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Jungwoo era un excelente cocinero, la comida era deliciosa.

Había alegrado el alma de Doyoung, llenándolo de energía para ir a la oficina. Resultaba extraño para él, llegar cuando la mayoría de las personas ocupaban sus puestos, deslizándose en completo silencio en su puesto, se sentía cansado, pero aun podía trabajar.

Pero un pensamiento no lo dejaba tranquilo, después de ver a esa pareja actúan de una manera tan adorable y romántica, se dio cuenta que también deseaba algo así para él, deseaba reír y cenar con esa persona que hiciera acelerar su corazón.

Jaehyun estaba con Johnny y eso no lo cambiaba nadie, eso era un hecho.

Sus caminos solo se habían desviado de su curso natural.

Deseaba enamorarse otra vez, pero si seguía en ese círculo vicioso con Jaehyun y Johnny, no lo lograría. Doyoung le había entregado algo a ese hombre, pero no sabía que o si podía recuperarlo, sea lo que sea, podría quedárselo, no lo necesitaba, no era importante. Esos pensamientos se habían vueltos más fuertes en esa cocina mientras devoraba la comida caliente, en la ducha o mientras se cambiaba.

Ya no quería torturarse con Jaehyun en sus pensamientos.

Doyoung se sentía cansado, estaba perdiendo sus fuerzas.

Estaba tan cansado que solo quería detenerse por un momento y disfrutar el paisaje, salir de la línea y detenerse a observar otras historias que se desarrollaban a su alrededor, deseaba llenarse de energía para escribir la próxima página de su vida, un nuevo comienzo.

Quería volverse egoísta, muy egoísta y buscar su propia felicidad.

Tenía que cortar cualquier lazo extraño con ese hombre, de raíz para que no volviera a florecer. Aunque solo había sido un momento o dos o tres, ya no volvería a suceder, solo un momento de debilidad, solo un momento. Para Doyoung era momento para empezar un nuevo capituló dentro de su historia y estaba ansioso de descubrir que escribiría en esas páginas en blanco.

Debía mantenerse firme, fiel a sí mismo.

Incluso en el camino a su trabajo, esos pensamientos sonaban más tentadores. Doyoung se preguntaba si estaba listo para dar el siguiente paso, pero tenía miedo a lo desconocido, volver a concertar con todo lo que había dejado por Johnny, por su matrimonio.

La emoción cosquilleaba en sus dedos.

Salir explorar al mundo, conocer nuevas personas, pero sin alejarse de las personas que estaban en su corazón. El camino fue corto, él estaba dentro de ese edificio. Doyoung se preguntaba si extrañaría a ese yo que aun se aferraba a su presente.

No lo sabía.

Aun era demasiado temprano para pensar en eso.

Ocupando el mismo lugar de siempre, un nuevo día.

-Doyoung- Haechan se acerco con un juego grueso de hojas- aun tengo mucho trabajo, ¿puedes fotocopiar estos documentos?

- ¿Qué te hace pensar que yo no tengo trabajo?

Haechan parpadeo un par de veces.

-Eres el peor- Doyoung arrebato las hojas de un sonriente Haechan.

- Una docena de juegos. Eres el mejor, Doyoung, nunca cambien.

Lucas giraba su rostro por encima de hombro, curioso por todo el alboroto que provocaba su compañero, una sonrisa apareció en su rostro. Doyoung lo ignoro por completo, se encamino hacia una pequeña habitación que era destinada completamente para sacar copias, esa maquinas eran demasiado molestas dentro de una oficina, demasiado ruidosas.

In my burning heart [JaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora