Poco le importó el fuerte dolor de cabeza que sintió en el instante en que abrió los ojos, y nula fue la atención que prestó a la dificultad que presentaba para mover su brazo derecho.
En el segundo en que sus ojos se acostumbraron a la fuerte luz blanca, reconociendo aquel lugar como un cuarto de hospital, una sola cosa ocupó la totalidad de sus pensamientos.
Gaby.
Saltó de la cama, ignorando el dolor en la zona de sus costillas, y salió de la habitación en busca de cualquier persona que pudiera darle información.
Gaby.
Gaby.
Gaby.
Su hija de dieciocho años era lo único en lo que podía pensar.
Corrió hacia el final del pasillo cuando visualizó a un medico que salia de una de las habitaciones. Desesperado, preguntó por su niña, rogando que aquel hombre pudiera darle la información que necesitaba y la tranquilidad de la que en ese momento carecia.
Por fortuna, el hombre amablemente lo guió hacia el pasillo en donde podía esperar más cerca de su hija.
Pero, por desgracia, las noticias que le dieron no eran tan buenas como las que esperaba.
El doctor intentó hacerle un par de preguntas, para entender mejor lo que había pasado y como los hechos pudieron afectar a su hija, pero Franco no recordaba prácticamente nada.
Todo había pasado tan rápidamente que no había tenido tiempo de procesar lo que sucedía en ese mismo instante.
Un tipo que evidentemente valoraba tan poco su vida como para conducir en estado de ebriedad, y la decisión que él había tenido que tomar, desviando la motocicleta hacia un lado de la carretera, una maniobra que Franco había hecho pocas veces en su vida, pero que dominaba a la perfección.
Pero claro, cualquier maniobra de emergencia se dificultaba aun más, cuando el camino seguia lleno de agua debido a las lluvias que habían tenido lugar la mañana anterior.
—Su hija llegó conciente, no puedo darle un diagnostico hasta que la medica a cargo de ella termine de revisarla, pero no creo que vaya más allá de un brazo roto.
—Ni siquiera recuerdo como llegamos acá —Confesó Franco frotándose la cabeza—
—Un auto que venia detrás de ustedes dio aviso a emergencias. El otro vehiculo implicado se dio a la fuga, por lo que si no recuerda el numero de placa, hay poco por hacer además de esperar a que su hija se recupere.
—No me interesa saber quien es, solo quiero ver a mi hija.
Franco agradeció la información y le hizo prometer al medico que le buscarian en cuanto acabaran de revisar a Gaby. Tomó asiento en una de las sillas vacias del lado izquierdo el pasillo, buscó su celular en el bolsillo de su abrigo, sin detenerse a maldecir por la pantalla rota que este tenia gracias al impacto, desbloqueó el aparato para encontrarse con veinte llamadas perdidas de su esposa, la ultima, hacia menos de cinco minutos.
Se apresuró a devolver la llamada, pero no hizo falta, detuvo la llamada y bloqueó su celular al escuchar el ruido de las botas de Sara corriendo por el pasillo, podía reconocer su andar en cualquier lugar.
Se puso de pie y se volteó justo para verla llegar hacia él, tenia los ojos rojos, y se notaba agitada del trayecto que había tenido que recorrer corriendo desde la entrada del hospital hacia aquel pasillo.
—¿¡Qué pasó!?
—Sara, fue un accid—
La castaña no le dió tiempo de explicar nada, furiosa, lo golpeó en el pecho mientras le reclamaba por haber hecho que su hija acabara en una habitación de hospital.
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Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}
Fanfictionone shots de sara y franco en la linea temporal de pdg2💌 one shots en la linea temporal de pdg1 disponibles en mi perfil✍ advertencia; puede haber variaciones en la teoría de la desaparición de franco, intento tomar la versión oficial de la novela...