Curar tus heridas

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Sara Elizondo tomo en sus manos su escopeta, aquella que no había tenido la necesidad de utilizar en años.

La última vez que la había usado fue para salvar a su cuñado Juan, hace ya más de veinte años, ahora debía usarla para defender a Andrés y Gaby de una balacera que se había formado fuera de su casa, gracias a unos asaltantes que estaban atentando contra la vida de todos en la hacienda

-Voy a ir- anuncio Sara dirigiéndose a la puerta

-No vas para ningún lado- Andrés la tomo del brazo para evitar que su madre siguiese caminando- por favor, si pones un pie fuera lo haces conmigo

-A ver, la que va a salir de aquí soy yo, préstame la escopeta- Dijo Gaby acercándose a ellos

-¿Estás loca? Están locos los dos, a ver Gaby, ¿¡Cómo te voy a dar una escopeta!?

-Ay, ¿Por qué no? Yo también se defenderme no me trates como a una niña

-Hermanita bájale a la valentonada que esto no es un juego- La regaño su hermano mayor-

-Andrés, necesito saber que paso con Nino

-Ah, ¿Nino es lo único que te importa?

-Bueno ya, ¡Se callan los dos! ¡Que este no es momento para discutir!- Los regaño Sara haciendo que ambos hermanos dejasen de discutir- Ninguno de los dos se mueve de aquí, soy yo la que voy a ir

Ambos la miraron sin decir nada

-No es la primera vez que empuño un arma, ¿entendieron?

Andrés y Gaby asintieron y se miraron confundidos, ¿Su madre utilizando armas? Aquello les parecía imposible.

Sara se posiciono con la escopeta, dispuesta a acribillar a cualquiera que intentase hacerles daño a sus hijos.

Por protegerlos, asumía cualquier consecuencia.

La puerta comenzó a abrirse, Sara estaba lista para disparar, con el dedo sobre el gatillo, solo bastaba un leve movimiento y podía acabar con quien sea que estuviese detrás de la puerta.

El desconocido entro y Sara disparo, la persona en cuestión se echó al suelo de inmediato mientras uno de sus hijos le gritaba a Sara para que no volviese a disparar

-¡Mamá, no!- Era la voz de Gaby, que fue la única en reconocer a Franco-

Sara vio a su exesposo en el suelo, y por un momento sintió desfallecer imaginándose donde había impactado la bala, por suerte, fijo su vista en la pared, en la cual se había hecho un pequeño agujero.

Por primera vez en años, Sara había fallado un tiro, le volvió el alma al cuerpo al saber que no le había hecho daño a Franco.

Pero enseguida mil emociones la invadieron, ¿Qué hacía Franco aquí? ¿Por qué había vuelto? ¿Por qué justo ahora?

Se sentía feliz de verlo, su corazón comenzó a latir rápidamente, a pesar de todo, Franco seguía haciéndole sentir mil cosas cuando estaba cerca, seguía tan enamorada de el como el primer día.

Pero por otro lado, estaba furiosa de verlo aparecerse de la nada...

Franco se levantó y miro a su exesposa a los ojos, tenía ganas de correr hacia ella, besarla y decirle cuanto la había extrañado, al igual que a sus hijos.

Pero debía tener la cabeza fría, no era momento de dar explicaciones, ni de hablar con calma, aún estaban en peligro y debía protegerlos

-Sara, por favor, suban y enciérrense arriba- Pidió Franco acercándose a ellos

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora