Te vi de lejos

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Franco Reyes se encontraba caminando por los predios de la Hacienda Reyes, ya habían pasado dos semanas desde su regreso a San Marcos, aun no se acostumbraba del todo a estar en libertad.

Aquellos paseos le hacían muy bien, le ayudaban a dejar de pensar. Dejar de pensar en Sara, en sus hijos.

No era que el no quisiese pensar en ellos, solo que hacerlo le dolía. Y Franco debía reponerse de sus traumas antes de poder pensar en cómo recuperar a su familia.

Había pasado por un verdadero infierno los últimos tres años, tres años llenos de torturas, maltratos, pesadillas, sobre todo tres años sin ver a su familia, sin poder abrazarlos, ni decirles cuanto los amaba.

Franco Reyes ya no era el mismo, los golpes de la vida te hacen cambiar, y a él lo habían golpeado en exceso, estaba lleno de cicatrices, por dentro y por fuera. Aquellos tres años encerrados por un delito que no cometió lo habían cambiado por completo, ahora era una persona más dura, más vengativa. El Franco de siempre seguía allí dentro, el Franco cariñoso, amoroso, bondadoso seguía allí, pero ahora escondido bajo una coraza, que construyo de a poco con el paso de los años, intentando no perder su esencia en aquel infierno.

Lo que más deseaba Franco Reyes era recuperar a su familia, volver a su casa, volver junto a su esposa y sus dos más grandes orgullos, sus hijos.

No podía recuperarlos a ellos hasta que no se recuperase a sí mismo.

En las últimas dos semanas había hecho un avance, las pesadillas disminuyeron un poco, y estaba trabajando en controlar sus ataques de pánico. Su familia había sido de gran ayuda, cuando regreso, todos le dijeron que no era buena idea enfrentar a Sara, no en su estado. Verlo a el de esa manera terminaría de romper el alma de Sarita.

Así que, como no tenía donde ir, Juan le ofreció quedarse en la hacienda, aunque tuviese que estar escondido todo el día para no cruzarse a Sara.

En el único lugar que Franco sentía que podía ser libre era en los predios, allí podía caminar a sus anchas, dejar que el viento le acariciase el rostro y se llevase volando todos sus problemas, al menos por un rato.

Franco estaba caminando de lo más tranquilo, cuando sintió un caballo a lo lejos, al mirar en la dirección del ruido, la vio.

Era Sara.

Se acercaba a los predios de Juan, aun no visualizaba a Franco, pero no demoraría en hacerlo.

Así que Franco se escondió, por suerte estaba al lado de unas rocas enormes, donde podía esconderse para que Sara no lo viera,

Ella se acercó más, hasta estar a unos escasos metros de Franco, en la observo de arriba a abajo, estaba preciosa.

Franco siempre pensó que su esposa era la mujer más bella del mundo, cada vez que la veía se enamoraba un poco más de ella.

Vio que Sara buscaba a alguien con la mirada, seguramente a Juan o alguno de sus sobrinos. Al no estar ninguno de ellos cerca, escucho como Sara suspiraba, antes de bajarse del caballo.

Ella esperaba encontrarse con alguno de sus familiares para que la ayudase, ya que al ser de baja estatura, a veces batallaba, pero no había nadie cerca.

Durante veinte años Sara no había tenido que preocuparse por quien la ayudase a bajarse del caballo. Al final de sus paseos siempre estaba su esposo, listo para bajarla.

Flashback

-ya. Ya- Sara hablo para que su caballo se detuviese-

-¿Qué tal el paseo?- pregunto Franco acercándose a su esposa-

-Muy bien, luego de ese viaje de trabajo necesitaba un buen paseo a caballo, odio la ciudad- Dijo Sara rodando los ojos-

Franco rio antes de agarrar a su esposa por la cintura para bajarla suavemente del caballo, apenas la apoyo en el piso, Sara coloco sus manos en las mejillas de su marido y atrapo sus labios en un tierno beso

-¿Sabes que es lo más bonito de pasear a caballo? -Le pregunto Sara a su esposo con una sonrisa

-No, dime

-Saber que siempre estas ahí para bajarme- respondió Sara-

-Y siempre lo estaré, al final de cada uno de tus recorridos, siempre voy a estar ahí para bajarte como la reina que eres-

Sara se mordió el labio antes de abrazar a su marido.

Tenía tanta suerte de tenerlo

Fin flashback

¿Quién hubiese dicho que el no cumpliría su promesa?

Franco observo a Sara, con dificultad logro bajarse de Sexto. Franco sonrió al ver que Sara aun seguía teniendo el caballo que él le regalo por su aniversario, varios años atrás.

A Franco se le rompió el corazón al verla, y algunas lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos.

Lo único que deseaba Franco en ese momento era ir a ayudarla, mimarla y besarla como ella se merecía.

Pero no podía hacerlo

Al menos no por ahora. 

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora