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[Percy]

Desde aquella batalla contra Gaia y las demás aventuras que tuve, por fin pude descansar y terminar mis estudios en Nueva Roma, este año estaba estudiando la carrera que mucho me gustaba, la Oceanografía.

Ya iba por la mitad del semestre cuando todo esto inició, en ese entonces vivíamos felices en un apartamento en Nueva Roma, pero lamentablemente tuvimos que irnos de ahí.

Tuvimos que correr, escondernos, dejar atrás a muchas personas para seguir adelante. Nos costó, pero al final lo logramos, encontramos este bunker, al parecer le pertenecía a Hermes, quien sabe para que lo construyó, aunque tal vez Apolo le avisó sobre el fin del mundo.

Bueno a pesar de todo eso, había algo que preocupaba. Un día de la nada, comencé a sentirme extraño, me sentía enfermo. Fuimos al doctor para saber que me pasaba, pero decían lo mismo. Solo esta cansado y estresado, no es nada grave.

Pero yo sentía que no era algo así, y cada día me ponía peor. Unos días ni siquiera podía caminar, otros no podía ni levantarme de la cama y otros simplemente me costaba respirar. Y con Apolo desaparecido y ahora solo como Lester, no me podía ayudar, además de que él y su hermana no han aparecido desde que todo inició.

Durante todo este tiempo me han estado dando algunas medicinas para mi salud y a veces me daban Nectar y ambrosia. Pero solo detenían el dolor, no lo quitaba. Y estos días me he estado sintiendo peor. Más cansado y con mucho sueño, y nunca entiendo porque.

Hoy era uno de esos días, apenas vi a mi madre estaba tan feliz de verla viva, junto a Estelle y Paul. Pero también triste, por que no tenía como decirle lo que me pasaba, porque nadie en el lugar lo sabía, solo algunas personas de confianza, lo que escuchaban los demás era que él hijo de Poseidon está enfermo por el océano, por que está contaminado, claro que mi padre tuvo que afirmarlo.

Por eso pude escapar de ellos, ya Carter me había visto fatal, no quería que viera la otra parte. Camine por el pasillo hasta llegar a otra puerta, la cual abrí y pase. Allí había otro pasillo, pero este era más estrecho, estaba a punto de llegar a la última puerta, pero al dar otro paso más caí de rodillas y comencé a toser.

Al cabo de unos minutos me detuve, mire el suelo y mi mano derecha, estaban manchadas de sangre. Suspiré y me puse de pie de nuevo, tuve que sostenerme de la pared para seguir avanzando, cuando estaba por abrir la puerta, esta se abrió y yo caí al suelo del susto. Pero eso no fue todo, lo que tenía iba avanzando más rápido que antes ya que volví a toser, pero está vez incontrolablemente. A los segundos sentí como alguien me daba palmaditas en la espalda para ayudarme.

Cuando me detuve levanté mi cabeza para ver aquella persona, y vaya la sorpresa que me lleve, pero ya era costumbre.

—¿Estás bien, Prissy? —preguntó Clarisse realmente asustada, al mirarla bien me di cuenta que venía de llevar provisiones a la cocina.

—Estoy...—inicié, pero otro ataque de tos me detuvo—, bien. Solo algo cansado.

—No debiste haber salido al exterior, sabes que te hace mal.

—Lo sé, pero estaba de guardia. Además de que sentí a Grover y a los demás cerca de ahí, persibi sus miedos.

—Te entiendo, Percy. Pero tu sabes mejor que nadie que no estás nada bien, y sin... Sin Apolo, la cosa se complica.

—¿Me llevarías a mi habitación, por favor? —le suplique, el dolor venía más fuerte, tuve que apretar los puños y cerrar los ojos un momento.

—Claro, ven —me levantó y me dirigió a la última puerta, pasamos por ahí y había una sala enorme, donde habían varias puertas, al final Clarisse me llevó a la que estaba más lejos, abrió la puerta y me acostó con cuidado en la cama. Tocó mi frente y gruño—, tienes fiebre.

—Tengo frío, Clarisse...

—Lo sé, lo sé. Debes aguantar un poco más, traeré las medicinas.

Apenas y pude asentir, Clarisse se retiró de mi habitación y yo me quede completamente solo. Mi cuerpo comenzó a temblar y mi respiración era agitada, sabía lo que eso significaba. Debía calmarme, por todos los dioses, debía hacerlo.

Pero no pude, apreté con fuerza las sábanas con mis puños y mis ojos ardían. Pronto ya no me encontraba en mi habitación, ahora estaba en un lugar completamente vacío.

Llamé con todas mis fuerzas a Clarisse y a los demás, pero nadie me respondía, tenía miedo, mucho miedo. Todas las veces que me pasaba esto, solo era un lugar oscuro, vacío. Pero con el tiempo eso fue cambiando y pronto enemigos que ya había derrotado, aparecían y me lastimaban.

Perp hoy era diferente, hoy nadie se presentó como debían. Algo raro estaba pasando y yo no sabía que era, hasta que el lugar comenzó a temblar y todo a mi alrededor se quebró en mil pedazos, haciendo caer por un agujero sin fin. Se sentía horrible, mareado y todo daba vueltas.

Cuando por fin toque fondo, mi espalda se estrelló contra el suelo, deje salir una exclamación de dolor, no me podía mover, me dolía horriblemente. Lo sabía, ni siquiera mis manos, estas estaban temblando.

Entonces cuando creí que todo había terminado, mi peor pesadilla empezó. Ahí a mis pies, pude ver a una inmensa figura mirándome con una sonrisa siniestra. Al tratar de ver su rostro, me sentí tan cansado, como si succionara mi ser. Pero luego todo mi cuerpo comenzó a temblar de manera inesperado. Lo sentí, sabía por qué tenía miedo. Mire de nuevo su rostro y ahí lo vi, ahí lo supe. Supe quien era ese ser que transmitía tanto horror y miedo.

—Tártaro...

Él solo sonrió al saber que lo reconocí, dio un paso adelante, para avanzar hacia dónde yo estaba, yo retrocedí como pude. No quería enfrentarlo, sabía que era una pesadilla, no me podía hacer daño, pero que equivocado que estaba.

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