reino debes venir conmigo al ajusticiamiento y demostrar a todos que eres el rey que necesitan.

: ¡Pero no merece la muerte! ¡ No ha cometido ningún crimen padre! - decía desesperado Galia.

: ¡¿ Te has vuelto loco?!- el hombre de la corona le dio una bofetada a su hijo- no quiero volver a escuchar que dices tales cosas, nunca debes perdonar a una bruja.

Todos dejaron la sala, el príncipe antes de marchar miró a la joven con temor y culpa, después siguió a su progenitor y siguió rogándole hasta que este ordeno que lo encerrarán en su cuarto.

La ley era impuesta por el rey, este era quien determinaba los castigos de cada malhechor, su hijo escapista e irresponsable nunca había acudido a un juicio, nunca había visto como su padre era capaz de sentenciar la muerte a alguien con frialdad, no sabía cuantos seres habían sido víctimas de su maldad.

Mientras tanto Ella no podía creerse que iba a morir, la angustia crecía en su interior, se preguntaba si alguna vez podría volver a recorrer las calles del reino  bajo el cielo estrellado tal y como lo hizo con Hollow, por mucho que pensaba no podía hallar la escapatoria  a su destino.

El cansancio la envolvió y se adentro en una pesadilla.

La luna por el contrario ni se había inmutado, solo la brisa primaveral y los grillos rompían el silencio.