Tu capacidad de amar

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Nota de autor: esto sucede inmediatamente después del flashback, ¿mi recomendación? lean primero "Pequeñas interrupciones" vean el flashback, y luego lean este<3

Si Franco Reyes tuviese que elegir su lugar favorito en el mundo, lo más seguro es que elegiría el cuello de su esposa.

Franco se volvía loco cada vez que Sara Elizondo hacia su cabeza hacia un costado, dejándole disfrutar a sus anchas de aquella parte de su cuerpo.

Franco comenzó a repartir suaves y cálidos besos desde la parte trasera de la oreja de su mujer, mientras ella le acariciaba el cabello con una mano, y la otra la tenía en su espalda, atrayéndolo más hacia ella.

Franco bajo con sus besos lentamente hacia sus clavículas, donde se detuvo un buen rato devorando aquella zona, el ojiazul no se dio cuenta de lo mucho que se estaba demorando en aquella parte, hasta que no escucho a su esposa hablarle

-Franco- susurro ella- no me dejes marca

-¿Por qué no?- pregunto el sonriendo contra su cuello- tengo que marcar mi territorio para que nadie más se te acerque, además, mis marcas te quedan muy sexys, mi amor

Sarita soltó una pequeña risa mientras tomaba entre sus manos la cara de su marido, obligándole a mirarla a los ojos.

-Por más sexy que me queden, ya somos adultos, no estamos para estar haciendo esas cosas

-Podemos ser todo lo adultos que tú quieras, pero cuando estoy contigo me siento como un niño disfrutando de su dulce favorito

-¿Ah, sí?- rio Sara- ¿me ves como una simple golosina?

-Claro que sí, la más deliciosa del mundo, y no me voy a cansar jamás de devorarte, ahora si me lo permites, continuare con mi trabajo de este lado- anuncio dirigiéndose al otro lado del cuello de Sara-

Franco siguió repartiendo besos en las clavículas de Sarita, mientras que ella se estremecía debajo suyo ante cada roce de sus labios contra su piel.

Recién habían comenzado, pero ambos ardían con la intensidad de un volcán. Nadie creería que luego de diez años de matrimonio, pudiese seguir existiendo tanta pasión entre ellos, pero la realidad era que esa pasión aumentaba cada día mas.

Nunca se cansaban el uno del otro, si no fuese por las responsabilidades de la vida adulta, ambos podrían quedarse eternamente en esa posición, amándose como dos adolescentes que están descubriendo el primer amor.

Sara volvió a tomar la cara de su esposo entre sus manos, esta vez para guiar su boca a la de ella, uniendo sus labios en un beso apasionado pero a la vez lento, dulce y tibio.

Sara alejó un poco a su esposo, lo suficiente para poder mirarlo a los ojos, Franco estaba agitado, con las pupilas dilatadas, mirándola como si él fuese una bestia salvaje, y ella un tierno animal del bosque a punto de ser devorado por la fiera que la acechaba.

Franco se alejó un poco de Sara, para permitirle a esta sentarse en la cama, como las orillas de la camiseta de Sarita para tirar de esta hacia arriba, dejando la parte de arriba del cuerpo de su esposa sin nada que lo cubra.

Sara hizo lo mismo con la camiseta de su esposo, quitándola del camino para poder acariciar a gusto el pecho desnudo de su marido, quien no tardo en recostarla nuevamente y subirse cuidadosamente encima de ella para devorar su boca.

De un momento a otro, el resto de las prendas que cubrían a ambos desaparecieron como por arte de magia, Sara se estiro un poco para alcanzar el interruptor de la luz, apagando todas las luces de la habitación, quedando a oscuras, con la luz de la luna filtrándose por la ventana

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora