Vacaciones (+18)

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Aviso: Las escenas son una adaptación de un libro, modifique algunas partes para poder adaptarlo bien a Franco y Sarita, ahora si, disfruten.

Sarita POV

Franco debería estar a punto de regresar, estamos de vacaciones, pero ha salido un problema en una de las oficinas y solo el podía arreglarlo, así que no tuvo mas remedio que marcharse al hotel a resolverlo mediante videoconferencia.

Estoy tranquila, con los ojos cerrados escuchando algo de música en lo que espero el regreso de mi marido

 —Señorita... señorita... 

Abro los ojos. ¿Qué ocurre?Sin entender qué pasa, me quito los auriculares, y un camarero que está delante de mí conuna encantadora sonrisa me tiende un cóctel Margarita y dice: 

—De parte del caballero de la camisa azul que está en la barra. 

Sonrío. Franco ha vuelto. 

Sedienta, bebo un trago. Pero cuando miro hacia la barra con una más queencantadora y sensual sonrisa, me quedo petrificada al ver que quien me ha enviado el cóctel noes Franco.¡Dios, qué apuro!El caballero de la camisa azul en cuestión es un hombre de unos cuarenta años, alto, de pelooscuro y con un bañador a rayas.

 Al ver que lo miro, sonríe y yo quiero que la tierra se metrague.¿Y ahora qué hago? ¿Escupo lo bebido?Pero no dispuesta a hacer nada de eso, le doy las gracias como bien puedo, dejo de mirarlo yabro el libro que he traido conmigo, tal vez asi deje de mirarme

Pero con el rabillo del ojo observo que sonríe, se sienta en uno de los taburetes quehay en la barra y continúa bebiendo.Durante más de media hora, me dedico a leer, pero en realidad no me entero de nada. Elhombre me está poniendo histérica. No se mueve, pero no deja de mirarme. Al final, cierro ellibro, me quito las gafas de sol y decido darme un chapuzón en la playa.

 El agua está fresquita y me encanta.Camino unos metros y, cuando me llega por la cintura y veo que viene una ola, como unasirena me lanzo hacia adelante y me zambullo para después comenzar a nadar.Oh, sí... Qué sensación tan maravillosa.Cansada de nadar, finalmente me tumbo boca arriba y hago el muerto. Estoy a punto dequitarme la parte de arriba del biquini, pero al final no lo hago. Algo me dice que el hombre de labarra me sigue mirando, y se podría tomar eso como una invitación.

 —Hola. 

Sorprendida al oír una voz a mi lado, me sobresalto y casi me ahogo. Unas manosdesconocidas para mí rápidamente me sujetan y, cuando consigo ponerme de pie, me sueltan.Limpiándome la cara y la boca, parpadeo y, al ver que se trata del hombre que llevaobservándome más de una hora, pregunto: 

—¿Qué quieres? 

Él, con una guasona sonrisa, responde: 

—De entrada que no te ahogues. Lo siento si te he asustado. Sólo quiero platicar, linda damita. 

Sin poder evitarlo, sonrío. Soy así de tonta y risueña. Su acento mexicano es muy dulce, perorecomponiéndome, me separo un poco de él.

 —Oye, mira..., muchas gracias por la bebida, pero estoy casada y no quiero platicar nicontigo, ni con nadie, ¿entendido?

 Él asiente y pregunta. 

—¿Recién casada? 

Estoy a punto de mandarlo a paseo. ¿Y a él que le importa? Respondo:

 —He dicho que estoy casada, por tanto, ¿serías tan amable de dejarme en paz antes de queme enfade y lo lamentes? Ah..., y antes de que insistas, te diré que puedo pasar de ser una lindadamita a una bestia parda. Así pues, ¡aléjate de mí y no me hagas enfadar!El hombre asiente y, cuando se aleja, lo oigo decir: 

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora