68

64 1 0
                                    

Estaba sentado en el suelo dentro de la celda, mientras esperaba lo que pasaría a continuación. Hace unas horas que Tártaro había atacado el refugio y yo había detenido a Annabeth para que no le hiciera nada al cuerpo de Gideon (Gabe), pues aun necesitaba su cuerpo para poder usar su poder y tal vez tener una verdadera forma.

Luego de eso dejé ir a Tártaro para que escapara a la superficie y reuniera a su ejército para darnos pelea. Los demás no se lo creyeron cuando los traicione, pero lo que más me dolió fue ver su rostro lleno de tristeza y decepción. Todos me miraron así, al ver la cara de mis amigos y mi padre, me rompió el corazón. Y finalmente me llevaron a la celda y soltaron a Leo y Charles, quienes al enterarse de mi traición no lo podían creer.

—Es hora de decir la verdad, Percy. —escuché la voz del señor D fuera de la celda.

Solté un suspiro y lo mire, al hacerlo vi que no estaba solo. Mis amigos se encontraban allí, mi hermano, y Quirón. Annabeth estaba allí con los brazos cruzados y el rostro no tenía expresión alguna. Me fije y mire que ni Leo, Charles, Calypso y Rachel estaban allí. Seguramente se estaban encargando de ella en estos momentos.

Al intentar levantarme del suelo un mareo hizo que tuviera que sostenerme de la pared, donde me quedé respirando agitadamente, al principio no entendía por que estaba sintiendo dolor, hasta que sentí ardor en toda mi espalda, era eso.

—¿Percy? —preguntó Will, luego miró al señor D—. ¡Abra la puerta, voy a revisarlo!

—¡¿Estas demente?! —dijo alguien, no pude distinguir muy bien quien era.

—¡Maldita sea, esta mal!

A los segundos escuché como el señor D sacaba las llaves y dejaba pasar a Will para poder revisarme. Me dejé caer al suelo donde Will llegó a tiempo para agarrarme, pero al hacerlo el tocó mi espalda y dejé salir un grito desgarrador que lo dejó estupefacto y muy asustado, entonces Will apartó su mano con cuidado de mi espalda y me dejó un segundo antes de volver su vista a mi espalda para revisarla.

—Estas sangrando, ¿cómo hades estas sangrando? ¿Qué te pasó Percy? —fue lo que preguntó. Dejé salir una risita por eso y no respondí—. Voy a quitarte la camisa, ¿esta bien?

Asentí despacio.

—Tendré que moverte Percy, hay que darte la vuelta.

Yo solo me deje guiar y me dio la vuelta, donde yo le daba la espalda a los demás que estaban afuera de la celda y mis ojos miraban la pared. Sentí las manos de Will quitarme con mucho cuidado la camisa, cada movimiento me dolía, pero al final pudo quitarme la camisa y segundos después escuché jadeos de horror, seguramente por ver mi espalda llena de heridas, más bien, los latigazos del castigo que me dejó Gabe.

—Por todos los dioses, Percy... ¿Quién te hizo esto? —susurró apenas con voz Will a quien sentía su mirada en mi.

—Percy...

—Sesos de algas...

—Aquaman.

—Hijo.

—Hermano.

A todos escuché decirme alguna que otra cosa por la sorpresa de ver mi espalda herida y horrorizado de que alguien me había hecho daño a tal grado.

—Voy a tratar las heridas, ¿esta bien? —Will se recuperó segundos después. Yo volví asentir.

Will empezó a trabajar en mi espalda mientras soltaba gemidos de dolor y aguantaba todo lo que me hacía, por que demonios, de verdad me dolía mucho. Minutos después que parecieron una eternidad, Will por fin terminó y se limpió la frente del sudor que caía de su frente. Me vendo la espalda y me puso una camisa nueva.

El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora