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Dos semanas, dos malditas semanas habían pasado desde que Percy tuvo una recaída. Dos semanas que no dormí por estar a su lado, velando por su vida. Estaba muy triste por Percy, por que no abría los ojos cuando le llamaba.

Aún siendo un semidiós, Will tenía a Percy conectado con varias máquinas que lo mantenían estable, y él, simplemente respiraba por una bomba de oxígeno. Sus pulmones ya no podían solos y tuvieron que recurrir al oxígeno artificial mientras el dormía.

Cada día tenía esperanza para que se despertara y me diera los buenos días de siempre, pero nunca pasó y no se si al final llegará a pasar.

El tema sobre Leo y Charles quedó en pausa tras la recaída de Percy, nadie tenía ánimos para un interrogatorio y menos las personas que eran interrogados, estaban siempre al tanto de la salud de Percy y ver si había mejoría. Sally, Paul y Estelle venían a visitar a Percy cuando podían, ya que en la enfermería solo se podía quedar una persona por el espacio reducido.

Hoy era otro día más que miraba a mi sesos de algas con sus ojos cerrados y su respiración tranquila. No parecía que nada lo estuviera molestando, ni siquiera él. Respiré profundo y tomé su mano para luego besarla.

—Vamos, Percy. Debes luchar, por favor... Aun no te puedes ir... Te necesito... Tus amigos... Tu familia... Todos... Por favor... Solo... Solo despierta.

No hubo nada. Ni una señal ni movimiento. Nada de lo que decía parecía funcionar. Mis lágrimas salieron sin parar y cerré los ojos empezando a sollozar en silencio. Tenía mucho, mucho miedo. No quería dejarlo solo, por que sentía que si yo me iba y le dejaba, el dejaría de respirar y no podía permitir eso, no podía.

—Annabeth. —dijo alguien.

Abrí mis ojos como platos y levanté la mirada esperanzada por ver a mi sesos de algas despierto, pero.... Me encontré con el mismo Percy de siempre, dormido.

—Annabeth. —repitieron detrás mio y alguien me tocó el hombro, era Will.

—¿Will? ¿Qué, qué pasa?

—El señor D y Quirón han llamado a todos a la sala de reuniones.

—¿Pero por que?

Will suspiró.

—No lo sé, pero dicen que es una emergencia.

Lo miré y luego volví a ver a Percy.

—No quiero dejarlo.

Él se quedó un rato en silencio hasta que habló.

—Estará bien, Annie. Debemos ir, ahora.

—Yo... —miré de nuevo a a Percy y le mire calmado y dormido, suspiré y volví a mirar a Will—. Esta bien.

***

Al llegar a la sala de reuniones vi que todo mundo estaba reunido. Todos los dioses, los romanos, los griegos, nórdicos, egipcios y casi la mayoría de la gente del refugio, pero estos eran los que salían a las misiones.

Caminamos hacia los dioses y Quirón en el centro y nos sentamos en las sillas para comenzar la reunión.

—¿Cómo está Percy, querida? —preguntó Quirón.

—Se mira igual que siempre, Quirón.

—¿Pero se mira bien? —preguntó esta vez Poseidon.

Asentí en su dirección.

—Si, Poseidon. Esta bien.

Él dejó salir un suspiro agotado y sonrió tristemente.

—Él estará bien, Annie.

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