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[Edificio, Daré]

[Nico]

Aparecimos dentro de una habitación, asumo que debe de ser dentro del edificio. Pero más que todo, parecía una habitación, que una oficina de trabajo.

Caí al suelo de rodillas debido al cansancio. Will, al lado mío, cayó sentado en el suelo. Mientras Rachel, parecía mantenerse de pie y tratando de mantener el equilibrio.

Definitivamente, Will me iba a matar. Me levante como pude, y llegué tambaleante donde Rachel se encontraba.

—Con cuidado Nico. Necesitas descansar.

Frunci el ceño.

—Lo se, pero necesito respuestas. ¿Que diablos esta sucediendo aquí?

—Bueno, es una larga historia. Pero no la contaré yo, ellos lo harán.

—¿Ellos? —pregunté confundido.

—Si, Nico ellos. Más de nuestros amigos, sobrevivieron y están aquí.

—¿Dónde? —preguntó Will a mis espaldas.

Ella señaló una gran puerta circular, como las que habían en los Bancos. Donde se guardaba el dinero.

—Allí, están los demás. Vamos.

Ambos asentimos y la seguimos. Ella puso su mano sobre el escaner, y está la pantalla paso una línea por toda su mano, al final se puso de color verde.

Luego sonó un pitido y la puerta se abrió.

—Bueno... Bienvenidos al Refugio Daré... Pasen.

Rachel avanzó y nosotros la seguimos. Al entrar, era un bunker con una sola sala, pequeña peor acogedora. Tal vez, era una habitación de pánico.

Una vez todos adentro, la puerta se cerró. Ambos miramos atrás.

—Tranquilos —nos dijo Rachel, leyendo nuestros pensamientos—. También se abre por dentro, vamos.

Cuando por fin llegamos a la sala, los demás que se encontraban allí levantaron la mirada. Sin creerse lo que veían.

—No lo puedo creer.... ¡Nico! —exclamó una alegre Hazel, abrazándome fuerte.

—Hazel... —la recibí en mis brazos y la apreté más a mi. —. Lo siento...

Ella se separó de mi, y me examinó de pies a cabeza.

—¿No estas....

—No, ninguno de los tres. Solamente, algo cansados.

—Ya veo, es una suerte.

—Si..

—¿Qué diablos pasó? —preguntó Will a mí lado.

—Eso es sencillo de explicar, Solace —dijo una voz muy conocida.

—Quirón... —solté, aquel centauro sólo nos sonrió y asintió con la cabeza.

—Me alegro mucho de que estén bien —asentimos—. Paso hace cuatro semanas, todo iba normal. Hasta que la gente comenzó actuar extraño y a comerse entre ellos. Luego, la enfermedad pasó de persona en persona y al final, pues... Ya vieron el resultado...

—Si lo vimos —respondí—. No fue muy agradable...

Quirón asintió.

—El Campamento fue evacuado, un zombie paso la barrera que lo protegía —Frunci el ceño, ¿como era eso posible?—. Estamos igual, Di Angelo. No sabemos cómo pasó. Por suerte, ninguno de los semidioses fue mordido. Todos escaparon, algunos se separaron, unos vinieron con nosotros y otros...

—¿Qué? —preguntó Will, temiendo a la respuesta.

—Otros, se fueron con Clarisse y Chris.

—Eso es bueno —dije—. Espero que Clarisse no los mate.

—Y no lo hará, créame Di Angelo —habló alguien más.

—Dionisio....

—Si, soy yo lamentablemente. Pero bueno, esperemos que los demás que están con La Rue, estén bien.

Asentí.

—¿Solo ustedes están aquí? —pregunté, ellos se miraron entre sí.

—Solo nosotros.

—¿Y Percy y Annabeth? ¿Ellos?

Todos negaron con la cabeza.

—Nadie sabe que pasó con ellos después de la última guerra. Han pasado cuatro meses sin noticias de ellos, no sabemos nada. Pero les rezamos a los dioses, que estén a salvo —habló Frank.

—Ya veo.... —dijo Will.

—Pero bueno, ¿quién quiere ir en busca de más semidioses o sobrevivientes? —sugerió una Rachel demasiado feliz.

Me volví hacia ella.

—¿Y tus padres, Daré?

Ella frunció el ceño levemente, luego sonrió.

—Están a salvo, Nico. No te preocupes, les di un mensaje. Ellos están fuera del país.

Asentí —Yo quiero ir —me ofrecí, por un momento Rachel me miró sorprendida. Pero luego dejó ver una gran sonrisa.

—Hecho —luego se giró hacia Will—. Supongo que no abandonarás a tu Sombritas. ¿No? —Daré sonrió.

—Supones bien, Rachel. Pero primero...

—Si, os espero en unas horas....

Los minutos pasaban, mientras Will y yo descansabamos y comíamos algo. Teníamos que recuperar fuerzas, y estar listos para la batalla.

No me gustaría salir a matar zombies, o personas. Pero me pongo ansioso si no hago nada y me quedo encerrado.

No éramos tantos ni muchos, pero éramos nosotros. La gran parte eran semidioses, y algunos que otros mortales que miraban a través de la niebla. Aunque ellos ya conocían nuestro secreto, nos mantenían respeto.

En el bunker, los únicos que vi fueron a; Malcom, Kate, Connor, Miranda, Quirón, Dionisio, Wendy, Nathan, Dakota, Hera, Afrodita y Hécate.

Después de un rato, Rachel nos llamó para salir. Junto a Hazel, Frank, Kate, Connor y Rachel, Will y yo les seguimos detrás para ayudar.

Salimos del bunker y Rachel cerró la gran puerta. Todos nos agarramos de las manos y Rachel me dijo el lugar, donde ella creía que habían sobrevivientes.

Asentí con la cabeza y desaparecimos, entre las sombras.

El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora