La verdadera cara de Demetrio -parte I

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Franco Reyes se frotó las manos en su pantalón, intentando que dejasen de sudar. Suspiró, antes de tomar su chaqueta que estaba encima de la cama para colocársela.

-¿Estás seguro de lo que vas a hacer? ¿No quieres esperar a reponerte? –Preguntó Oscar-

-No –contestó Franco con seguridad- tengo que hacer esto ahora, lo que ha dicho Gaby me ha dejado muy preocupado, y no me lo perdonaría si llegase tarde.

-Franco, Sarita sabe defenderse muy bien sola, no sé si es conveniente que te vea así, aun no te recuperas del todo.

-Oscar, no intentes convencerme, Gaby ha sido muy clara, Sarita corre peligro

Franco Reyes se había reencontrado con su familia hace tan solo tres días, luego de que Juan y Norma lograran sacarlo de la prisión en la que había estado los últimos tres años.

El menor de los Reyes estaba muy nervioso por ver nuevamente a su familia, no había visto a su esposa e hijos en más de tres años, y le aterraba que lo rechazaran, principalmente porque sabía que estaban en todo su derecho de hacerlo.

Los primeros en saber del regreso de su papá fueron los hermanos Reyes Elizondo, Andrés y Gaby fueron llamados a casa de sus tíos la mañana anterior, en cuanto entraron en la sala de la hacienda Reyes, se encontraron con su padre sentado en el sofá.

-¿Papá? –Preguntó asombrada Gaby-

Franco levantó la mirada en ese momento, y se encontró con dos de sus tres mayores tesoros, parados en la entrada de la sala, mirándolo fijamente. Esos dos pares de ojos que siempre lo habían mirado con amor, comenzaron a llenarse de lágrimas, y de igual manera lo hicieron los ojos de Franco, quien se puso de pie antes de hablar.

-Hijos –susurró Franco antes de dejar que las lágrimas se apoderaran de sus mejillas-

Franco sabía que tenía que decir más, aunque ni un millón de palabras alcanzarían para reparar el daño que le había hecho a su familia sin querer. El menor de los Reyes intentaba encontrar en su interior la frase correcta para comenzar a hablarles a sus hijos, pero el miedo a decir algo erróneo, lo dejó en blanco.

Andrés y Gaby Reyes Elizondo no sabían por qué su padre estaba allí, tres años después de haberlos abandonado sin una razón coherente, pero allí estaba parado delante de ellos.

Andrés miró a su padre a los ojos, el menor de los Reyes y su primogénito, siempre había tenido una conexión especial, en la que podían comunicarse sin necesidad de palabras.

El músico vio en los ojos de su padre arrepentimiento, miedo, Andrés podía ver que su padre estaba aterrado como un niño pequeño.

No sabía si se arrepentiría después, o si agradecería haber reaccionado así, pero Andrés caminó hacia su papá, y se fundió en un abrazo con él, sintiéndose a salvo, rodeado de ese amor paternal que tanta falta le había hecho en los últimos tres años.

Franco se aferró con fuerza a su hijo, sintiendo como una parte de su corazón comenzaba a sentirse vivo nuevamente, y aún más vivo se sintió, cuando unos pequeños brazos femeninos lo abrazaron, su pequeña Gaby había corrido hacia ellos al ver el abrazo de su padre y su hermano, ansiosa por volver a sentirse a salvo en los brazos del hombre más importante en su vida.

Los dos hermanos sintieron a su padre abrazarlos con más fuerza, sin querer dejarlos ir nunca más, escucharon los sollozos de Franco, quien durante tanto tiempo solo había podido soñar con ese abrazo, que ahora se hacía realidad.

-Perdón -fue lo único que logró susurrar Franco Reyes sin separarse de sus hijos-

Juan, Norma, Oscar y Jimena observaban el conmovedor cuadro desde lejos, Jimena no pudo evitar llorar a la par de su cuñado y sobrinos.

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora