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Como dijo Johnny, el teléfono vibro con un único mensaje de una dirección. Aquella dirección estaba al otro lado de la cuidad, marcando uno de los edificios del centro de la cuidad como su nueva vivienda. Doyoung rio, pero sonaba hueco casi como una exhalación.

Doyoung sentía que estaba a punto de ahogarse, algo presionaba su corazón pero ninguna lagrima se deslizo por su mejilla, ya no había ninguna lagrima para derramar, estaba cansado.

Él recordó una de sus conversaciones, después del café por la tarde, ambos desplomados en el sofá del salón, admirando el cielo, Johnny había comentado su deseo de mudarse de ese lugar, necesitaba menos silencio y más ruido de la calle. Doyoung se había negado rotundamente, él amaba el silencio que le otorgaba esa parte familiar de la cuidad.

Johnny nunca lo había vuelto a mencionar.

Una conversación sencilla entre ellos dos, una conversación que no había llegado a más pero que nunca había dejado la cabeza de Johnny.

Doyoung guardo en el interior de su bolsillo, caminando hacia la habitación vacía. Su corazón se estrujo dentro de su pecho al ver que solo sus pertenencias se encontraban, lugares completamente vacíos que había dejado aquel hombre. Él abrió las puertas de su armario, algunos abrigos y camisas colgaban de los percheros, cajas amontonadas en una esquina, una de ellas sobresalía.

Doyoung tiro de ella, no era demasiado pesada.

Él empujo esa sensación de picor por la curiosidad de saber que se encontraba en su interior, quizás, algo no demasiado importante para ser olvidado en el armario. Doyoung se arrodillo al lado de la caja, su cuerpo de sentía demasiado pesado con solo el pensamiento de salir al exterior, una roca había reemplazado su corazón, se sentía frio.

Deslizando uno de sus dedos por encima de la caja, una extraña sensación invadió su cuerpo, cada mínimo detalle invocaba recuerdos felices junto a ese hombre. Doyoung se sentía dividido, una parte de él pedía que siguiera adelante, que llevara aquella caja a esa nueva dirección y olvidara el asunto, pero otra parte, pedía que no la llevara, que se quedara con la caja, de esa manera, mantendría contacto con Johnny, no se iría del todo.

Entonces, la razón apareció entre sus pensamientos.

Él se levanto con la caja entre sus manos, no había sentido para seguir alargando esa situación, todo había terminado.

Aunque doliera.

Aunque quemara.

Doyoung deseaba seguir viviendo, no podía ser el único que se estancara en esa pagina de su vida a la espera de la vuelta de su príncipe azul que se volvió a enamorar de él. Él debía llenarse de valor y orgullo antes de salir de ese lugar.

...

El tercer ascensor.

Doyoung se preguntaba cuantos pisos debía seguir subiendo o cuantos ascensores debía tomar para llegar al piso correcto. Era la primera vez, que se recorría esos edificios, se veían demasiado elegantes y limpios para albergar a personas de clase media.

Johnny no tenia uno de los mejores sueldos, ellos apenas sobrevivían al mes, pero fueron felices, siempre encontraban la forma para ganar un par de monedas extra, él se preguntaba cómo había logrado vivir en lugar como ese. Las puertas metálicas se abrieron par en par, en la pantalla superior, se ilumino un número.

Piso 56.

Doyoung salió al pasillo, rebuscando en el interior del bolsillo su teléfono. Observando la pantalla y las placas doradas que había sido colocadas en la parte superior de cada puerta que eran iguales, camino por el largo del pasillo silencioso. Finalmente, llego a la puerta correcta, 45AT.

El corazón estuvo a punto de estallar dentro de su pecho y un hormigueo comenzó a recorrer sus piernas hasta su nuca como si miles de hormigas estuvieran debajo de su piel. Él guardo el móvil en el interior de su bolsillo, algo dudoso, presionando un botón amarillo que estaba debajo de una pequeña pantalla oscura, en el centro, se encontraba un círculo.

Minutos o segundos.

Unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta antes que esta se abriera, revelando a un hombre del otro lado de esta.

Ese hombre resultaba vagamente familiar. Demasiadas preguntas comenzaron a invadir la cabeza del hombre, ¿Por qué ese hombre se encontraba en el nuevo hogar de Johnny? ¿Por qué se veía con el cabello revuelto? ¿Por qué traía un pijama? ¿Por qué bebía una taza de café?

Él se resistía, pero las piezas comenzaron a encajar lentamente dentro de su cabeza.

Doyoung había visto a ese hombre, pero en breves momentos de su vida, en aquellas extrañas ocasiones que había ido de visita a la oficina de su marido, ese hombre que lo recibía detrás del escritorio con una sonrisa amigable en el rostro. Él jamás se molesto en aprenderse su nombre, no lo importaba, solo se limitaba a preguntar por su esposo y a devolver la sonrisa.

Doyoung se sentía que se encontraba sentado en un carrito de una montaña rusa que lo llevaba a alta velocidad, que lo llevaba a experimentar miles se sensaciones y sentimientos que se esfumaban con un parpadeo. Aquellos dos, se habían burlado en su cara.

¿Cómo pudo ser tan ciego?

Doyoung deseaba golpear a ese hombre, pero no tenía oportunidad contra él, aquel hombre podría derribarlo con un movimiento de brazos.

El hombre arqueo una de sus cejas, un brillo de reconocimiento, ilumino sus ojos oscuros, tensando la boca, provocando que profundos hoyuelos se formaran en sus mejillas. Un pinchazo de culpa, se clavo en su cuerpo, al considerar que ese hombre era atractivo, demasiado atractivo.

- ¿Qué deseas aquí? - pregunto el hombre.

Por un instante, Doyoung no supo que responder, su lengua se había anudado en el profundo de su garganta. Cerrando sus ojos, llenando sus pulmones de oxígeno.

-Johnny pidió que le traje esta caja- respondió Doyoung, elevando su barbilla casi tan alto como el otro.

-Oh, si- dijo el hombre- Johnny dijo que llegarías con una caja que se olvidó- giro sobre sus propios pies, dejando la taza en alguna parte antes de volver con Doyoung- dámela.

Doyoung reprimió el impulso de arrojar e irse, manteniendo la calma, dio un paso hacia adelante, dejando la caja entre las manos del hombre. El hombre dejo aun lado la caja, empujándola con el pie detrás de puerta. Doyoung estuvo a punto de decir algo más, pero la puerta comenzaba a cerrarse.

Él pudo captar aquella ultima mirada, aquella mirada llena de orgullo.

...

Doyoung no pudo quitarse de la mente aquella mirada que provoco que su piel se erizara.

Su mente se negaba a dejarlos, daba vueltas a su alrededor. 

In my burning heart [JaeDo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora