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[Silena]

Había estado discutiendo toda la noche con Luke sobre el Néctar, el cual podría ayudar a Percy. Según me dijo Luke, Percy estaba enfermo desde hace tiempo y que el Néctar lo ha estado ayudando todo este tiempo, así deteniendo el proceso de la enfermedad, que lamentablemente no se sabe que es. Ni siquiera los chicos o el mismo Percy.

Me acosté de nuevo en el sillón para poder descansar, ya todo avanzaba a nuestro favor, Tártaro nos dejó en paz y ahora solo nos queda una cosa que hacer, bueno de echo dos. Averiguar qué enfermedad es la que está debilitando a Percy y regresar con los demás del campamento. Al final de tanto divagar en mis pensamientos, no me di cuenta que al final me quedé dormida y soñé en la vez que desperté después de que el Drakon me había matado.

Recuerdo haber estado en los campos Elíseos, luego de un momento a otro me encontraba caminando en el infinito, siempre que daba un paso, escuchaba su voz, él me llamaba. No se con exactitud quien era, pero quería ayudarme a salir de allí y asi lo hizo. Caminé por lo que parecieron días o semanas, pero al final pude volver a ver la luz del sol. Estaba tan feliz de haber vuelto, ahora podría ir al campamento a verlos y.... ¿Me dejarían entrar? Luego de lo que les hice... ¿De verdad me aceptarían de nuevo? No tenía ni idea, pero al menos debía intentarlo. Así que seguí adelante y miré Nueva York, pero estaba totalmente diferente, ¿qué hades le había sucedido? Sangre y cuerpos por todos lados, personas comiéndose entre sí, gritos, dolor, sufrimiento, miedo... Todo en solo esa pequeña parte de Nueva York, no me imaginaba como estaba lo demás.

Sin más remedio busqué un lugar seguro para esconderme y al día siguiente ir al campamento Mestizo. Al estar refugiada traté de averiguar que estaba pasando, pero todo lo que conseguía al final, era nada o simplemente nadie contestaba. Me estaba molestando que nadie respondiera mi llamado, que tomé rumbo hacia el campamento Mestizo, y vaya que fue un error y también me llevé una linda sorpresa. El árbol de Thalia estaba igual, solo que esta vez, se estaba marchitando, llegué hasta la entrada del campamento Mestizo y vi con horror lo que no quería ver.... Cuerpos y sangre por todos lados, no estaba al cien por ciento segura de que había sucedido, pero de algo si tenía claro, los cuerpos que miraba, no eran de los campistas, eran Neoyorquinos. Suspiré de felicidad al saber ese pequeño detalle, entonces decidí revisar el campamento haber si encontraba algo o había suerte. Nada, todo estaba destruido, así que fue a la casa grande, ahí lo único que quedaba, eran las cenizas y algunas tablas de madera del lugar, no había nada.

Entonces al amanecer partí del campamento Mestizo a un lugar seguro, teniendo en cuenta las cosas que me iba a encontrar en el camino, me equipe de un pequeño cuchillo y seguí adelante y fue entonces que vi aquel lugar con vista al lago, algo ahí me llamaba y me ponia en alerta, fue allí donde no pude más y caí de rodillas, comenzando a sollozar por no haber encontrado a nadie, hasta que ellos dos aparecieron y hablaron, Percy Jackson y Luke Castellan... Vaya sorpresas encontré.

—¿Silena..? —parecí reconocer su voz, y despacio levanté mi  cabeza hasta mirarle—, ¿qué pasa? ¿Estás bien? Soy Percy, ¿me recuerdas?

Pero yo no me moví hasta que puse mi mano en su mejilla, luego sonreí y asenti varias veces, Luke  miró sorprendido a Percy  y sonrió. Había logrado calmarme. Me  levanté tambaleante y Percy me atrapó a tiempo. No estaba inconsciente, pero pronto lo estaría. Entonces antes de poder moverme y llevarme a su casa, hablé, pero no parecía yo misma, sino alguien más.

—¿Te he dicho Perseus que las sorpresas me encantan? Pues aquí tienes una, no puedo tocarte por que estás en este lugar, pero te juro que cuando salgas... Te buscaré y haré contigo, todo lo que no pude hacer antes. Solo una cosa más.... Te mando saludos.

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