Cuanto te odio, Amor (+18)

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Franco Reyes estaba harto de aquella situación.

Él sabía que nada sería fácil, su familia y él tenían muchas heridas por sanar, algunas más superficiales, algunas muy profundas, que se habían ido agravando al pasar de los años.

Cuando regresó, él sabía que sería un camino duro, que existía la posibilidad de que su familia lo hiciese a un lado, habían pasado muchos años, y ellos tenían derecho a rehacer su vida, pero lo mínimo que podía esperar en ese caso, era que lo rechazaran, que tuvieran la delicadeza de echarlo de sus vidas definitivamente.

Pero Sara había escogido ignorarlo, y su silencio era peor que cualquier rechazo.

Jimena le había dicho que Sara necesitaba tiempo, y él también lo sabía, pero sencillamente no podía soportarlo más.

Franco ingresó en la que años atrás fue su casa, decidido a hacer que su ex mujer soltara todo lo que llevaba en su pecho guardado.

-¿Don Franco? ¿Que hace aquí? -preguntó la empleada de la casa, Irene, al verlo entrar- La señorita Gaby no se encuentra

-No vine a verla a ella, Irene, ¿está Sara?

Irene se sorprendió al oír a su patrón preguntar por Sarita, y miro en dirección a las escaleras

-No sé si la señora querrá verlo

-No te vas a meter en problemas, Irene, te lo aseguro. ¿Está en su habitación?

-Sí, subió hace un rato.

Franco asintió y subió rápidamente las escaleras, dirigiéndose por primera vez en años al dormitorio que alguna vez había ocupado junto a su esposa.

El menor de los Reyes entró sin preguntar, y al cerrar la puerta, escuchó a Sara sobresaltarse, se dio la vuelta para verla, y la observó, estaba de pie frente al tocador, guardando el secador de pelo en uno de los cajones.

Con solo una bata puesta, recién salida de la ducha.

-¿Qué haces aquí? -preguntó sorprendida-

Franco no pudo decir nada, se quedó embobado al verla, con el cabello recién seco, sin peinar, y aquella bata que le llegaba hasta un poco más por encima de las rodillas, sin una pizca de maquillaje en su rostro.

Se veía más bonita que nunca

-¿Me va a responder? ¿Qué haces aquí? -volvió a preguntar-

Franco sacudió la cabeza intentando no prestarle atención a la belleza de su ex mujer

-Necesitamos hablar

-Ya te he dicho que no quiero hablar contigo, déjame en paz y vete

-Sara, no me voy a ir

-No tengo nada para decirte, Franco.

Franco suspiró y se acercó a ella, Sarita retrocedió un paso al verlo acercarse.

-Sara, deja de evadirme, por favor

-¿Qué quieres hablar? entre nosotros no hay tema de conversación.

-No he escuchado un solo reproche tuyo desde que regresé

-No quiero reprocharte nada, no quiero verte -Dijo Sara intentando contener las lágrimas-

Su corazón estaba lleno de reclamos, había guardado todo eso durante muchísimo tiempo, y tenía miedo de dejarlo salir. Sara sabía que Franco no había tenido una vida fácil los últimos cuatro años.

Ella era muy consciente de que para su ex esposo, la vida también había sido un infierno.

Pero que él estuviese condenado, no era suficiente motivo para condenarla a ella, sin saberlo, a vivir el mismo infierno.

Sarita y Franco {Imagines|One shots PDG2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora