54

63 2 0
                                    

Sinceramente jamás me esperé aquellas palabras que salieron de la boca de Percy, no me lo creía. Apenas y podía mirarlo con incredulidad al saber por qué estaba así. Era realmente impactante que por unos segundos no me moví ni hablé. Percy al ver esto, se asustó y me llamó para hacerme reaccionar, pero es que era demasiado fuerte, su noticia me impactó tanto, por que simplemente no me la esperaba.

—¿To... T–omas?

Mire a Percy de inmediato al pronunciar mi nombre con terror y pánico, entonces fue allí donde vi sus ojos y pude notar el miedo que tenían al expresarme eso que tenía guardado durante mucho tiempo, un secreto que llevaba cargando por semanas y que le era difícil mantenerse callado, más con su familia y amigos.

—¿Me estás escuchando? Tomas yo de verdad...

Percy no terminó de hablar, ya que fue sorprendido por mi abrazo inesperado. No pude verlo más así, no aguanté. Solamente lo miré como hablaba y a los segundos ya me había lanzado a él para consolarlo. No merecía tanto sufrimiento ni dolor.

—Calla, Percy, solamente quédate tranquilo. No pasa nada, todo está bien.

Él pareció incrédulo con mis palabras, tal vez esa no era la reacción que se esperaba de mi, seguramente creía que le iba a gritar u odiar por no decirme, pero no me enojararia jamás por eso, por que se lo que está pasando, mi madre también sufrió de eso y... Falleció. No quería que eso mismo le pasase a Percy, no lo permitiría jamás.

—Yo... Y–yo creí... Creí que me ibas a gritar u odiar... Yo...

—Percy, relájate. No te diré nada y ¿sabes por qué?

—No.

—Por qué mi madre también tuvo cáncer y se por lo que estas  pasando, y no quiero verte sufrir, no como a ella.

—Lo siento tanto —se disculpaba, pero yo negaba.

Lo apreté más a mi, para que se sintiera cómodo y feliz, un lugar donde podía deshagoharce y llorar tranquilamente, donde podía liberarse sin ser regañado.

—Ya deja de disculparte, Jackson.

Percy escondió su rostro en mi hombro como un niño pequeño y comenzó a sollozar, mojando mi camisa de sus lágrimas de tristeza y miedo. No se cuanto tiempo pasamos así, donde Percy pasaba a cada rato disculpándose por no haberme dicho, pero yo le repetía una y otra vez que no era su culpa. Sin embargo lo conocía tan bien que sabía perfectamente que no cambiaría de opinión hasta que él mismo se lo dijese.

La noche pasaba y los sollozos de Percy se fueron calmando, hasta que simplemente quedó su silencio y espasmos. Pero ahora estaba mucho mejor, por que había sacado todo lo que tenía dentro.

—¿Ya estás mejor? —pregunté cuando nos separamos.

Percy se limpió las lágrimas pegadas a sus ojos y sonrió apenas.

—Creí que sí, gracias Tomas.

Yo negué con la cabeza.

—No tienes nada que agradecer, Percy. Eres mi hermano y quiero ayudarte en lo que pueda. ¿Esta bien?

—Gracias, Tomas. De verdad.

—Para eso están los hermanos, Percy.

Él simplemente asintió con una sonrisa de oreja a oreja.

Me agache en el suelo y me volví a sentar, Percy al ver mi acción, frunció el ceño.

—¿Qué? —le pregunté. Él me miró confundido y luego soltó una pequeña risa—. Quiero quedarme un rato más contigo.

El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora