Como los viejos tiempos

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Franco se encontraba dando un recorrido por los predios de la hacienda Reyes, donde se encontraba viviendo hace semanas. el aire fresco le hacia bien, había pasado mucho tiempo encerrado, y ahora, le gustaba gozar cada minuto que pudiese en el exterior, ya sea caminando, trabajando en las caballerizas, o simplemente montando a caballo.

Montar había sido su pasatiempo favorito durante mucho tiempo, pero ahora, aquel pasatiempo solo le traía dolor, cada segundo le recordaba a Sarita

sus encuentros secretos cuando comenzaron a salir... se sentían tan especiales

sus paseos cuando comenzaron a vivir juntos... paseos interminables, momentos que no quería que acabasen nunca 

la primera vez que llevaron a Andrés a cabalgar... y la emoción de ver a su primer hijo montando su primer caballo

la primera vez de Gaby cabalgando... franco aun recuerda el miedo que tenia de que su princesa se hiciese daño, pero su pequeña Gaby era un roble al igual que su madre

pero lo que mas extrañaba Franco, eran sus paseos con Sara, aquellos que daban cuando habían terminado de trabajar, sus hijos estaban perdidos en sus pequeños mundos, y podían volver a ser dos jóvenes enamorados sin preocupaciones por un rato.

Franco recordó el ultimo paseo que dieron juntos, el sabia que pronto tendría que irse, que tendría que dejarla y romperle el corazón, sabia que aunque volviese, Sarita no volvería a mirarle de la misma manera, sabia que probablemente seria la ultima vez que hicieran un paseo así, que si volvía en algún momento, la habría perdido, por eso Franco decidió disfrutar ese paseo al máximo.

Hacia un tiempo que se había comenzado a comportar extraño, distante, frio... tratar de esa manera a Sara y sus hijos le dolía muchísimo mas a el de lo que le dolía a ella, pero Franco no tenia opción.

Tenia que protegerse, y de esa manera proteger a Sara, Andrés y Gaby. Si se quedaba en casa, no solo se pondría en peligro a el, sino a ellos también.

Pero aquella no era una tarde para pensar en los problemas que lo atormentaban, aquella noche, Franco decidió amar a Sarita como si solo existiesen ellos dos en el mundo, se olvido de los problemas, y fijo sus pensamientos en la mujer que tenia enfrente, que le sonreía tímidamente.

Franco se bajo del caballo, y corrió a bajarla a ella, era un gesto que Franco no había perdido en mas de 20 años de matrimonio. 

aquella tarde, bajo la tenue luz del atardecer, Franco le dio a Sara el mejor paseo de sus vidas, la besó, la abrazó, le dijo al odio las palabras mas bonitas que Sarita podría escuchar.

Sarita miro a Franco con un brillo especial en sus ojos, tal vez todo podría mejorar desde ese momento, su franco, el Franco romántico, atento, mimoso, había vuelto, Sara no sabia que había causado el comportamiento de Franco en las ultimas semanas, por momentos llegó a pensar que Franco le pediría el divorcio en cualquier momento, pero ahora, Sarita estaba segura de que a partir de esa tarde todo mejoraría para ellos.

tal vez, la magia de aquella tarde fue la que hizo que la partida de Franco doliese tanto.

Tal vez, si Franco no le hubiese dado falsas esperanzas a su esposa, esta lo hubiese podido olvidar mas rápidamente.

pero ya no valía la pena pensar en eso, los mayores miedos de Franco se habían vuelto realidad, a pesar de que el sabia lo que pasaría cuando se fue, al volver, el ojiazul aun guardaba las esperanzas de que su esposa lo perdonara, de volver a su vida de antes, pero nada de eso había pasado, y Franco sabia que era el único culpable.

Ahora lo único que le quedaba eran los recuerdos, recuerdos felices que tenían a su vez un sabor amargo, porque a pesar de la felicidad que le causaron en su momento, aquellos recuerdos ahora solo lo atormentaba, recordándole que Sara lo odiaba, y que jamás volvería a amarlo. 

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora