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Doyoung no volvió a la oficina, dejo que ese hombre lo dejara en el departamento que compartía con Jungwoo. No podía quitarse de la cabeza a ese Jaehyun que lo miraba con una pizca de adoración, ni tampoco podía evitar ignorar que se sentía cómodo con ese pensamiento, demasiado cómodo.

Estuvo tentado en llamar a su terapeuta para agendar una cita de emergencia, pero solo se quedo sentado con el teléfono entre sus manos y el numero de la mujer brillando en la pantalla antes que apagara. Doyoung no se movía de ese sofá hasta anocheció, hasta que Jungwoo regreso a casa con una bolsa llena de comida china.

Su amigo no menciono nada acerca sobre la mañana, ni pregunto a donde se dirigió o con quien, simplemente le entregó un plato de comida antes de sentarse a su lado. Ambos vieron los nuevos episodios de ese programa hasta que decidieron que ese momento de levantarse de ese sofá e irse a la cama.

Doyoung aun tenia arena debajo de las uñas y algo en el cabello, ese fue el único impulso para darse una ducha antes de irse a la cama, pero eso no suficiente para que conciliará el sueño. Por un largo tiempo, se quedo contemplando el techo de su habitación antes de dejarse caer en el cansancio que lo arrastro al mundo del sueño.

El tiempo tomo un sentido extraño, cuando volvió abrir los ojos, solo sentía que había dormido por unos minutos, pero el exterior se veía brillante y la luz natural atravesaba la ventana. Como si fuera una maquina programada, Doyoung inicio su rutina.

Lavarse los dientes.

Vestirse.

Tomar una barrita.

Irse a trabajar.

Doyoung quería dejar se pensar en ese hombre, pero su cabeza seguía dando vueltas alrededor de ese momento. Esa mañana, decidió tomar el camino largo, aunque llegaría un par de minutos tarde, no importaba, podría hacer que le cobraran de todas esas horas extras.

El camino era largo, incluso, más largo si iba caminando.

Cuando llego a la entrada del edificio, un auto se estaciono y Johnny salió de ese. Doyoung solo apresuro sus pasos rumbo a ese ascensor que estuvo a punto de cerrase delante de su nariz, empujando algunas personas que hubiera espacio para él, por el rabillo del ojo, pudo verlo parado a unos metros de distancia, observándolo fijamente antes que las puertas se cerraran completamente.

Doyoung sabía que no podía vivir huyendo de ese hombre, pero no quería enfrentarlo, solo quería pasar página, pero sabía que esa posibilidad, simplemente no existía. No tardo demasiado en a su puesto de trabajo, dejando sus cosas a un lado antes de sentarse en su asiento.

Una mujer desconocida apareció en la oficina, aunque no era raro ver rostros nuevos que iban y venían. Doyoung estiro la mano para encender la pantalla y ella se acercaba, poco a poco, el espacio entre ellos se iba reduciendo hasta que estuvo frente a él.

- ¿Señor Kim?

- ¿Sí? - Doyoung levanto la mirada.

-Buenos días, señor Kim- Ella dio un corto vistazo a la pantalla de su teléfono antes de volver hacia el hombre- Podría acompañarme a Recursos Humanos.

- ¿Paso algo?

-Acompáñeme, por favor.

Doyoung no tuvo otra opción más que levantarse de esa silla, Lucas lo observaba con curiosidad por encima de su hombro, pero sus dedos seguían moviéndose sobre el teclado. Él sabia que algo iba terriblemente mal, no a cualquiera llamaban a Recursos Humanos.

Solo había dos resultados; uno muy bueno y otro muy malo. Aquella mujer no dio demasiadas explicaciones durante el camino hacia esas oficinas, simplemente, caminaba un par de pasos por delante con la mirada pegada en la pantalla del teléfono.

In my burning heart [JaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora