Un punto final en el último párrafo hizo gritar de felicidad a Doyoung, después de todo, no había nadie que lo viera raro o lo escuchara emitir algún sonido, guardando el documento en un lugar segura para que nadie pudiera tocarlo.
Él observo el reloj en su muñeca, solo faltaban tres horas para regresar, si volvía a casa, apenas tendría tiempo de cambiarse la ropa antes de tener que volver a esa oficina.
No había una razón para volver a casa, solo debía esperar en ese lugar hasta diera la hora correcta, aunque el cansancio estuviera pesando sobre sus hombros tensos por mantenerse tiempo en la misma posición. Doyoung arrastro la silla hacia la ventana más cercana, abriendo las cortinas para dejar pasar esa luz tenue de la madrugada.
El cielo seguí oscuro, aun podía ver las estrellas resplandecientes al igual que la luna. Él frotaba sus manos adoloridas que se extendía por el resto de sus brazos, ya no estaba para una larga jornada como en su juventud. Doyoung recordó una noche, hace años atrás, cuando recién empezaba en ese lugar, esa noche en la que conoció al hombre que se convertiría en su futuro marido.
Johnny fue demasiado amable, ofreciéndose a reemplazarlo en momento de Doyoung necesitada descansar sus manos, pero no podía parar de trabajar porque la fecha de entrega se aproximaba, en aquella madrugada, conversaron tanto que encontraron similitudes en sus estilos de vida.
Esa no fue la única noche que compartieron, siempre buscaban una excusa para quedarse horas extras para conversar hasta que se animaron a tener una primera cita. Doyoung pensó en esos días como los días de primavera, hermosos y cálidos, ellos habían durado demasiado tiempo en esa primavera.
Doyoung se sentía adormecido, a pesar que sentía una profunda tristeza, alguna parte de su cabeza le impedía llorar, se sentía demasiado seco y cansado.
Una parte de él aun creía que ese hombre seguía en casa preguntándose el paradero de su esposo, llenando su buzón de voz de mensajes de preocupación o enviándole mensajes de texto, una y otra vez hasta que Doyoung contestara.
Johnny había sido un buen hombre.
Doyoung odiaba esa parte, si hubiera sido un mal esposo y hombre, simplemente lo hubiera dejado ir lleno de felicidad, pero no era de esa manera. Él paso las manos por encima de su rostro con la única intención de arrancarse de esos pensamientos, pero solo se hicieron más profundos, incluyendo detalles que había creído olvidados.
Era demasiado tarde para retroceder, las lagrimas corrían por su rostro y ese dolor hundía su corazón en lo más profundo de su pecho, ese dolor que se volvía fisico, debilitando su cuerpo hasta el punto de dejarlo sin oxígeno.
Una voz dentro de su cabeza cumplía una función de torturador que no paraba de repetir frases que lastimaban cada parte de él. La vista se le nublaba, presionando sus piernas contra su pecho y con algunas maniobras logró entrar por completo en esa silla.
Doyoung se centro en esa noche con los pensamientos demasiado frágiles.
Las horas pasaron, poco a poco, el cielo se iba volviendo brillante con un sol naciente que extendía sus rayos cálidos a las calles frías y solitarias de la cuidad. Doyoung estiro las piernas con pereza, dejando que la sangre volviera a correr por ella y eliminara ese extraño cosquillar que las dejaba quietas.
Con un quejido, Doyoung se levanto de su asiento, regresando la silla a su lugar antes de salir de ese lugar.
Él no podía dejar que nadie lo viera con ese aspecto, aunque no hubiera visto su propio reflejo podía sentir su rostro demasiado hinchado al igual que sus ojos que apenas podía mantenerlos abiertos. Doyoung observo el reloj de su muñeca, no tardaría en llegar la primera persona a ese lugar.

ESTÁS LEYENDO
In my burning heart [JaeDo]
FanfictionDespués de cinco años de matrimonio, Johnny acaba de pedir el divorcio a Doyoung. Él ya no lo ama. Él ya no lo desea. Él ya no lo necesita. Él encontró todo lo que necesita en su asistente personal. Johnny se llevo cada una de sus pertenencias de...