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Doyoung tenía razón, él no debió responder.

Esos mensajes no se detuvieron, ellos encontraban algún motivo para enviar mensajes que no se trataran de trabajo. Doyoung estuvo sorprendido cuando Jaehyun pregunto por su cabeza, el bulto había desaparecido por completo hace un par de días.

Él se permitió a seguir conociendo ese lado de Jaehyun, divertido y relajado, ese lado que solo se permitía mostrar a personas de confianza, ¿Doyoung era una persona de confianza? Él no lo sabía, pero era extraño pensar en esa manera, ellos recién se conocían.

Ellos habían dejado de girar alrededor del tema de su ex esposo, Doyoung se sentía a la deriva y estaba bien, se sentía bien.

Doyoung pensó en la manera que ellos se conocieron, sabía que, si lo hubieran hecho de una manera distinta, ellos hubieran sido grandes amigos, tenían tantas cosas en común, aunque no podía comprender porque Jaehyun odiaba las barritas.

Él opinaba que era comida para vagos, Doyoung estuvo horas enteras ofendido, debatiendo con él para defender esas barritas que lo había sacado de apuros en tantas ocasiones. Jaehyun no se había rendido, aunque esa vez él había sido el ganador, Doyoung no se iba a rendir, iba a seguir estudiando sobre las barritas, quería estar preparado.

Ellos no habían vuelto a mencionar sobre esa noche, solo había quedado en esa noche.

Aunque su relación con ese hombre era extraña, podían intercambiar mensajes por horas, pero cuando estaban en la oficina, apenas cruzaban un par de palabras. Doyoung estaba bien que fuera de esa manera, seria extraño hablar con él mientras lo miraba a los ojos.

Noche tras noche, Doyoung se quedaba en la habitación de invitados de Jungwoo hasta que sus ojos dolieran por pasar tanto tiempo conversando con él, incluso, se había quedado dormido esperando un mensaje devuelto. Jaehyun lo había invitado para ser su compañero en uno de los juegos populares, Doyoung no se mostraba demasiado interesado en esas cosas, pero pronto le había encontrado el hilo.

Una nueva manera de desvelarse juntos.

Jaehyun se había mostrado paciente en sus primeras partidas, incluso le había regalado nuevos objetos cuando habían ganado su primera partida, y las dos siguientes.

Pronto, Doyoung se volvió millonario dentro del juego con todas esas prendas exclusivas o armas poco comunes, él no se había negado a ninguno de esos regalos.

Los días eran tranquilos.

Doyoung sentía que esas heridas comenzaban a cerrar, pero había otras que se negaban con hacerlo, necesitaba a ver algo para que dejaran de sangrar. Él ya no sentía lo mismo por Johnny como hace un tiempo atrás, poco a poco, había dejado de llorar y sentirse terrible.

Todo eso había sido reemplazado por la ira, si ese hombre se había atrevido a decir todas esas cosas a Jaehyun, no podía imaginar que había inventado a otras personas, una parte de su corazón, deseaba venganza.

Cuatro meses.

Habían pasado dos meses más y él no se había dado cuenta, estaba demasiado sumergido en sus propios problemas para percatarse del paso del tiempo, estaba temeroso de perderse algunos momentos que no se volverían a repetir.

Sonaba poco tiempo, pero habían pasado demasiadas cosas, demasiadas sensaciones.

Cuatro meses, solo faltaba un día para darle la bienvenida a la primavera.

La empresa había desarrollado una costumbre, ellos estaban obligados a ir a esa fiesta organizada por ellos, era una manera para entablar relaciones entre los empleados. Doyoung siempre lo había encontrado como una tortura, incluso cuando asistía junto a Johnny, ellos no intercambiaban palabras durante la velada, Doyoung solo esperaba hasta el momento que su esposo, en ese momento, decidiera irse a casa.

In my burning heart [JaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora